Trump, un amigo que también nos mete en problemas
Las amistades se basan en dar y recibir; es de esperar que Estados Unidos no se vuelva demasiado exigente con la Argentina

“Friends will be friends”, twitteó el presidente Javier Milei, a poco de conocerse la nueva metralleta arancelaria de Donald Trump, que estableció para los productos argentinos que quieran entrar en los Estados Unidos un nuevo arancel del 10% (era de 1,2% promedio antes, según la Amcham, la cámara de comercio norteamericana), la tasa más baja contemplada en el nuevo régimen. En el Gobierno estaban confiados este jueves por la noche, tras una serie de reuniones de máximo nivel, que el “Presidente Favorito” de Trump, tal cual lo describió The New York Times a Milei, conseguirá pronto una flexibilización de parte de los aranceles que recaen sobre el 53% de las exportaciones argentinas a los EE.UU. (el petróleo y metales como el litio quedaron exentos). Pero su amistad no necesariamente alcance para compensar el impacto que la guerra comercial iniciada por Trump tiene sobre el sistema multilateral de comercio surgido tras la Segunda Guerra Mundial, así como tampoco sobre las instituciones creadas en el marco de los acuerdos de Bretton Woods, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), en las que hasta ahora Estados Unidos actuaba como potencia ejemplificadora.
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En la última reunión informal que hubo en el board (directorio) del FMI para evaluar el programa negociado con la Argentina, hace 10 días, quedó en evidencia que los Estados Unidos ya no tienen la capacidad de definición que tenían hasta hace apenas semanas, según describieron fuentes diplomáticas. Pese a que la potencia norteamericana, que tiene 16% de los votos y es la única con poder de veto dentro del organismo, empuja con fuerza para que se cierre cuanto antes un acuerdo con la Argentina, ya pareciera no tener la misma influencia que antes.
“Ahora Estados Unidos tiene menos aliados –subrayó una de las fuentes al tanto de los detalles de la reunión del board, que fue más extensa de lo habitual–, ya no puede decidir solo. Los otros países empiezan a tener que estar bien convencidos de lo que votan”, aseguró. Países como Italia y Francia ya afirmaron que estarían dispuestos a acompañar. Pero hubo varios cuestionamientos de otros como Alemania, Suiza, los países nórdicos y hasta Brasil, que aunque se muestran interesados en acompañar, no sería a libro cerrado.
La Argentina, un país considerado de ingresos medios, representa casi un tercio de la cartera de créditos del FMI. Y existe dentro del organismo multilateral una política de tratamiento igualitario, que no permitiría que la discrecionalidad con el plan Milei sea absoluta. Hay varios puntos de los planteados por la Argentina que en el board podrían no tener luz verde. Uno es el pedido para que el desembolso inicial sea del 75% del monto total de crédito. Ya Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, anticipó que un front-load del 40% “sería razonable”.
“La demanda de la Argentina era tener todo al principio y levantar el cepo, pero en ese escenario, el Fondo se queda sin garantías de que luego el país va a cumplir con el resto de las exigencias”, explicaron. Lo mismo, el directorio del FMI insistirá en que el dinero que se reciba como “de libre disponibilidad” sólo pueda usarse para intervenir en el mercado de cambios dentro de una banda cambiaria que sea más amplia que la que contempla el crawling peg actual.
“No va a haber una devaluación, sino una flexibilización gradual, que va a empezar el mismo día en que se firme el acuerdo, no después de las elecciones. Con lo cual el efecto sobre la inflación debiera estar mitigado”, deslizó una fuente. “Bajo estas condiciones creo que el directorio todo está dispuesto a acompañar”, continuó. En principio, el board del organismo no tiene previstas más reuniones informales con el staff para tratar el caso argentino. El próximo encuentro ya será el de la votación. Hasta ahora, la fecha no figura en la página Web del FMI, pero se sigue especulando que debiera ser antes de las reunión de primavera del organismo, que empieza el 21 de abril, o hasta podría tratarse durante ese evento.
En el equipo económico aseveran que Estados Unidos no está condicionando su voto en el FMI a que el país cancele el préstamo (swap) que actualmente tiene el Banco Central con el Banco de China. “Lo que sí queremos es que eventualmente termine la famosa línea de crédito que tiene Argentina con China”, declaró este jueves el representante del Departamento de Estado para Latinoamérica de Donald Trump, Mauricio Claver-Carone, que dijo no obstante que no se pensaba “entrometer” en las discusiones que se llevan adelante en el FMI.
Las amistades se basan en dar y recibir. Esperemos que Estados Unidos no se vuelva demasiado exigente.
Pero más allá del FMI, la política de Trump también puso en alerta a una cantidad de exportadores argentinos. Y es que la decisión de Estados Unidos de elevar aranceles globalmente para luego sentarse a negociar, no sólo afecta directamente el comercio de la Argentina con la potencia norteamericana, sino que podría tener impacto en el vínculo de los exportadores locales con terceros mercados.
Desequilibrio global
“Hay mucha confusión porque ahora el desequilibrio puede ser global. Si Estados Unidos se sienta con Israel, y consigue que le bajen los impuestos a sus exportadores de frutas a cero, entonces después ya nuestras frutas no van a ser competitivas para ese mercado porque ingresan con arancel”, ejemplificó un productor frutícola, que ya está de por sí haciendo malabares por el incremento de sus costos en dólares. Ya ayer varios clientes en los Estados Unidos habían decidido suspender sus nuevas compras de frutas hasta no tener más claro el panorama.
Claramente, el cimbronazo global que generó Trump no va a pasar inadvertido para la Argentina, aun a pesar de que el líder republicano tenga gestos condescendientes con su “favorito” Milei. Las acciones y bonos argentinos este jueves acusaron recibo de este nuevo cambio de humor global. Tiene lógica: los alcances de la política de los Estados Unidos todavía son desconocidos. Lo incierto, suele repetir el analista Claudio Zuchovicky, es peor que lo malo.
En la Argentina, la incertidumbre con respecto al nuevo esquema cambiario está provocando una ralentización de las liquidaciones de soja. En Hacienda, de hecho, están recortando sus previsiones de recaudación de derechos de exportación para abril. “Todo puede pasar, pero si sigue la recaudación de derechos de exportación en estos niveles, se tendrán que pisar muchos pagos para no tener déficit en abril”, reconocieron. El Gobierno anunciará en los próximos días que en marzo tuvo, una vez más, tanto superávit primario como financiero (después del pago de los intereses de la deuda), pero los primeros números de abril vienen complicados. Se suma a que por el lado del gasto también hay algunas partidas que no habían sido previstas, como el fondo de $ 200.000 millones prometido para asistir a la ciudad de Bahía Blanca, azotada por las inundaciones.
Así y todo, aun en la escasez, la administración libertaria volverá a dar muestras de que, en un año electoral, su alianza con un puñado de gobernadores es fuerte. Tras haber premiado el mes pasado a Chaco con una partida especial, y haberle cedido a Catamarca la participación que tenía Fabricaciones Militares en el complejo Camillitas y el control en la mina de oro Yma, en los próximos días tendría previsto adelantarle a Salta unos $25.000 millones (entre aportes del Tesoro y anticipos de coparticipación, que son reintegrables). Como con Trump, la amistad con las provincias también es utilitaria.