Edmundo Desnoes: Memorias del subdesarrollo

Idioma original: Español  Año de publicación: 1965Valoración: Está muy bienUn hombre corriente frente a la sociedad y la dificultad para asimilarse a una corriente histórica, un antihéroe de manual frente sus propias contradicciones y las contradicciones intrínsecas de una sociedad que se pretende nueva, un tipo algo pedante (que cita a Rimbaud y habla de la Weltanschaung) que da vueltas por La Habana para matar la soledad y la tristeza, un observador abúlico y distanciado de una realidad tragicómica y sórdida... Cualquiera de estas frases (o todas ellas) vendría a resumir el espíritu de una novela llevada al cine en 1968 por Tomás Gutiérrez Alea, director de la conocidísima Fresa y chocolate.Publicada en 1965 y ambientada entre la invasión de Playa Girón y la crisis de los misiles, Memorias del subdesarrollo se aleja de las corrientes literarias imperantes en la región y se acerca a una narrativa de corte existencialista, tamizada (eso sí) por el entorno sociocultural. En fin, una novela más cercana a la tradición "europea" que al realismo mágico o al realismo socialista (en sus diferentes formas) que manejaban el cotarro por aquella época.Ya el título da una pista de lo dostoyevskiano de la novela, no? ¡El propio autor lo reconoce en el epílogo a esta edición, escrito 40 años después! Al mismo tiempo, reconoce en él la innegable influencia de El extranjero de Camus o de Pío Baroja en su obra. ¡Cómo negarlo, sobre todo en el caso del Nobel francés!Escrita en forma de diario al que le faltan fechas y referencias y con un predominio abrumador de la frase breve (un poco al estilo de Pedro Juan Gutiérrez, pero más "limpio"), Memorias del subdesarrollo es la historia de Sergio Malabre, un hombre escindido, un extranjero en su propia tierra que observa y analiza la realidad y a sí mismo con un puntito cínico. La gente me parece cada día más estúpida; y yo no soy más inteligente ahoraTengo 39 años y ya soy un viejo. No me siento más sabio, como esperaría un filósofo oriental, ni más maduro. Me siento más estúpidoA favor pero en contra de la Revolución (Todos son unos ilusos. La contra, porque vive convencida de que recuperará fácilmente su cómoda ignorancia; la Revolución, porque cree que puede sacar a este país del subdesarrollo), influenciado por la cultura popular estadounidense pero renegado de los Estados Unidos y de su "protección", Sergio Malabre sería un miembro de honor del club de los "se dejaba llevar", uno de esos voyeurs de libro.Y como buen voyeur, Malabre / Desnoes nos ofrece en sus andanzas una crónica del país y de la época en diferentes aspectos: el social, el político, el cultural, etc. Novela, sí, pero bien anclada en la realidad del momento.Todo lo anterior no significa que Memorias del subdesarrollo sea una novela 100% clásica. De hecho, la inserción de discursos de Kennedy o de Fidel, la inclusión del propio autor como protagonista, la referencia a escritos del propio Malabre y que son incluidos como apéndices a la novela (me encanta Yodor) o la reproducción de fragmentos de boleros hablan de la voluntad del autor de superar los marcos tradicionales de la novela, de acercar esta a lo documental, a lo cinematográfico y/o a lo popular, y sitúan a Desnoes cercano, a su manera, a tipos como Manuel Puig.En fin, una muy buena novela a la que solo le pondría un pero: su final, un tanto abrupto. Como el de esta reseña. ¡Hala, a leer!

Abr 13, 2025 - 13:12
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Edmundo Desnoes: Memorias del subdesarrollo

Idioma original: Español  

Año de publicación: 1965

Valoración: Está muy bien

Un hombre corriente frente a la sociedad y la dificultad para asimilarse a una corriente histórica, un antihéroe de manual frente sus propias contradicciones y las contradicciones intrínsecas de una sociedad que se pretende nueva, un tipo algo pedante (que cita a Rimbaud y habla de la Weltanschaung) que da vueltas por La Habana para matar la soledad y la tristeza, un observador abúlico y distanciado de una realidad tragicómica y sórdida... Cualquiera de estas frases (o todas ellas) vendría a resumir el espíritu de una novela llevada al cine en 1968 por Tomás Gutiérrez Alea, director de la conocidísima Fresa y chocolate.

Publicada en 1965 y ambientada entre la invasión de Playa Girón y la crisis de los misiles, Memorias del subdesarrollo se aleja de las corrientes literarias imperantes en la región y se acerca a una narrativa de corte existencialista, tamizada (eso sí) por el entorno sociocultural. En fin, una novela más cercana a la tradición "europea" que al realismo mágico o al realismo socialista (en sus diferentes formas) que manejaban el cotarro por aquella época.

Ya el título da una pista de lo dostoyevskiano de la novela, no? ¡El propio autor lo reconoce en el epílogo a esta edición, escrito 40 años después! Al mismo tiempo, reconoce en él la innegable influencia de El extranjero de Camus o de Pío Baroja en su obra. ¡Cómo negarlo, sobre todo en el caso del Nobel francés!

Escrita en forma de diario al que le faltan fechas y referencias y con un predominio abrumador de la frase breve (un poco al estilo de Pedro Juan Gutiérrez, pero más "limpio"), Memorias del subdesarrollo es la historia de Sergio Malabre, un hombre escindido, un extranjero en su propia tierra que observa y analiza la realidad y a sí mismo con un puntito cínico. 

La gente me parece cada día más estúpida; y yo no soy más inteligente ahora

Tengo 39 años y ya soy un viejo. No me siento más sabio, como esperaría un filósofo oriental, ni más maduro. Me siento más estúpido

A favor pero en contra de la Revolución (Todos son unos ilusos. La contra, porque vive convencida de que recuperará fácilmente su cómoda ignorancia; la Revolución, porque cree que puede sacar a este país del subdesarrollo), influenciado por la cultura popular estadounidense pero renegado de los Estados Unidos y de su "protección", Sergio Malabre sería un miembro de honor del club de los "se dejaba llevar", uno de esos voyeurs de libro.

Y como buen voyeur, Malabre / Desnoes nos ofrece en sus andanzas una crónica del país y de la época en diferentes aspectos: el social, el político, el cultural, etc. Novela, sí, pero bien anclada en la realidad del momento.

Todo lo anterior no significa que Memorias del subdesarrollo sea una novela 100% clásica. De hecho, la inserción de discursos de Kennedy o de Fidel, la inclusión del propio autor como protagonista, la referencia a escritos del propio Malabre y que son incluidos como apéndices a la novela (me encanta Yodor) o la reproducción de fragmentos de boleros hablan de la voluntad del autor de superar los marcos tradicionales de la novela, de acercar esta a lo documental, a lo cinematográfico y/o a lo popular, y sitúan a Desnoes cercano, a su manera, a tipos como Manuel Puig.

En fin, una muy buena novela a la que solo le pondría un pero: su final, un tanto abrupto. Como el de esta reseña. ¡Hala, a leer!