Votar por jueces: entre el experimento y el dilema democrático

El proceso electoral, en sí, estará plagado de excepciones a la normalidad por el número de posiciones en disputa, la cantidad de candidatos en la contienda y porque al empatar la geografía electoral con la judicial se generaron distorsiones en las secciones y en las casillas.

Abr 4, 2025 - 14:27
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Votar por jueces: entre el experimento y el dilema democrático

No hay que ser genios para poder identificar que detrás de muchas de las reformas constitucionales recientes, existe una lógica política y una línea ideológica clara. Concentrar el poder y/o darle al Estado capacidades de conducción económica y de rectoría que había perdido en los últimos lustros. Aunque parezca lo mismo, no lo es.

Lo primero es el poder concentrado en una persona, que suele darse a costa de las instituciones formalmente establecidas, sobre todo las de control del poder. Lo segundo tiene una implicación más de preponderancia del Estado frente a otros actores, lo que debería implicar cierta fortaleza en sus capacidades. AMLO es claramente lo primero, pienso que Claudia Sheinbaum va por lo segundo. Concentración de poder y capacidades de Estado constituyen una fórmula muy poderosa para transformar, con los inmensos riesgos inherentes, al ejercicio del poder sin los debidos controles.

Hago esta reflexión porque quisiera entender los motivos de una reforma a la justicia como la que se aprobó y hoy se implementa. Llevar todas las posiciones de los poderes judiciales federal y locales a su renovación a través de una elección abierta, es una locura. En el primer ejercicio del 2025, además, hubo enormes descuidos en la selección de candidatos que ya de sí tuvieron bajísimos estándares para ser aspirantes.

El proceso electoral, en sí, estará plagado de excepciones a la normalidad por el número de posiciones en disputa, la cantidad de candidatos en la contienda y porque al empatar la geografía electoral con la judicial se generaron distorsiones en las secciones y en las casillas desplegadas a lo largo del territorio. Aunque se augura poca participación, imagino filas interminables, confusión en la boleta, y una hazaña salir de la casilla con la misión cumplida.

El conteo será otra fase compleja. No la realizarán los ciudadanos al término de la jornada, sino funcionarios del INE en los distritos electorales. Por tanto, no habrá sábanas en cada casilla, ni conteo rápido y los resultados tardarán días en hacerse públicos.

La presión sobre el órgano electoral será brutal. Pero también estos nuevos formatos podrán servir como laboratorio para desplazar al ciudadano de la tarea central del conteo y el cuidado del voto. Y de ahí en adelante cualquier cosa es posible.

La motivación de esta reforma al Poder Judicial fue su control, pero me temo que lo que lograron es dejarlo a la deriva. Bajo la consigna de que el judicial y, en específico, la Corte era el nido de conservadores, ahora se le expone a todo tipo de capturas. La pregunta es si esta reforma, con los asegunes descritos, puede irse modelando para que arroje el mejor resultado posible. Una reforma a la reforma, que es lo que procedería. Pero no se antoja factible en el horizonte de los próximos seis años.

La reforma al Poder Judicial se convirtió en el estandarte del presidente López Obrador. La aprobación en sus términos, una señal de que su ascendente sobre Morena, el movimiento, estaba intacto. Me imagino que en eso hay elementos de seducción del líder carismático, conveniencia política y quizá más cosas. Cuánto tiempo perdurará el obradorismo es una pregunta todavía sin respuesta. Cuando éste empiece a debilitarse, quizá se de la oportunidad para nuevas coaliciones, configuraciones distintas que quizá abran oportunidades de nuevas agendas para el país. La verdad no lo veo remoto.

En cuanto a la elección judicial, hay que asumirla. Observar sus efectos, identificar sus peores y mejores versiones. Es una oportunidad de crear redes, comunidades críticas que también propongan. Hay temas en el pasado que han convocado a una diversidad de actores y se han avanzado propuestas viables para mejorar al país. Eran tiempos de construcción democrática y no de retrocesos autoritarios y el acertijo es cómo, en un contexto como el de hoy, se puede construir. Quiero pensar que los monolitos lo son en apariencia y que los retrocesos no lo son para siempre, y que habrá tiempos mejores para la justicia en este país.