Un hombre entró en la isla que nadie ha logrado explorar con una Coca Cola como ofrenda. El último que lo intentó fue asesinado

La historia tuvo lugar hace pocos días. Un ciudadano estadounidense logró llegar hasta una de las islas más misteriosas del planeta con una idea muy clara. Si había llegado hasta donde casi ningún ser humano, debía llegar llevar algún tipo de ofrenda a la tribu que guarda con celo su existencia. Así, cargado con una GoPro, se adentró en el territorio inhóspito y restringido a todo ser humano durante cinco minutos. En su mano, un coco y una Coca Cola ante la inminente llegada de los “locales”. Su periplo no duraría mucho más. Influencers, la nueva amenaza. Lo que ocurrió es que Mykhailo Viktorovych Polyakov, de 24 años, finalmente fue detenido y, como veremos, posiblemente es lo mejor que le haya podido ocurrir. Además, su detención en la isla North Sentinel ha encendido las alarmas sobre un fenómeno creciente: el rol de los influencers y creadores de contenido como una nueva amenaza para pueblos indígenas en aislamiento. Polyakov fue arrestado por las autoridades indias tras desembarcar en la isla con la aparente intención de grabar su experiencia y contactar a la tribu más aislada del planeta, los Sentineles, una comunidad que rechaza cualquier contacto externo y cuya protección está legalmente garantizada por el gobierno indio. En Xataka La "españolización" de Suecia y Finlandia: el paro juvenil es la clave para que España deje de ser el campeón del paro de la UE La isla intocable. North Sentinel, ubicada en el océano Índico dentro del archipiélago de Andamán y Nicobar, es uno de los últimos territorios del planeta donde la civilización moderna no ha logrado penetrar. Ocupada por los sentineleses, una tribu ferozmente aislada desde hace milenios, representa una anomalía antropológica y geopolítica única: una cápsula del tiempo donde la historia humana parece haberse congelado. Sus habitantes han rechazado con violencia sistemática cualquier intento de contacto, desde exploradores hasta helicópteros de ayuda humanitaria, convirtiendo a esta isla de apenas 72 km² en un bastión de resistencia frente al mundo exterior. Más antigua que las pirámides. Se estima que los sentineleses viven en la isla desde hace al menos 60.000 años, probablemente como descendientes de los primeros humanos que emigraron desde África. Esta longevidad los sitúa como una de las comunidades humanas más antiguas que aún subsisten en su forma original. Aunque comparten rasgos físicos y ciertos elementos culturales con otras tribus de las islas Andamán, como los Onge o los Jarawa, los sentineleses han evitado todo contacto durante generaciones, lo que impide conocer en profundidad su idioma, costumbres o estructura social. Lo poco que se ha inferido sugiere una vida basada en la caza, la pesca y la recolección, en equilibrio con un ecosistema que les ha provisto sin necesidad de influencias externas. En Xataka Tras las lluvias, comienza la batalla entre comunidades: el Tajo está lleno y la cuenca del Segura ya reclama su agua Geografía como defensa. La ubicación de North Sentinel es en sí misma una barrera protectora. Rodeada por un extenso arrecife de coral, la isla es inaccesible para grandes embarcaciones durante la mayor parte del año, y solo se puede aproximar con dificultad en pequeñas embarcaciones en contadas épocas. Este aislamiento geográfico ha contribuido a su desconexión milenaria del mundo. Además, el devastador tsunami de 2004 elevó el nivel de la isla unos dos metros, dejando aún más expuesta la barrera coralina y complicando las aproximaciones. A pesar de la catástrofe, los sentineleses sobrevivieron sin ayuda exterior, y su primera reacción tras el desastre fue, como casi siempre, hostil: dispararon flechas a los helicópteros que sobrevolaban la zona. Hostilidades y resistencia. Desde la primera llegada registrada en 1880 por el explorador británico Maurice V. Portman, quien logró poner pie en la isla mediante una estrategia de mediación con nativos vecinos, todos los intentos posteriores de exploración o contacto han acabado en fracaso o, en el peor de los casos, en tragedia. En 1981, el carguero Primrose encalló en el arrecife. Su tripulación, inicialmente ilusionada ante lo que parecía una isla deshabitada, pronto fue amenazada por nativos armados con arcos y piedras, lo que provocó una tensa espera hasta su evacuación por aire. Otros episodios, como el asesinato de dos pescadores en 2006 o del misionero estadounidense John Allen Chau en 2018 con un arco, refuerzan la idea de que los sentineleses no solo están decididos a defender su territorio, sino que su hostilidad es perfectamente consciente y estratégica. La isla El despertar de la India y la renuncia. Tras la independencia del dominio británico en 1947, India no prestó demasiada atención a North Sentinel hasta finales del siglo XX, cuando, tras

