«Kilómetro 14 de la carretera Madrid-Barcelona. La temperatura es buena. Bullicio en el establecimiento. Es una próspera noche de viernes. Los camareros no cesan de ir y venir entre las mesas, anotando menús, sirviendo platos, descorchando botellas. Del restaurante El Descanso sale un tufillo característico: el de apetitosas chuletas (...) El local se encuentra a tope de comensales... mascan, beben, fuman y charlan. Un idioma parece imperar allí: el inglés (...) Y los hombres que lo hablan, militares en su mayoría, de la base de Torrejón (...) Un hombre joven, hijo del propietario, observa. De improviso... parece percibir un cosquilleo en su cuerpo, una ligera vibración. No le da tiempo siquiera a cambiarse de postura, a reaccionar. Repentinamente, la estancia...
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