Una perrita salchicha sobrevive más de un año rodeada de depredadores en una isla inhóspita de Australia y todavía no la han podido rescatar
Superviviente - En un paisaje dominado por depredadores y naturaleza hostil, una perrita de 3,6 kilos ha conseguido mantenerse con vida durante más de un año y medioLa increíble historia de Galentine, la mamá que resistió abandonada y encadenada bajo cero por amor a sus cachorros Contra las serpientes venenosas, las aves rapaces y los kilómetros de maleza australiana, las probabilidades de una criatura doméstica y diminuta son prácticamente nulas. En un entorno donde los depredadores acechan desde el cielo y la tierra, un animal de menos de cuatro kilos apenas tendría un margen del 5 % de sobrevivir más de unos días. No hay cama mullida, pollito desmenuzado ni brazos humanos que sirvan de escudo frente a los colmillos o garras de la fauna salvaje. Aun así, entre eucaliptos y caminos de tierra, hay quien desafía esa lógica sin entender de estadísticas. Un caso en concreto ha desmontado todos los pronósticos. La primera señal de vida llegó cuando todo parecía perdido Fue justo después de abandonar la isla cuando Josh Fishlock recibió el primer mensaje que sembró la duda. Una vecina había enviado una foto. En ella, una manchita negra cruzaba la imagen con una agilidad casi burlona. “Eso nos devolvió la esperanza. Nos dio casi total certeza de que sigue viva”, contó él al programa Today de Nine News. La imagen había sido tomada cerca de una zona donde se habían dejado trampas, cebos y cámaras. Parecía imposible, pero alguien —o algo— se resistía a ser capturado. Georgia Gardner aún no se explica cómo ha logrado resistir. En declaraciones a The Guardian, aseguró: “Ella nunca se despegaba de mí. No era para nada una perrita de exterior, fuerte o aventurera. Pensar que pasó siquiera una noche bajo la lluvia ya me parte el alma. Y ahora, saber que lleva un año y medio sola… es increíble”. Valerie era lo que se conoce como una perrita faldera, por lo que sorprende que haya sobrevivido tanto tiempo Su perrita Valerie, una salchichha de apenas 3,6 kilos, se perdió durante un viaje a Isla Canguro en noviembre de 2023. Los intentos por encontrarla duraron una semana, pero al final no quedó más remedio que volver a casa con las manos vacías dándola por muerta. Cuando desapareció, Georgia y Josh pasaron cinco días sin apenas comer. “Mi mundo se vino abajo. Cuando nos fuimos de la isla sin ella, lloré durante días”, contó Georgia a The Adelaide Advertiser. Esa perrita que dormía en la cama, que se acurrucaba con ellos y que se asustaba al quedarse sola, se había evaporado como por arte de magia entre matorrales y campos abiertos. Con el tiempo, empezaron a llegar testimonios de personas que decían haber visto a una perrita pequeña, con collar rosa, cruzando caminos y alejándose rápidamente de cualquier humano. La organización Kangala Wildlife Rescue, que lleva meses intentando atraparla sin causarle daño, compartió en Facebook: “Gracias a testimonios directos y videos, ahora sabemos que Valerie está viva. Sin embargo, se esconde al notar movimiento y nadie logró capturarla todavía”. Una red de trampas, olores y comida para intentar recuperarla La estrategia para rescatarla ha incluido pollo asado, atún, cámaras trampa, prendas sin lavar de sus dueños e incluso caminar en silencio por la zona para no asustarla. Una voluntaria escribió en la misma página: “Pidan a las personas que la vean que se sienten y eviten el contacto visual”. La idea no era solo atraerla, sino que reconociera los olores que la acompañaron en su vida anterior. Aunque sus propietarios esperan reencontrarse pronto con ella, hay voces más escépticas. Algunos isleños consideran que, tras tanto tiempo sola, se ha vuelto esquiva y desconfiada, e incluso peligrosa para la fauna local. Uno de ellos, con años de experiencia en la zona, aseguró: “Ella ya no es la misma perra que sus dueños vieron por última vez”.

