Un lago en forma de corazón y otros rincones secretos y románticos para una luna de miel diferente en Japón
Además de vibrantes ciudades como Tokio, Osaka y Nagoya, Japón alberga destinos cautivadores y menos conocidos que son ideales para disfrutar de una escapada en pareja
Más allá de los destinos emblemáticos de Japón (las metrópolis de Tokio, Nagoya y Osaka, las capitales tradicionales de Kioto y Nara o los paisajes de Hakone y Nikko) existen rincones menos transitados que cautivan con su belleza singular y su atmósfera serena. Desde las relajantes aguas termales de Atami y la pintoresca península de Izu hasta el sofisticado refugio de Karuizawa, cada uno de estos lugares fusiona belleza natural, cultura y romanticismo. Además, el mágico entorno de Hokkaido y la tranquilidad de Yakushima, junto a las paradisíacas playas de la isla de Miyako, brindan a las parejas la oportunidad de crear los mejores recuerdos de un viaje único: una luna de miel en Japón.
Atami y la península de Izu
A solo un paso de Tokio, las ciudades balneario de Hakone y Atami son los destinos predilectos de los japoneses para una escapada de fin de semana. Si bien Hakone es un nombre familiar entre los viajeros de todo el mundo, quienes buscan un rincón más exclusivo y menos concurrido encontrarán en Atami un destino ideal para una luna de miel. Esta encantadora localidad costera, ubicada al este de Japón, combina naturaleza y lujo en un entorno relajante con espectaculares paisajes. Atami es conocida por sus onsen (baños termales), que invitan a disfrutar de una experiencia revitalizante, mientras se contemplan vistas del océano Pacífico, todo enmarcado por sus majestuosas montañas. Otro de los atractivos de esta ciudad es el castillo de Atami, desde donde se pueden admirar unas vistas panorámicas del mar y de la ciudad. También merece una visita el Museo de Arte MOA, célebre por su colección de arte japonés y sus jardines.
La península de Izu, donde se ubican las citadas Hakone y Atami, es un paraíso por descubrir. Ubicada al sur de Tokio, es un refugio de playas doradas, aguas termales y paisajes de montaña para una luna de miel que combine relajación, aventura y romanticismo. Sus costas brindan paseos al atardecer en lugares mágicos como el faro de Jogasaki y los acantilados en la costa. Además, pueblos pesqueros como Ito y Shimoda ofrecen un ambiente pintoresco y tranquilo, perfecto para perderse en su esencia tradicional y disfrutar de la hospitalidad local.
Las cascadas de Karuizawa
Para quienes buscan un retiro en el interior del país, sin renunciar a la exclusividad y el lujo, Karuizawa se presenta como un destino de ensueño para una luna de miel. Ubicada en un entorno montañoso, esta elegante localidad combina naturaleza, sofisticación y tranquilidad, creando un escenario ideal para una escapada romántica.
Karuizawa, a solo una hora en tren desde Tokio, está en el centro-sur de Nagano, a los pies del Monte Asama. Desde el siglo XIX ha sido un refugio de la élite japonesa e internacional gracias a su clima fresco y apacible, especialmente en verano. Originalmente fue una ciudad de paso en la histórica ruta de Nakasendo, que conectaba Kioto con Edo (la actual Tokio). Como dato curioso, Karuizawa es la única ciudad en el mundo que ha albergado eventos tanto en los Juegos Olímpicos de verano como en los de invierno.
A solo una hora en tren desde Tokio, Karuizawa ha sido desde el siglo XIX un refugio de la élite japonesa e internacional
Karuizawa ofrece un catálogo de actividades románticas que van desde caminatas por senderos naturales y paseos en bicicleta hasta la exploración de las mágicas cascadas de Shiraito. Otro de sus atractivos son los tradicionales baños termales onsen, así como el centro histórico Kyu-Karuizawa Ginza, donde las calles empedradas albergan tiendas, cafeterías y restaurantes. Para los amantes del arte y la naturaleza, el Karuizawa Lake Garden deslumbra con sus rosaledas y paisajes florales. Y el Karuizawa Prince Shopping Plaza, uno de los centros comerciales más grandes de la región, es ideal para una jornada de compras.
