Un tema romántico en Eurovisión fue el código secreto de la Revolución de los Claveles en Portugal

Fin de la dictadura - La emisión de "E depois do adeus" a las 22:55 del 24 de abril de 1974 activó el plan secreto del Movimiento de las Fuerzas Armadas contra el régimen portuguésLos escándalos más oscuros de Eurovisión: cuando el brillo no puede tapar los líos legales La gente estaba harta. Harta de que les mandaran a morir a guerras coloniales lejanas, harta de salarios congelados mientras unos pocos acumulaban privilegios, harta de una censura que recortaba periódicos y vigilaba canciones. Después de casi cinco décadas de dictadura, el régimen del Estado Novo se sostenía a base de miedo en Portugal. En ese caldo denso de agotamiento, una balada romántica de Eurovisión se convirtió en el código secreto que desató la revolución. Portugal acabó última en un cuádruple empate en la gala celebrada en Brighton en abril de 1974. Allí, Paulo de Carvalho interpretó E depois do adeus, una canción sobre una ruptura sentimental. La actuación apenas logró tres puntos mientras ABBA arrasaba con Waterloo. Pese a su discreta clasificación, la melodía no cayó en el olvido. Volvió a sonar semanas después en la emisora Emissores Associados de Lisboa a las 22:55 del 24 de abril. Pero esta vez no como entretenimiento, sino como aviso. Los capitanes usaron la radio para cambiar el país El Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), formado por jóvenes oficiales contrarios al régimen que había instalado años antes António de Oliveira Salazar, había acordado usar esa canción como primera señal para activar el golpe. La elección estaba bien meditada. Estaba disponible en la radio, no despertaba sospechas y pasaba por un tema inofensivo. Lo que nadie imaginaba en aquel momento es que una simple emisión musical pondría en marcha la caída del último gobierno autoritario de Europa occidental. El plan requería una segunda señal: la difusión de Grândola, Vila Morena, una canción prohibida del cantautor Zeca Afonso. Esta se emitió a las 00:20 desde Rádio Renascença, lo que significaba que las tropas debían ocupar los puntos estratégicos del país. Aunque había nervios y dudas, no hubo marcha atrás. Nadie sospechó que la canción de Paulo de Carvalho era la primera parte de un código secreto Soldados con armas descargadas tomaron cuarteles, emisoras y sedes institucionales. Algunos capitanes llegaron a las reuniones finales sin dormir, y hubo quien, durante los preparativos, permaneció tumbado en el suelo por el agotamiento. A las pocas horas, miles de personas se echaron a las calles de Lisboa. Ignorando las advertencias de la radio, la población civil se unió a los soldados. Los vendedores del mercado de flores repartieron claveles, que acabaron en los fusiles y en la ropa de los militares. Por eso se la llamó Revolución de los Claveles. La presión popular fue tan contundente que, antes de que acabara el día, el primer ministro Marcelo Caetano se rindió. El poder fue entregado al general António de Spínola, una figura aceptada por ambas partes.

May 16, 2025 - 14:26
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Un tema romántico en Eurovisión fue el código secreto de la Revolución de los Claveles en Portugal

Un tema romántico en Eurovisión fue el código secreto de la Revolución de los Claveles en Portugal

Fin de la dictadura - La emisión de "E depois do adeus" a las 22:55 del 24 de abril de 1974 activó el plan secreto del Movimiento de las Fuerzas Armadas contra el régimen portugués

Los escándalos más oscuros de Eurovisión: cuando el brillo no puede tapar los líos legales

La gente estaba harta. Harta de que les mandaran a morir a guerras coloniales lejanas, harta de salarios congelados mientras unos pocos acumulaban privilegios, harta de una censura que recortaba periódicos y vigilaba canciones.

Después de casi cinco décadas de dictadura, el régimen del Estado Novo se sostenía a base de miedo en Portugal. En ese caldo denso de agotamiento, una balada romántica de Eurovisión se convirtió en el código secreto que desató la revolución.

Portugal acabó última en un cuádruple empate en la gala celebrada en Brighton en abril de 1974. Allí, Paulo de Carvalho interpretó E depois do adeus, una canción sobre una ruptura sentimental.

