Trump desconcierta a los economistas con su fórmula para los aranceles
Los analistas afirman que los cálculos presentan graves fallos desde el punto de vista económico y que no lograrán el objetivo de "reducir a cero los déficits comerciales bilaterales".

Los economistas especializados en comercio han criticado duramente la rudimentaria metodología empleada por Donald Trump para calcular la lista de aranceles globales "recíprocos" impuestos por su Administración.
Según el plan del presidente estadounidense, presentado el miércoles por la noche, se aplicará un arancel base del 10% a todas las importaciones de todos los países, excepto Canadá y México. Los países con mayores déficit comerciales con Estados Unidos recibirán cifras mucho mayores.
La fórmula utilizada para calcular los aranceles, publicada por el representante de Comercio de EE.UU., toma el déficit comercial de bienes estadounidenses con cada país como indicador de presuntas prácticas desleales y lo divide entre la cantidad de bienes importados a EE.UU. desde ese país.
El arancel resultante equivale a la mitad de la ratio entre ambos, lo que ha derivado en que países como Vietnam y Camboya, que envían grandes cantidades de productos manufacturados a EE.UU. pero importan sólo pequeñas cantidades de allí, reciban aranceles punitivos del 46% y el 49%, respectivamente.
En cambio, Reino Unido, con el que EE.UU. registró un superávit anual en el comercio de bienes el año pasado, solo se verá afectado por el arancel base del 10% que se aplica a todos los países, excepto Canadá y México.
Los economistas argumentan que la metodología de la Oficina del Representante Comercial de EE.UU. (USTR) presenta graves deficiencias económicas y no logrará su objetivo declarado de "reducir a cero los déficits comerciales bilaterales". Añaden que, a pesar de las afirmaciones de la Casa Blanca de que "los aranceles funcionan", las balanzas comerciales se basan en una serie de factores económicos, no simplemente en los niveles arancelarios.
Thomas Sampson, profesor asociado de economía en la London School of Economics, afirma que la fórmula es "una tapadera para la errónea obsesión de Trump con los desequilibrios comerciales bilaterales" y que no existe "ninguna justificación económica" para los aranceles.
En términos más generales, Sampson sostiene que los aranceles no eliminarán el factor macroeconómico subyacente del déficit comercial estadounidense. Mientras EE.UU. no ahorre lo suficiente para financiar su propia inversión, tendrá que endeudarse con el resto del mundo. Y eso le obliga a incurrir en un déficit comercial. Los aranceles no cambian esa lógica".
Los cálculos de la USTR aparentemente también ignoran sugerencias previas de la Administración de que basaría sus aranceles recíprocos en evaluaciones exhaustivas de las relaciones comerciales bilaterales, incluyendo impuestos, regulación y otras barreras no arancelarias al comercio.
En su lugar, según George Saravelos, jefe de análisis de divisas de Deutsche Bank, la decisión de aplicar aranceles más altos a los países con mayores déficit comerciales nominales es "muy mecánica" y probablemente conducirá a negociaciones "libres y abiertas" con la Administración, a medida que los países intenten negociar la reducción de sus aranceles en los próximos meses.
Los economistas también critican la obsesión de Trump por reducir a cero los déficits comerciales bilaterales, calificándola de analfabeta desde el punto de vista económico, ya que siempre habrá productos que sea imposible o económicamente inviable que los países cultiven o fabriquen por sí mismos: por ejemplo, EE.UU. no puede cultivar sus propias bananas a una escala significativa.
Oleksandr Shepotylo, econometrista de la Universidad de Aston, Birmingham, que recientemente elaboró un modelo de los efectos de una guerra comercial global, afirma que el uso de fórmulas económicas simplemente da al documento de la USTR "la impresión de estar vinculado a la teoría económica", pero la verdad es que está divorciado de la realidad de la economía comercial.
"La fórmula... establece un nivel de arancel que reduciría el déficit comercial bilateral a cero. Este es un objetivo absurdo. No hay ninguna razón económica para tener un comercio equilibrado con todos los países", sostiene. "Por lo tanto, en este sentido, esta política es muy poco ortodoxa y no puede defenderse en absoluto".
El resultado de los aranceles, añade John Springford, economista comercial del think-tank Centre for European Reform, no será eliminar los déficit comerciales, sino perjudicar tanto a los países más pobres como a los consumidores estadounidenses.
La fórmula arroja resultados muy dispares según la magnitud de los superávit y déficit comerciales de los países con EE.UU. Vietnam recibe un arancel adicional del 46%, mientras que Australia, que reporta un déficit con EE.UU., está, al igual que Reino Unido, sujeta sólo a la tasa mínima del 10%.
"Es una receta para perjudicar a los países más pobres con grandes superávit comerciales con EE.UU., no para eliminar los déficit comerciales de EE.UU. con ellos. Sus superávit se trasladarán a otros países pobres que fabrican camisetas y electrónica de consumo", señala Springford.
"También perjudicará a los consumidores estadounidenses, porque las repercusiones de los aranceles son mayores de lo que afirma la USTR. Y la apreciación del dólar tenderá a compensar los efectos, perjudicando las exportaciones estadounidenses. En resumen, esto es absurdo y destructivo".
Innes McFee, de la consultora Oxford Economics, coincide: "Los aranceles no son una buena manera de reducir el déficit comercial de ningún país. Lo único que lograrán es afectar a los ingresos reales de los consumidores estadounidenses", afirma.
Al intentar encontrarle un método al enfoque de la Administración, Barret Kupelian, economista jefe de la consultora PwC, afirma que la "fórmula" simplemente refleja el deseo de Trump de aumentar la base manufacturera estadounidense y de reducir la dependencia de las importaciones de productos manufacturados.
Señala: "La pregunta es si Trump está siendo transaccional o transformacional: ¿está realmente preparado para soportar los perjuicios transitorios de la decisión o se trata simplemente de una herramienta transaccional para obtener concesiones de sus socios comerciales?"