El toque de elegancia corresponde a la zona de Naka-Karuizawa, con rincones como Harune Terrace y la impresionante Iglesia de Piedra, una obra arquitectónica única que combina naturaleza y espiritualidad. Además, la localidad cuenta con alojamientos llenos de historia, como el legendario Mampei Hotel, uno de los favoritos de John Lennon y Yoko Ono.
Los parajes naturales de Hokkaido
Hokkaido es el destino para los amantes de los deportes de invierno. Su famosa nieve en polvo, conocida como "Japowder", ofrece condiciones inigualables para el esquí y el snowboard. Estaciones como Niseko, Rusutsu y Furano atraen a parejas que desean disfrutar de una experiencia invernal con lujosos resorts, acogedores hoteles y una vibrante vida après-ski.
Además de sus reservas naturales y sus estaciones de esquí, en Hokkaido merecen una visita las ciudades de Sapporo, Hakodate y Otaru
No obstante, Hokkaido es igualmente encantadora en primavera y verano, estaciones en las que la isla se transforma en un mar de verdes praderas y coloridos campos florales. Los famosos campos de lavanda de Furano y los jardines de Shikisai-no-Oka crean un paisaje de ensueño. Además, sus bellos lagos, como el Toyoni, en el sur, icono del romanticismo por su forma de corazón, y el Akan, en la parte oriental, invitan a disfrutar de tranquilos paseos en barco o simplemente a relajarse junto a sus apacibles aguas. Para las parejas más aventureras, explorar la península de Shiretoko, declarada Patrimonio de la Humanidad, o avistar las icónicas grullas japonesas en el Parque Nacional de Kushiro Shitsugen son experiencias para apuntar.
Quienes prefieran el encanto urbano encontrarán en Hokkaido ciudades como la capital, Sapporo, con una vibrante oferta gastronómica y cultural; Hakodate, con su su famoso mirador en el Monte Hakodate, que ofrece una de las vistas nocturnas más impresionantes de Japón, y la pintoresca ciudad portuaria de Otaru, con encantadores canales y aire nostálgico.
La isla de Yakushima
Ubicada al sur de la isla de Kyushu, Yakushima es un destino remoto y fascinante. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, esta isla cautiva con su exuberante bosque subtropical, sus montañas envueltas en niebla y sus imponentes cedros milenarios, testigos silenciosos del paso del tiempo. Es en este bosque de cedros antiguos donde se encuentra el Jomon Sugi, considerado uno de los árboles más longevos de Japón: se estima que tiene entre 2.000 y 7.200 años de antigüedad. La caminata para llegar hasta este emblemático cedro sumerge a las parejas en un paisaje casi místico de densa vegetación y aire puro. Yakushima ofrece tanto rutas suaves como desafiantes a través de sus montañas. Estos bosques inspiraran al director Hayao Miyazaki para la creación del universo de “La princesa Mononoke”.
En los bosques de Yakushima se encuentra el cedro Jomon Sugi, uno de los árboles más longevos del mundo, con una antigüedad de entre 2.000 y 7.200 años
Pero Yakushima no es solo selva y montañas. Quienes prefieren el encanto de las playas casi vírgenes encontrarán en la isla rincones como Nagata Inakahama, famosa playa por su fina arena dorada y su atmósfera tranquila. Además de ser un refugio para el descanso, esta playa es también un importante lugar de anidación de tortugas marinas. En las aguas cristalinas de Yakushima se puede practicar esnórquel o disfrutar de un romántico paseo en una embarcación privada.
La isla Miyako
Ubicada en el suroeste de Japón, la isla de Miyako es un paraíso tropical con playas de arena blanca, aguas cristalinas y una atmósfera serena, donde las parejas pueden desconectar y sumergirse en la belleza natural de un entorno idílico. Sus playas más conocidas son Yonaha Maehama y Sunayama Beach. En la isla se puede practicar esnórquel y buceo en sus arrecifes de coral, que albergan una gran diversidad de peces tropicales y tortugas.
La isla también deslumbra con sus paisajes panorámicos, como los que se pueden admirar desde el Mirador de Higashi-Hennazaki, donde las vistas del océano se funden con el cielo. Para quienes buscan una forma más activa y relajada de explorar la isla, sus tranquilas carreteras costeras son perfectas para pasear en bicicleta con la brisa marina como compañera de viaje.
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