Tres años del despegue de Ilia Topuria: cuando Londres le cambió la vida a la estrella de la UFC
No hay mal que por bien no venga. Con este dicho tratamos de superar situaciones complicadas y transformarlas en aprendizajes. O en crecimiento. Hacer de la desventaja una fortaleza. Eso es lo que trató de llevar a cabo Ilia Topuria hace tres años en Londres. Y lo logró con un sobresaliente. Una semana que le sirvió como una valiosa instrucción, pero que, además, le permitió consolidarse como un luchador muy a tener en cuenta, gracias a una rivalidad que todavía está lejos de cerrarse con el ídolo local, Paddy Pimblett , y a un nocaut que a la postre se convertiría en una 'marca de la casa' . Geles hidroalcohólicos volando en el hotel, intentos de volados de derecha fallidos y otros que conectó pero ya dentro del octágono. Recapitulemos aquellos días de los que se acaba de cumplir el tercer aniversario. Antes de entrar en faena, hay que establecer un contexto previo. En enero de 2022, Topuria llegaba al UFC 270 con un récord de tres victorias consecutivas desde su estreno en la mayor liga de artes marciales mixtas (MMA) del mundo. Tras debutar en corto aviso ante Youssef Zalal, y vencer por decisión unánime en 2020, el hispano-georgiano había noqueado a Damon Jackson en el primer asalto, y había sabido aplacar a Ryan Hall, una estrella en ciernes estadounidense, también a las primeras de cambio. Sin embargo, algo complicado estaba cerca de ocurrir . En la citada fecha de 2022, El Matador tenía agendada una pelea contra Movsar Evloev, un atleta ruso que llegaba invicto y con una fuerte rivalidad con Topuria. En aquella época, el Covid seguía persistente truncando numerosos pleitos. Y así fue. Evloev dio positivo y hubo que buscarle un rival a marchas forzadas al hispano-georgiano. Apareció Charles Jourdain. Pero, cuando todo iba bien encaminado, durante el recorte de peso, Topuria comenzó a tener problemas, y los médicos decidieron pararle la deshidratación y cancelar el combate . Todo al garete, se pensó en aquel momento. A la UFC no le suele gustar que estas cosas sucedan, pero la realidad es que a El Matador le permitió dar un salto de calidad, tanto en su preparación como en la profesionalización de sus recortes de peso. Al cabo de dos meses, en marzo de 2022, le llegó el siguiente compromiso a Topuria. Pero esta vez ya no era en el peso pluma (145 libras, 65,8 kilos), sino en el peso ligero (155, 70,1 kilos), la división a la que ahora ha subido para buscar conquistar el título de la UFC tras haber reinado en el pluma. En esos tiempos, esto fue tomado como una suerte de castigo por parte de la compañía debido a sus problemas en la bajada de peso. «Hala, sube con los grandotes, que ahí no tendrás tantos apuros en el recorte», debieron conversar los encargados del casamiento de los combates. Pero aquello fue el despegue de Topuria, el despertar de la bestia, el nacimiento de una superestrella . Volvamos a marzo de 2022, concretamente a la semana del evento UFC Fight Night de Londres. El Matador ya había tenido varios enganchones en redes sociales con Paddy 'The Baddy' Pimblett , una especie de 'Beattle' de pelo rubio con lengua flexible. Y peligrosa. No se puede negar que el de Liverpool no tenga un buen nivel, pero desde luego no es más grande que sus palabras. Pimblett, en un alarde de poca vista, se burló de la invasión de Rusia a Georgia en el pasado, con el consiguiente cabreo de Topuria, quien le advirtió de que, si se lo cruzaba, lo pagaría caro . Pues bien, durante la llamada 'Fight Week', se cruzaron en una sala del Hotel Hilton, donde se hospedaban los peleadores, teniendo lugar un conato de pelea , en el que Topuria le lanzó un par de manos, que no impactaron de lleno, y Pimblett se defendió disparando un gel hidroalcohólico. «¡Te lo advertí! Esto es lo que pasa cuando nos faltas el respeto a mí y a mi país. Me viste y quisiste saludarme porque te cagas en los pantalones. Debería agradecer a mi equipo porque si no te hubiera arrancado la cabeza», escribió el hispano-georgiano entonces. Esta anécdota podría haber