La actuación apenas logró tres puntos mientras ABBA arrasaba con Waterloo. Pese a su discreta clasificación, la melodía no cayó en el olvido. Volvió a sonar semanas después en la emisora Emissores Associados de Lisboa a las 22:55 del 24 de abril. Pero esta vez no como entretenimiento, sino como aviso.

Los capitanes usaron la radio para cambiar el país

El Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), formado por jóvenes oficiales contrarios al régimen que había instalado años antes António de Oliveira Salazar, había acordado usar esa canción como primera señal para activar el golpe. La elección estaba bien meditada. Estaba disponible en la radio, no despertaba sospechas y pasaba por un tema inofensivo. Lo que nadie imaginaba en aquel momento es que una simple emisión musical pondría en marcha la caída del último gobierno autoritario de Europa occidental.

El plan requería una segunda señal: la difusión de Grândola, Vila Morena, una canción prohibida del cantautor Zeca Afonso. Esta se emitió a las 00:20 desde Rádio Renascença, lo que significaba que las tropas debían ocupar los puntos estratégicos del país. Aunque había nervios y dudas, no hubo marcha atrás.

Nadie sospechó que la canción de Paulo de Carvalho era la primera parte de un código secreto

Soldados con armas descargadas tomaron cuarteles, emisoras y sedes institucionales. Algunos capitanes llegaron a las reuniones finales sin dormir, y hubo quien, durante los preparativos, permaneció tumbado en el suelo por el agotamiento.

A las pocas horas, miles de personas se echaron a las calles de Lisboa. Ignorando las advertencias de la radio, la población civil se unió a los soldados. Los vendedores del mercado de flores repartieron claveles, que acabaron en los fusiles y en la ropa de los militares. Por eso se la llamó Revolución de los Claveles.

La presión popular fue tan contundente que, antes de que acabara el día, el primer ministro Marcelo Caetano se rindió. El poder fue entregado al general António de Spínola, una figura aceptada por ambas partes.

Portugal estaba envuelto desde los años 60 en guerras en África (Angola, Mozambique y Guinea-Bissau) para intentar mantener sus colonias

La transición no fue sencilla. El MFA no solo buscaba derribar a la dictadura. Uno de los soldados implicados en el despliegue explicó a un periodista cuáles eran los puntos que, desde el inicio, habían consensuado como mínimos imprescindibles para cambiar el país: “Este es un golpe para derrocar el régimen, celebrar elecciones libres, poner fin a la guerra colonial, liberar a los presos políticos y acabar con la PIDE y la censura”.

La dictadura cayó en pocas horas

La violencia fue mínima, aunque no del todo ausente. En la sede lisboeta de la policía política, conocida como PIDE, sus agentes dispararon contra la multitud. Cuatro civiles y un soldado de paisano murieron. Aun así, la operación militar fue mayoritariamente pacífica, con deserciones dentro del propio ejército que aceleraron la caída del gobierno.

En los meses siguientes, se disolvió la estructura del Estado Novo. Se nacionalizaron sectores económicos, se redactó una nueva constitución y se organizó el calendario electoral. En 1976, Mário Soares se convirtió en el primer jefe de gobierno elegido democráticamente en medio siglo. El proceso de descolonización también se aceleró. Portugal se retiró de Angola, Mozambique y Guinea-Bissau, reconociendo oficialmente su independencia.

Mário Soares se convirtió en jefe de gobierno tras una transición

Paulo de Carvalho, por su parte, siguió con su carrera. En 1977 regresó a Eurovisión como parte del grupo Os Amigos. Con el tiempo se volcó en el fado, fusionándolo con jazz y otras influencias, y consolidó un estilo propio que aún hoy lo mantiene como referente de la música portuguesa. Aunque nunca ganó el festival, su contribución fue decisiva en otro escenario, mucho más grande que cualquier certamen europeo.

Cada 25 de abril, Portugal celebra el Día de la Libertad, recordando que una canción de desamor sirvió para empezar a construir una democracia. Nadie apostaba por ella en Brighton, pero esa noche, en Lisboa, cambió la historia.

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