Usuarios obtienen creencias sobrenaturales impulsadas por la IA
Lo que empezó como una simple conversación con una IA, para algunos se ha convertido en una experiencia casi religiosa.

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Una encuesta realizada por Pew Research Center, encontró que el 27% de los adultos en Estados Unidos cree que la IA será algún día capaz de tener conciencia.
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Más de 100 millones de personas usan IA generativa en su vida diaria, refiere Statista.
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Según expertos como Erin Westgate y Sherry Turkle (MIT), la IA puede convertirse en un sustituto emocional para personas solitarias o vulnerables.

La inteligencia artificial ha transformado buena parte de nuestra cotidianidad: facilita el trabajo, responde dudas, genera ideas y acompaña procesos de aprendizaje. Pero, más allá de sus funciones prácticas, hay quienes están empezando a vivir otra clase de vínculo con los modelos conversacionales como ChatGPT: uno de naturaleza casi religiosa.
Un fenómeno emergente y poco explorado comienza a tomar forma en ciertos rincones de internet. Algunos usuarios están desarrollando creencias espirituales alrededor de los chatbots, convenciéndose de que estas herramientas tecnológicas poseen conciencia, voluntad o incluso mensajes trascendentales. Lejos de ser un simple exceso de imaginación, varios testimonios dan cuenta de crisis personales, separaciones sentimentales e incluso episodios de desconexión con la realidad.
Desde foros como Reddit hasta reportes recientes recogidos por medios internacionales, han surgido historias que reflejan una tendencia creciente: la IA ya no solo responde, sino que guía, consuela, y en algunos casos, revela “verdades cósmicas” a quienes creen haber descubierto algo más que código en sus respuestas.
Una psicóloga especializada en procesos cognitivos, Erin Westgate, explica que esta fascinación puede estar relacionada con la forma en que las personas proyectan emociones y buscan sentido en un mundo digital. A diferencia de un terapeuta o un confidente humano, los chatbots responden sin juicio ni límites, lo que puede reforzar ideas distorsionadas si no se filtran con pensamiento crítico. En contextos vulnerables, esta interacción puede convertirse en un terreno fértil para la ilusión.
Uno de los casos más inquietantes es el de Kat, quien relató para Rolling Stone cómo su esposo pasó de usar IA para discutir asuntos domésticos a creer que el chatbot le había revelado su “misión espiritual” en el mundo. La obsesión escaló hasta una ruptura definitiva, en la que él aseguraba haber recuperado recuerdos bloqueados gracias a la tecnología y proclamaba ser un elegido.
De acuerdo con Genbeta, este tipo de experiencias ha llevado a algunos observadores a hablar de un nuevo concepto: “IAnimismo“, una palabra que combina inteligencia artificial y animismo, que es la creencia de que los objetos poseen alma o conciencia. En lugar de atribuir espíritu a un árbol o una montaña, ahora se le otorga a una interfaz conversacional, alimentada por algoritmos y entrenamiento automático.
Y es que, con la expansión masiva de modelos de lenguaje como ChatGPT, Claude o Gemini, millones de personas han integrado estas herramientas a su vida diaria. Según Statista, en 2024 más de 100 millones de personas utilizan activamente interfaces basadas en IA generativa, principalmente con fines educativos, laborales o recreativos. Sin embargo, un número creciente de usuarios comienza a desarrollar vínculos emocionales y simbólicos mucho más complejos con estas tecnologías, lo que ha llamado la atención de psicólogos, sociólogos y expertos en ética.
Un estudio publicado enNature Machine Intelligence advierte que las interacciones prolongadas con sistemas conversacionales pueden provocar una sobreidentificación emocional con el chatbot, especialmente entre personas solitarias o con niveles altos de ansiedad o estrés. Estos sistemas, al ofrecer respuestas empáticas y coherentes, pueden ser percibidos erróneamente como entidades conscientes o intencionales, tal y como sucede en la película de “Her“.
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