pasado desapercibida, pero el equipo de Topuria grabó aquella refriega. Y se viralizó. Cogió millones de visitas y El Matador vio como sus seguidores se multiplicaban a cada minuto. Superó los 200.000 seguidores solo en Instagram. Dejó el anonimato para convertirse en un luchador conocido, aunque fuera por este motivo... todavía. Pasó la semana de la pelea y llegó el evento. Topuria afrontaba su 'castigo' y debutaba en el peso ligero ante el luchador local Jai Herbert , un atleta conocido por su habilidad en el golpeo y su alargada complexión física. Era el momento. Los focos estaban fijados en el luchador hispano-georgiano. Se había convertido en el enemigo público número uno de los ingleses. Con un O2 Arena a rebosar, con unas 20.000 gargantas en contra de El Matador, comenzaba la batalla, con ABC como único testigo español a apenas tres metros del octágono. Transcurrido un minuto de la contienda, Topuria atravesó el momento más dramático de su carrera deportiva. Herbert conectó una p
No hay mal que por bien no venga. Con este dicho tratamos de superar situaciones complicadas y transformarlas en aprendizajes. O en crecimiento. Hacer de la desventaja una fortaleza. Eso es lo que trató de llevar a cabo Ilia Topuria hace tres años en Londres. Y lo logró con un sobresaliente. Una semana que le sirvió como una valiosa instrucción, pero que, además, le permitió consolidarse como un luchador muy a tener en cuenta, gracias a una rivalidad que todavía está lejos de cerrarse con el ídolo local, Paddy Pimblett , y a un nocaut que a la postre se convertiría en una 'marca de la casa' . Geles hidroalcohólicos volando en el hotel, intentos de volados de derecha fallidos y otros que conectó pero ya dentro del octágono. Recapitulemos aquellos días de los que se acaba de cumplir el tercer aniversario. Antes de entrar en faena, hay que establecer un contexto previo. En enero de 2022, Topuria llegaba al UFC 270 con un récord de tres victorias consecutivas desde su estreno en la mayor liga de artes marciales mixtas (MMA) del mundo. Tras debutar en corto aviso ante Youssef Zalal, y vencer por decisión unánime en 2020, el hispano-georgiano había noqueado a Damon Jackson en el primer asalto, y había sabido aplacar a Ryan Hall, una estrella en ciernes estadounidense, también a las primeras de cambio. Sin embargo, algo complicado estaba cerca de ocurrir . En la citada fecha de 2022, El Matador tenía agendada una pelea contra Movsar Evloev, un atleta ruso que llegaba invicto y con una fuerte rivalidad con Topuria. En aquella época, el Covid seguía persistente truncando numerosos pleitos. Y así fue. Evloev dio positivo y hubo que buscarle un rival a marchas forzadas al hispano-georgiano. Apareció Charles Jourdain. Pero, cuando todo iba bien encaminado, durante el recorte de peso, Topuria comenzó a tener problemas, y los médicos decidieron pararle la deshidratación y cancelar el combate . Todo al garete, se pensó en aquel momento. A la UFC no le suele gustar que estas cosas sucedan, pero la realidad es que a El Matador le permitió dar un salto de calidad, tanto en su preparación como en la profesionalización de sus recortes de peso. Al cabo de dos meses, en marzo de 2022, le llegó el siguiente compromiso a Topuria. Pero esta vez ya no era en el peso pluma (145 libras, 65,8 kilos), sino en el peso ligero (155, 70,1 kilos), la división a la que ahora ha subido para buscar conquistar el título de la UFC tras haber reinado en el pluma. En esos tiempos, esto fue tomado como una suerte de castigo por parte de la compañía debido a sus problemas en la bajada de peso. «Hala, sube con los grandotes, que ahí no tendrás tantos apuros en el recorte», debieron conversar los encargados del casamiento de los combates. Pero aquello fue el despegue de Topuria, el despertar de la bestia, el nacimiento de una superestrella . Volvamos a marzo de 2022, concretamente a la semana del evento UFC Fight Night de Londres. El Matador ya había tenido varios enganchones en redes sociales con Paddy 'The Baddy' Pimblett , una especie de 'Beattle' de pelo rubio con lengua flexible. Y