Abr 4, 2025 - 11:31
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Un hombre entró en la isla que nadie ha logrado explorar con una Coca Cola como ofrenda. El último que lo intentó fue asesinado

Un hombre entró en la isla que nadie ha logrado explorar con una Coca Cola como ofrenda. El último que lo intentó fue asesinado

La historia tuvo lugar hace pocos días. Un ciudadano estadounidense logró llegar hasta una de las islas más misteriosas del planeta con una idea muy clara. Si había llegado hasta donde casi ningún ser humano, debía llegar llevar algún tipo de ofrenda a la tribu que guarda con celo su existencia. Así, cargado con una GoPro, se adentró en el territorio inhóspito y restringido a todo ser humano durante cinco minutos. En su mano, un coco y una Coca Cola ante la inminente llegada de los “locales”.

Su periplo no duraría mucho más.

Influencers, la nueva amenaza. Lo que ocurrió es que Mykhailo Viktorovych Polyakov, de 24 años, finalmente fue detenido y, como veremos, posiblemente es lo mejor que le haya podido ocurrir. Además, su detención en la isla North Sentinel ha encendido las alarmas sobre un fenómeno creciente: el rol de los influencers y creadores de contenido como una nueva amenaza para pueblos indígenas en aislamiento.

Polyakov fue arrestado por las autoridades indias tras desembarcar en la isla con la aparente intención de grabar su experiencia y contactar a la tribu más aislada del planeta, los Sentineles, una comunidad que rechaza cualquier contacto externo y cuya protección está legalmente garantizada por el gobierno indio.

La isla intocable. North Sentinel, ubicada en el océano Índico dentro del archipiélago de Andamán y Nicobar, es uno de los últimos territorios del planeta donde la civilización moderna no ha logrado penetrar. Ocupada por los sentineleses, una tribu ferozmente aislada desde hace milenios, representa una anomalía antropológica y geopolítica única: una cápsula del tiempo donde la historia humana parece haberse congelado.

Sus habitantes han rechazado con violencia sistemática cualquier intento de contacto, desde exploradores hasta helicópteros de ayuda humanitaria, convirtiendo a esta isla de apenas 72 km² en un bastión de resistencia frente al mundo exterior.

Más antigua que las pirámides. Se estima que los sentineleses viven en la isla desde hace al menos 60.000 años, probablemente como descendientes de los primeros humanos que emigraron desde África. Esta longevidad los sitúa como una de las comunidades humanas más antiguas que aún subsisten en su forma original.

Aunque comparten rasgos físicos y ciertos elementos culturales con otras tribus de las islas Andamán, como los Onge o los Jarawa, los sentineleses han evitado todo contacto durante generaciones, lo que impide conocer en profundidad su idioma, costumbres o estructura social. Lo poco que se ha inferido sugiere una vida basada en la caza, la pesca y la recolección, en equilibrio con un ecosistema que les ha provisto sin necesidad de influencias externas.

Geografía como defensa. La ubicación de North Sentinel es en sí misma una barrera protectora. Rodeada por un extenso arrecife de coral, la isla es inaccesible para grandes embarcaciones durante la mayor parte del año, y solo se puede aproximar con dificultad en pequeñas embarcaciones en contadas épocas. Este aislamiento geográfico ha contribuido a su desconexión milenaria del mundo.

Además, el devastador tsunami de 2004 elevó el nivel de la isla unos dos metros, dejando aún más expuesta la barrera coralina y complicando las aproximaciones. A pesar de la catástrofe, los sentineleses sobrevivieron sin ayuda exterior, y su primera reacción tras el desastre fue, como casi siempre, hostil: dispararon flechas a los helicópteros que sobrevolaban la zona.

Hostilidades y resistencia. Desde la primera llegada registrada en 1880 por el explorador británico Maurice V. Portman, quien logró poner pie en la isla mediante una estrategia de mediación con nativos vecinos, todos los intentos posteriores de exploración o contacto han acabado en fracaso o, en el peor de los casos, en tragedia.

