Trae Young, nuevo rey de las asistencias
En los tres últimos partidos, Trae Young ha dado un paso más para conseguir algo que se le resiste desde que llegó a la NBA: terminar como el máximo asistente de la temporada regular. La entrada Trae Young, nuevo rey de las asistencias se publicó primero en NBAManiacs. Source: NBAManiacs


Si algún día le persigue una sombra, esta no será la de Marvin Bagley III. Ni tampoco la de Sam Bowie.
Al igual que nadie piensa en Hakeem Olajuwon como ‘el tío al que seleccionaron antes que a Michael Jordan’, Trae Young tampoco será recordado como ‘el base al draftearon por delante de Luka Doncic’.
Y no sólo porque estrictamente no fuese así –Atlanta escogió a Doncic en el 3º puesto, mientras que Dallas hacía lo propio con Young en el 5º como parte de un trato por el que luego ambas franquicias intercambiarían cromos; un trato que a los Mavs les costó una ronda de 2019, que terminaría convirténdose en Cam Reddish– , sino porque Young, al igual que Hakeem (entiéndase el paralelismo), es un jugadorazo por sí mismo –cuatro veces All-Star, una vez All-NBA– y que por tanto no merecerá ni el reproche del fan ni el escarnio del revisionismo.
Superior a Luka
Y aunque su legado, con seguridad, no vaya ni a acercarse al de Luka (cero títulos de la NBA ambos por ahora), cuando ambos se retiren y hagamos bagaje, habrá un aspecto al menos en el que dificilmente exista parangón.
Un distrito donde Young no ridiculiza (porque el esloveno también es muy bueno en ello) pero sí gana al genio de Liubliana. El arte de la asistencia.
No ha habido un sólo año en el que el actual playmaker de los Lakers quedase por delante del de los Hawks. Ni uno sólo. Aunque más de una vez haya terminado a rebufo, apestando a su tubo de escape.
La mala fama de tirador
El sesgo del highlight le aplastó tras paso por la NCAA, y costó lo suyo desprendernos del prejuicio de que lo más guay que hacía Young era lanzar triples desde ocho metros.
La fiebre de Stephen Curry buscaba sucesor, y esa cierta tendencia a abusar del loooong-range en su única temporada con los Sooners de Oklahoma, hizo apartar el foco de la que siempre fue su mejor virtud. El playmaking. La creación de juego desde el bote propio.
Pero ya incluso en su campaña rookie, mientras la mayoría estaba más pendiente de sacarle parecidos a Steph Curry o Mike Bibby, él iba demostrando que lo más sugerente de su aval no eran los 27,4 puntos como freshman de Oklahoma, sino sus 8,7 asistencias.
Un grande desde novato
En su campaña de debut, la 2018/19, además de acabar en el Mejor Quinteto de Rookies (donde también estuvieron Ayton, Doncic, Jackson Jr y Bagley III, los cinco primeros picks –¡punto para los scoutings!-), terminó como el séptimo mejor asistente de la NBA, con un promedio de 8,1 en 30,9 minutos.
Fue la primera y única vez que acabaría fuera del top-3. Desde entonces, nadie lo baja del cajón:
- 2019/20: 9,3 asistencias (2º).
- 2020/21: 9,4 asistencias (3º).
- 2021/22: 9,7 asistencias (3º).
- 2022/23: 10,2 asistencias (3º).
- 2023/24: 10,8 asistencias (2º).
- *2024/25: 11,6 asistencias (1º)…
El año pasado se quedó a una décima de ganar la consideración (ya que premio como tal, no hay) de clausurar el curso como su máximo asistente. Tras un duro sprint final, el honor recayó en Tyrese Haliburton (10,8).
Pero en estos instantes, con una cifra tan bárbara que sólo ha sido superada dos veces en los 28 últimos años (adentrándonos ya en la ‘era Stockton’) –con Rajon Rondo y Russell Westbrook alcanzando un promedio de 11,7 pases de canasta por partido–, no hay quien le tosa y amenace su liderato.