Superviviente - En un paisaje dominado por depredadores y naturaleza hostil, una perrita de 3,6 kilos ha conseguido mantenerse con vida durante más de un año y medio
La increíble historia de Galentine, la mamá que resistió abandonada y encadenada bajo cero por amor a sus cachorros
Contra las serpientes venenosas, las aves rapaces y los kilómetros de maleza australiana, las probabilidades de una criatura doméstica y diminuta son prácticamente nulas. En un entorno donde los depredadores acechan desde el cielo y la tierra, un animal de menos de cuatro kilos apenas tendría un margen del 5 % de sobrevivir más de unos días.
No hay cama mullida, pollito desmenuzado ni brazos humanos que sirvan de escudo frente a los colmillos o garras de la fauna salvaje. Aun así, entre eucaliptos y caminos de tierra, hay quien desafía esa lógica sin entender de estadísticas. Un caso en concreto ha desmontado todos los pronósticos.
La primera señal de vida llegó cuando todo parecía perdido
Fue justo después de abandonar la isla cuando Josh Fishlock recibió el primer mensaje que sembró la duda. Una vecina había enviado una foto. En ella, una manchita negra cruzaba la imagen con una agilidad casi burlona. “Eso nos devolvió la esperanza. Nos dio casi total certeza de que sigue viva”, contó él al programa Today de Nine News. La imagen había sido tomada cerca de una zona donde se habían dejado trampas, cebos y cámaras. Parecía imposible, pero alguien —o algo— se resistía a ser capturado.
Georgia Gardner aún no se explica cómo ha logrado resistir. En declaraciones a The Guardian, aseguró: “Ella nunca se despegaba de mí. No era para nada una perrita de exterior, fuerte o aventurera. Pensar que pasó siquiera una noche bajo la lluvia ya me parte el alma. Y ahora, saber que lleva un año y medio sola… es increíble”.
Su perrita Valerie, una salchichha de apenas 3,6 kilos, se perdió durante un viaje a Isla Canguro en noviembre de 2023. Los intentos por encontrarla duraron una semana, pero al final no quedó más remedio que volver a casa con las manos vacías dándola por muerta.
Cuando desapareció, Georgia y Josh pasaron cinco días sin apenas comer. “Mi mundo se vino abajo. Cuando nos fuimos de la isla sin ella, lloré durante días”, contó Georgia a The Adelaide Advertiser.
Esa perrita que dormía en la cama, que se acurrucaba con ellos y que se asustaba al quedarse sola, se había evaporado como por arte de magia entre matorrales y campos abiertos.
Con el tiempo, empezaron a llegar testimonios de personas que decían haber visto a una perrita pequeña, con collar rosa, cruzando caminos y alejándose rápidamente de cualquier humano. La organización Kangala Wildlife Rescue, que lleva meses intentando atraparla sin causarle daño, compartió en Facebook: “Gracias a testimonios directos y videos, ahora sabemos que Valerie está viva. Sin embargo, se esconde al notar movimiento y nadie logró capturarla todavía”.
Una red de trampas, olores y comida para intentar recuperarla
La estrategia para rescatarla ha incluido pollo asado, atún, cámaras trampa, prendas sin lavar de sus dueños e incluso caminar en silencio por la zona para no asustarla. Una voluntaria escribió en la misma página: “Pidan a las personas que la vean que se sienten y eviten el contacto visual”. La idea no era solo atraerla, sino que reconociera los olores que la acompañaron en su vida anterior.
Aunque sus propietarios esperan reencontrarse pronto con ella, hay voces más escépticas. Algunos isleños consideran que, tras tanto tiempo sola, se ha vuelto esquiva y desconfiada, e incluso peligrosa para la fauna local. Uno de ellos, con años de experiencia en la zona, aseguró: “Ella ya no es la misma perra que sus dueños vieron por última vez”.
Paul McGreevy, veterinario de la Universidad de Sídney, aportó una explicación lógica al misterio de su resistencia: “Los perros son los oportunistas más grandes del reino animal. Esa es una de sus habilidades clave”. No se descarta que haya comido restos de animales atropellados o que algún vecino le haya dejado comida.
Lo que está claro es que, si alguien llegó a verla de cerca, no pudo atraparla. “Si yo tuviera la forma de un dachshund y una predisposición a dolores de espalda... no me extraña que esté mandando a todos a freír espárragos”, aseguró.
Nadie sabe cómo acabará esta historia, pero sí se ha demostrado que incluso lo más pequeño puede resistir en medio de lo más salvaje. A veces, la diferencia entre perderse y sobrevivir está en una simple decisión: seguir corriendo.