En 1981, el carguero Primrose encalló en el arrecife. Su tripulación, inicialmente ilusionada ante lo que parecía una isla deshabitada, pronto fue amenazada por nativos armados con arcos y piedras, lo que provocó una tensa espera hasta su evacuación por aire. Otros episodios, como el asesinato de dos pescadores en 2006 o del misionero estadounidense John Allen Chau en 2018 con un arco, refuerzan la idea de que los sentineleses no solo están decididos a defender su territorio, sino que su hostilidad es perfectamente consciente y estratégica.

North Sentinel Island La isla

El despertar de la India y la renuncia. Tras la independencia del dominio británico en 1947, India no prestó demasiada atención a North Sentinel hasta finales del siglo XX, cuando, tras el encallamiento del Primrose, el gobierno intentó iniciar contactos con la tribu por medio de antropólogos y ONG. Durante los años 80 y 90, se realizaron expediciones en las que se les ofrecieron cocos y otros regalos.

¿Qué ocurrió? Que aunque en ocasiones aceptaban los obsequios, los sentineleses nunca permitieron una interacción prolongada ni la presencia estable de forasteros. La respuesta era casi siempre la misma: hostilidad inmediata si se sobrepasaban ciertos límites. Así y tras múltiples intentos infructuosos, el gobierno indio decidió poner fin a los contactos en 1997, estableciendo ese perímetro de exclusión de cinco kilómetros alrededor de la isla que se mantiene hasta hoy, actualmente patrullado por la Guardia Costera.

Un acto irresponsable. Con este contexto se puede entender las alarmas por el intento infructuoso del ciudadano estadounidense. Polyakov accedió ilegalmente a un territorio restringido donde es ilegal acercarse para proteger a los habitantes de enfermedades y amenazas externas. En su breve incursión de aproximadamente cinco minutos, dejó una lata de coca cola y un coco que llevaba como "ofrendas", grabó imágenes con su GoPro y recogió muestras de arena.

También se supo que había visitado previamente la región, intentando acercarse en una balsa inflable anteriormente. En esta última visita y tras su detención, el hombre fue presentado ante los tribunales y permanece bajo interrogatorio por parte del Departamento de Investigación Criminal de la India.

La cultura de las redes. Lo decíamos al inicio. Survival International, quienes han catalogado a la tribu como “el pueblo indígena más aislado del planeta”, denunció que, más allá de las amenazas tradicionales como la minería, la tala ilegal o los proyectos de infraestructura, ahora los pueblos indígenas se enfrentan a un peligro adicional: los creadores de contenido que, en busca de fama y seguidores, se lanzan a estas expediciones como si fueran hazañas turísticas.

A este respecto, contaba a la BBC Jonathan Mazower, portavoz de la organización, que hay una fascinación creciente en redes sociales con la idea de contactar a pueblos no tocados por la civilización, y que ese impulso por "documentar lo prohibido" pone en riesgo tanto a las comunidades como a los propios visitantes. Se teme que el afán por viralizar contenidos pueda convertirse en un canal de exposición y contagio para pueblos sin defensas inmunológicas frente a enfermedades comunes como la gripe o el sarampión, que podrían tener consecuencias catastróficas.

Ética de los pueblos. Plus: el incidente subraya la importancia crítica de las políticas de protección y no contacto que India ha implementado, en línea con el Convenio sobre los Pueblos Indígenas y Tribales de la ONU. Sin embargo, las autoridades del país han sido criticadas por no aplicar de forma suficientemente rigurosa las normas, lo cual permite que individuos como Polyakov sigan accediendo a zonas prohibidas, ya sea por negligencia o por fallos en la vigilancia costera.

El caso ha generado llamamientos urgentes para reforzar las medidas legales, mejorar los controles y endurecer las sanciones contra quienes ignoren las leyes de protección a pueblos aislados. Si se quiere también, el arresto de Polyakov no solo revive el recuerdo de tragedias pasadas, sino que también evidencia una nueva dimensión del riesgo: la banalización del peligro y la invasión cultural motivada por la irremediable búsqueda de notoriedad en redes sociales.

Imagen | Pexels, Crhistian Caron/Survival International, NASA

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La noticia Un hombre entró en la isla que nadie ha logrado explorar con una Coca Cola como ofrenda. El último que lo intentó fue asesinado fue publicada originalmente en Xataka por Miguel Jorge .