Un Barça favorito contra un Real Madrid necesitado: muchísimo en juego en la final más tensa de Copa

FC Barcelona y Real Madrid se miden -sí, finalmente hay partido pese a la guerra entre los árbitros y el club blanco- este sábado (22.00 horas) en la gran final de la Copa del Rey, en un partido en el que las dinámicas y las sensaciones, más allá de las polémicas, no pueden ser más opuestas. Los azulgranas acumulan parabienes tanto por sus resultados como por su buen fútbol, mientras que los madridistas viven en un constante estado de crisis agravado tras quedarse fuera de las semifinales de la Champions League hace algo más de una semana.

Así, la condición de favorito recae sin discusión sobre el Barça, algo inimaginable hace menos de un año cuando el campeón de Europa fichó al señalado como el mejor jugador del mundo. Llegó Mbappé al rey del Viejo Continente, pero las piezas se han desajustado en un equipo incapaz de encadenar dos buenos partidos.

La baja de Toni Kroos ha descompensado el equipo y la fórmula de utilizar a tres atacantes –Rodrygo y Vinícius junto a Kylian– con Jude Bellingham por detrás no convence a nadie... menos a Carlo Ancelotti, que insiste en esa fórmula contra viento y marea... y también resultados.

La eliminatoria ante el Arsenal desnudó a un Real Madrid incapaz de hacer daño a su rival, como ya pasó en prácticamente todos los grandes partidos de la temporada: Liverpool, Milan, FC Barcelona... solo ante un Manchester City en franca decadencia ofrecieron los blancos una buena versión.

Si atendemos a las declaraciones del entrenador italiano, todo apunta a que esa será de nuevo la apuesta. Ancelotti morirá con su idea.

Porque si algo está claro es que el italiano se lo juega todo en este partido. Si hay alguna opción de que Carletto continúe en el banquillo madridista, pasa por ganar al Barça en la final de La Cartuja. De no ser así, sus horas al frente de la nave blanca están contadas.

Enfrente, justo lo contrario. Hansi Flick cogió a un equipo que estaba perdido y lo ha convertido en una máquina de jugar al fútbol y hacer goles con números que asustan: cifras anotadoras similares –o superiores– a los de aquellos Barça legendarios de Pep Guardiola y Luis Enrique.

Con el alemán, Pedri se ha convertido para muchos en el mejor centrocampista del mundo, Raphinha ha pasado de descarte a candidato al Balón de Oro y Lewandowski vive una segunda juventud. Eso sí, el polaco está lesionado, lo que abre la puerta o bien a Ferran –como nueve, la opción lógica– o a un falso nueve como Fermín o Dani Olmo.

Este Barça enamora y además hace soñar con un triplete. Primero la final de la Copa, después una Champions en la que ya están en las semifinales y finalmente una Liga en la que sacan cuatro puntos de ventaja a los blancos.

La defensa, concediendo muchos goles por un estilo arriesgado y a veces kamikaze, es el talón de Aquiles de este Barça, pero en los Clásicos la diferencia ha sido sideral en favor de los azulgranas: 0-4 en el Santiago Bernabéu en Liga y 2-5 en la final de la Supercopa. En La Cartuja, habrá revancha o la confirmación de la superioridad culé.