peligrosa. No se puede negar que el de Liverpool no tenga un buen nivel, pero desde luego no es más grande que sus palabras. Pimblett, en un alarde de poca vista, se burló de la invasión de Rusia a Georgia en el pasado, con el consiguiente cabreo de Topuria, quien le advirtió de que, si se lo cruzaba, lo pagaría caro . Pues bien, durante la llamada 'Fight Week', se cruzaron en una sala del Hotel Hilton, donde se hospedaban los peleadores, teniendo lugar un conato de pelea , en el que Topuria le lanzó un par de manos, que no impactaron de lleno, y Pimblett se defendió disparando un gel hidroalcohólico. «¡Te lo advertí! Esto es lo que pasa cuando nos faltas el respeto a mí y a mi país. Me viste y quisiste saludarme porque te cagas en los pantalones. Debería agradecer a mi equipo porque si no te hubiera arrancado la cabeza», escribió el hispano-georgiano entonces. Esta anécdota podría haber pasado desapercibida, pero el equipo de Topuria grabó aquella refriega. Y se viralizó. Cogió millones de visitas y El Matador vio como sus seguidores se multiplicaban a cada minuto. Superó los 200.000 seguidores solo en Instagram. Dejó el anonimato para convertirse en un luchador conocido, aunque fuera por este motivo... todavía. Pasó la semana de la pelea y llegó el evento. Topuria afrontaba su 'castigo' y debutaba en el peso ligero ante el luchador local Jai Herbert , un atleta conocido por su habilidad en el golpeo y su alargada complexión física. Era el momento. Los focos estaban fijados en el luchador hispano-georgiano. Se había convertido en el enemigo público número uno de los ingleses. Con un O2 Arena a rebosar, con unas 20.000 gargantas en contra de El Matador, comenzaba la batalla, con ABC como único testigo español a apenas tres metros del octágono. Transcurrido un minuto de la contienda, Topuria atravesó el momento más dramático de su carrera deportiva. Herbert conectó una potente patada alta que hizo que el hispano-georgiano se fuera al suelo . Los británicos celebraban. Estaban viendo caer a su principal objetivo. Pero Ilia Topuria no iba a darles ese gusto. Tras tocar la lona, y con un evidente estado de mareo, El Matador tiró de coraje, pundonor, resiliencia, y logró agarrar las piernas del inglés para llevárselo a la lucha cuerpo a cuerpo. Ahí consiguió recuperarse. Estaba vivo . No había dicho su última palabra. El invicto no se le iba a escapar tan fácilmente. Terminó el primer asalto y rápidamente salió su hermano Aleksandre , junto a Jorge y Agustín Climent, a darle las indicaciones. Tira de derribos, parecían aconsejarle. Pero no es su estilo . Su mentalidad es otra: ganar a sus oponentes en el terreno donde se sienten fuertes. Llegó el segundo round. Y tras varios intercambios de golpeo, Topuria encontró el hueco y conectó dos manos terroríficas que hicieron que Herbert cayera desplomado . Otro más a la habitación del sueño. En su campo. En su mejor versión. En todo lo que ellos quieran. El hispano-georgiano acalló el recinto inglés y su nocaut se volvió a hacer viral por su espectacularidad. Dos peleas en esa misma semana, la del hotel y la del octágono, le permitieron obtener un pico de popularidad desconocido hasta ese momento. Superó el 'castigo' con creces y le sirvió para despegar como una estrella en ciernes. El resto es historia. Volvió al peso pluma en su siguiente combate y sometió, a finales de 2022, al querido peleador estadounidense Bryce Mitchell , acabando con su récord invicto. Ya el siguiente año llegaría la tremenda paliza que le propinó a Josh Emmett en Jacksonville, permitiéndole convertirse en el retador oficial por el título de las 145 libras. En 2024, Topuria terminó de despegar como una superestrella, tras noquear a Alexander Volkanovski , proclamándose campeón mundial de la UFC, y haciendo lo propio con Max Holloway , para consolidar su reinado en el pluma. Ahora, comenzará su andadura en esta segunda etapa del peso ligero, pues aquel combate que lo cambió todo en Londres ya fue en esa división. Topuria quiere seguir agrandando su legado.
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