Su más cercano perseguidor es Nikola Jokic (10,6… subió dos décimas tras hacer historia noche) seguido de Cade Cunningham (9,4). Y quedan veinte partidos.
«El rey es tuyo, Mondego».
Así arranca el mes de marzo
Su regularidad en el subestimado oficio de la asistencia, ha sido toda la que no han tenido sus Hawks como equipo en una temporada que –aún así y por ahora– escapa al desastre, sobreviviendo a sus propias taras con borbotones de baloncesto de primera.
Únicamente el mes de enero lo cerró Young sin promediar al menos 11 asistencias. Octubre (11,6) noviembre (12,2), diciembre (12,2), febrero (11,6) y lo poco que llevamos de marzo (14,6) los resuelve con extraordinaria nota.
Y es precisamente en estos tres primeros partidos del mes en los que nos vamos a detener para entregarles toda nuestra atención.
- 03/03/2025: 15 asistencias @ Memphis Grizzlies.
- 04/03/2025: 13 asistencias vs Milwaukee Bucks.
- 06/03/2025: 16 asistencias vs Indiana Pacers.
Los Atlanta Hawks han ganado dos de estos tres partidos complicadísimos. En ellos, Young ha lanzado a canasta como Ben Wallace (36,2% en tiros de campo, 15,4% en triples) pero ha repartido juego a la altura de los mejores en este deporte, entre los que él mismo ya se encuentra.
Y para la ocasión, estrenamos canal de Youtube y nueva sección de análisis –donde iremos viendo un poco de todo–. Con las 44 de Young a cara perro.
Cuando Young está en pista, el 44,8% de todas las asistencias de los Hawks provienen de él (líder de la NBA) y esto es porque se entrecruzan dos factores:
- Es el mejor generador del equipo.
- No hay otro buen generador en el equipo.
Los dos últimos años, en Atlanta sí contaron con un segundo hombre con dotes de distribución, Dejounte Murray, pero ahora Young se ha quedado como único pilar, ya que Dayson Daniels es un perfil perimetral totalmente distinto, y Jalen Johnson –quien sí ha demostrado cierto instinto– no volverá hasta la 25/26.
Talento de cuna
Mentón alto, periscopio activo y manos prestas. Trae Young tiene mucho del mejor Ricky Rubio como pasador, siempre anticipado a la acción y consciente de dónde podía aparecer la ventaja para luego filtrar el balón por la grieta.
Pero Young tiene dos cosas de las que carecía el español: mejor dribbling y más tiro. Aspectos que, inmediatamente, alimentan tus opciones como pasador. Porque las líneas que Ricky encontraba, Young, además, las genera.
El español no recibía las mismas defensas dobles que el guard tejano, por su intrínseca inferioridad para dejar atrás al defensor desde el bote, por lo que a Young le quedan compañeros sin marca con una frecuencia mucho mayor: situación que sólo tiene que detectar y amortizar. Y ambos verbos los ejecuta de maravilla.
Al igual – no todo es viento de cola, también sopla de de levante– que la diferencia de centímetros entre Young (1,85) y Jokic (2,11) permiten al serbio disfrutar de ventanas de pase que para Young no son más que inalcanzables vitrales por donde no entra la luz.
Los máximos beneficiarios
Onyeka Okongwu ha sido el más favorecido, en un contexto inmediato, de la agudeza pasadora del base en este tramo de tres partidos, contándose por nueve las canastas anotadas con las manos de Young como fuente directa.
Le sigue un Caris LeVert que ha caído de pie en Georgia –minimizando por ahora el dolor por la marcha de De’Andre Hunter–.
Luego encontramos al rookie Zaccharie Risacher, y un Georges Niang que (entre Struss, Wade y Merrill) fue el otro sacrificado por Cleveland para conseguir a Hunter. Un jugador tan vulgar en lo físico como inteligente en lo táctico. Consciente de su gran tiro de tres, vemos en el vídeo de arriba varias acciones donde, en lugar de acomodarse en el catch and shoot, aprovecha los close outs para irse hacia adentro y asegurar varias canastas de dos puntos.
