Y viene lo peor

Los mexicanos querían un gobierno autoritario, votaron por un gobierno autoritario y ahora le dan una alta aprobación a un gobierno autoritario, encabezado por Claudia Sheinbaum. Ninguna sorpresa.

Feb 17, 2025 - 09:50
 0
Y viene lo peor

Sabíamos lo que iba a pasar. Y pasó. No es difícil advertir lo que viene. Ya pasamos lo malo; ahora viene lo peor.

Antes de las elecciones de 2024 aparecieron publicados indicadores que no dejaban lugar a duda: la gente se inclinaba por formas autoritarias de ejercer el poder. El 61 por ciento de los mexicanos encuestados se mostraba insatisfecho con la democracia. El 56 por ciento estaba de acuerdo en tener un gobierno autoritario si éste resolvía sus problemas. El 48 por ciento no veía mal contar con un gobierno militar (Latinobarómetro, 2023).

Eso opinaba la mayoría de los mexicanos y votaron en consecuencia. Por eso había que eliminar los últimos reductos de contención del poder presidencial. No más una Suprema Corte que anule las leyes que envió el presidente al Congreso, aunque para aprobarlas se hayan violado los procedimientos legislativos. No más órganos autónomos que transparenten los gastos excesivos del gobierno o que frenen las iniciativas del Ejecutivo. Los mexicanos querían un gobierno autoritario, votaron por un gobierno autoritario y ahora le dan una alta aprobación a un gobierno autoritario. Ninguna sorpresa.

Quien ahora se muestre asombrado de que la presidenta continúe con el proyecto de demolición del Poder Judicial y con la desaparición de los organismos autónomos, es que no quiere entender el sentir mayoritario. Los ciudadanos apoyan el regreso del sistema autoritario que nos gobernó durante más de setenta años. ¿Pero y los jóvenes que no conocieron ese sistema opresivo, por qué ahora apoyan la paulatina anulación de la democracia? Matrices culturales. Eso vieron en casa, eso reproducen ahora socialmente.

¿Qué sigue? Una vez que el Poder Ejecutivo haya tomado el control del Poder Judicial (con jueces y ministros a modo, dependientes del partido oficial), los ciudadanos quedaremos sin protección frente al capricho gubernamental. Podrá enviar la presidenta iniciativas absurdas con la seguridad de que el Congreso las aprobará sin cambiarles ni una coma y sin temor de que algún ciudadano promueva un amparo para defender sus derechos. Ya con los hilos del poder totalmente en la mano, enviará Sheinbaum una iniciativa para reformar el sistema electoral. Las elecciones quedarán de nueva cuenta bajo el control del gobierno. El desaseo y ridículo que ahora vemos en relación con el Poder Judicial lo veremos en el proceso de reformas del órgano electoral. Por todos los medios se buscará anular a la oposición. Solo tendrá cabida el partido oficial con sus dos satélites, uno de izquierda (PT) y otro de derecha (el Partido Verde). El PAN, con una dirigencia pusilánime, tendrá un carácter testimonial. Como en los años setenta, cuando el PRI tenía el control total, apoyado lealmente por el PPS y el PARM y el PAN apenas figuraba. No sería raro que Morena mandara erigir un monumento en honor a Manuel Bartlett.

El poder, ya sin trabas, tenderá a invadir todos los espacios de la sociedad. La lógica del poder no está en contenerse, sino en expandirse. Con todo el poder en sus manos, el gobierno dará fin a su tolerancia respecto a las voces que lo contradicen. No le bastará haber convertido los medios de comunicación del Estado en órganos de difusión gubernamental y partidista. No le basta haber convertido La Jornada en el nuevo El Nacional, el periódico del gobierno. Intentará por todos los medios anular la libertad de expresión, por las buenas o por las malas. Nada tolera menos el poder autocrático que critiquen sus decisiones, que exhiban sus desfalcos y sus torpezas. Aprobarán leyes que prohíban que se critique al expresidente López Obrador y a toda su descendencia. Cárcel para quien se atreva a cuestionar a la presidenta (¿han visto cómo se pone cuando la critican en la mañanera? Y apenas comienza).

El proyecto autoritario que diseñó López Obrador y que Claudia Sheinbaum está consumando se enfrenta ahora a un proyecto autoritario mayor representado por Donald Trump. La contención al poder autoritario de Sheinbaum no vendrá de la sociedad civil ni de la oposición, vendrá del país del norte. Trump hará todo lo posible por quitarle a México su papel de socio para volver a reducirlo a su triste papel de empleado. No es improbable que Sheinbaum y Morena se avengan a esa condición. Su objetivo es detentar el poder a cualquier costo.

Nos adentramos como sociedad en una etapa oscura, que desde el gobierno llaman “momento estelar”. La economía marcha hacia la recesión. La corrupción está desatada. La inseguridad no cede. Se profundizará la deriva autoritaria.

Cuando tengan bajo su control a los jueces, las elecciones vuelvan a manos del gobierno y no haya voces que se les opongan, se habrá consumado “el sueño de Andrés”. Y cuidado con quien se oponga a esa pesadilla. Ya Taibo y Sabina Berman hablan de traidores a la patria y pena de muerte. Vamos lentamente penetrando en el corazón de las tinieblas. Estamos muy mal, pero viene lo peor.