El pick and roll: luz y oscuridad
Nadie recurre tanto al pick and roll como Young (12,4 veces por partido). Aunque no es quien más jugo le saca (0,91 puntos por posesión), siendo ahí SGA (1,12) Haliburton (1,10) Fox, Lillard e Irving (1,07) los que se llevan el gato al agua.
Pero es que además –y por eso decimos que Haliburton es, tal vez, el base más puro desde Chris Paul– el point guard de los Pacers es quien con menos frecuencia pierde el balón cuando implementa esta acción (7,9%), contrastando con el 23% de Harden, el 21,8% de Doncic, el 20,7% de Morant, o el 18,2% de un Young que tiene en las pérdidas el principal argumento por la que a veces cuesta ubicarlo como un distribuidor (que no asistente) de élite.
Sus más de cuatro pérdidas de media a lo largo de su carrera están sufriendo su peor registro en la temporada actual (4,7), coinciendo con su pico de asistencias.
Eso no afecta, no obstante, su magnifico don para leer el juego y, cuando no sucumbe al ego (ese que le hace tirarse churros con pésimos shot selections), ser uno de los mejores a la hora de sacar tajada de las ventajas.
Sólo en el resumen del partido ante Memphis vemos su capacidad para percibir detalles que infuyen directamente en su toma de decisiones. Como que al ejecutar el pick and roll con Okongwu, sabe que éste es más rápido que Zach Edey, y una mínima ventaja posicional es suficiente para validar el pase.
Asistente (creativo y reactivo)
Superlativo ball-handler, castiga siempre que puede los hard edge –la defensa alta rival– de cien maneras distintas: virtuosos pases picados, aperturas rápidas al tirador e incluso frenando en seco la jugada, a la espera de que un compañero vea el hueco limpio en la zona, lo ataque y alimentarle entonces por encima del bosque de brazos y cabezas (minuto 1:35, Young-LeVert).
Y desde luego, aunque con menos brío que en sus tiempos mozos, alley-ops a Capela siempre que pueda.
Rescatando a Niang de nuevo (cuánto se le infravaloró en su etapa en Utah), el ala-pívot deslumbra, desde que fue traspasado, como uno de los mejores roller mans de la Liga, con 3,2 posesiones por partido resueltas por esta vía con un rédito de 1,32 puntos.
Pick & roll- Roll man

Sin ser un asiduo al lujo inecesario, no guarda Young complejos en usarlos cuando si obtiene una ventaja de ello. Pases por la espalda, mirando a un falso receptor o incluso al tendido, son parte natural de su arsenal. Todo por ganarle unas centésimas extra a la activación del defensor.
Maestro de la transición
Otro de los motivos por los que Young recuerda a Rubio es por esa visión panorámica y noción de la oportunidad cuando su equipo captura un rebote defensivo.
Velocidad de pensamiento, brazo de quarterback y sentido del palomero, se lucra de los contraataques tanto con pases rápidos de veinte metros, como conduce en carrera mientras decide cómo y desde donde penalizar el desajuste, generalmente un triple abierto donde un compañero, en sincronía, sabe a la perfección de sus intenciones.
Al igual que se le acusa –y con fundamento– de lanzarse triples sin sentido con el reloj de posesión recién activado (el 22% de sus tiros los realiza los seis primeros segundos), también Trae mata desde el pase cuando la situación pide fluidez y oportunismo.
Un grande que puede serlo aún más
En definitiva, un playmaker total que compensa su baja estaura con un fajo de virtudes –inteligente uso del cuerpo, protección del bote, cambios de ritmo y ralentización de la penetración para alargar la ‘ventana de pase’, manejo del euro step, por mencionar otras tantas– con las que apura hasta la última rendija asociativa y convirtiéndola en lapidaria.
Trae Young, un base de 26 años a quien todavía le puede llegar un último salto de madurez.
Uno que lleve aparejada una mejora en la toma de decisiones que le aproxime, como escenario utópico, al recital ante Indiana: 16 asistencias y una sola pérdida de balón.
(Fotografía de portada de Brett Davis-Imagn Images)
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