Soy mujer y un hombre me ha grabado en el gimnasio mientras hacía deporte
Estaba yo tranquilamente corriendo en la cinta, sumergida en mis pensamientos con la música alta, cuando de repente he sentido una mano tocando mi espalda. Cuando me he dado la vuelta no podía dar crédito a lo que estaba sucediendo. El chico que me había tocado me avisó de que detrás había una persona grabándome. El panorama era el siguiente: dos personas interrogándole y un hombre excusándose justificando que no estaba grabando mi cuerpo, sino el gimnasio entero para "grabar el ambiente". El chico, de manera furiosa, ha reclamado al hombre que borrara lo que sea que estuviese grabando, ya que, el señor estaba apuntando su cámara a mi cuerpo escondiendo el dispositivo por debajo del manillar de la bicicleta estática. Nunca sabremos si llegó a grabar un video, pero sabemos cual era la intención del señor y el uso que iba a dar a dicho video. El momento en que decido actuar Cuando he observado y analizado la situación que mis ojos estaban presenciando, he volcado toda la energía que tenía en amenazar al hombre con llamar a la policía. Pero aún quedaba mucha ira reprimida ante los acontecimientos. Sin ningún tipo de miedo, he decidido esperarle a la salida del vestuario de hombres para decirle todas las cosas que me quedaban por advertirle. Por más que se las repitiese una y otra vez, sentía que iba a ser inutil. Después de una batalla campal de recriminaciones y gritos llego a una conclusión. Una persona que graba cuerpos ajenos en cualquier establecimiento para "propios fines" no merece ni un poco del aire que tú respiras. Lo que más me ha impactado de toda esta situación es la respuesta del susodicho al recibir mis gritos y acusaciones por todo el gimnasio. Se mostraba vulnerable, sensible y pedía por favor a los entrenadores que parase de molestarle. Por supuesto, era yo la "acosadora" y la que estaba ejerciendo abuso sobre él, ¿verdad?. Más me sorprende aún que prácticamente todos los protagonistas de estas repugnantes historias cumplan un rasgo en común: la edad. Y, aquí es donde entra el término con el que asociamos a la gente mayor que va detrás y acosa sexualmente a las mujeres, "viejos verdes". Viejos verdes… es curioso el tiempo libre que tienen este perfil de personas para grabar culos en el gimnasio o piropear a chicas de 20 años en el parque. Sé, por completo, que al menos una mujer que este leyendo este artículo se siente identificada conmigo. Ya no por haber sido grabada, si no por haber sido acosada en el gimnasio, en la calle, en la playa o en el ámbito laboral por gente mayor que parece ser que se ha equivocado de siglo. A todas esas mujeres que os habéis sentido acosadas y molestadas, os mando una lección que he aprendido hoy. No os calléis ante los hombres solo porque os saquen años o porque sean de la tercera edad. Los años que tengas no te excusan de lo pervertido o "viejo...
Estaba yo tranquilamente corriendo en la cinta, sumergida en mis pensamientos con la música alta, cuando de repente he sentido una mano tocando mi espalda. Cuando me he dado la vuelta no podía dar crédito a lo que estaba sucediendo. El chico que me había tocado me avisó de que detrás había una persona grabándome. El panorama era el siguiente: dos personas interrogándole y un hombre excusándose justificando que no estaba grabando mi cuerpo, sino el gimnasio entero para "grabar el ambiente". El chico, de manera furiosa, ha reclamado al hombre que borrara lo que sea que estuviese grabando, ya que, el señor estaba apuntando su cámara a mi cuerpo escondiendo el dispositivo por debajo del manillar de la bicicleta estática. Nunca sabremos si llegó a grabar un video, pero sabemos cual era la intención del señor y el uso que iba a dar a dicho video. El momento en que decido actuar Cuando he observado y analizado la situación que mis ojos estaban presenciando, he volcado toda la energía que tenía en amenazar al hombre con llamar a la policía. Pero aún quedaba mucha ira reprimida ante los acontecimientos. Sin ningún tipo de miedo, he decidido esperarle a la salida del vestuario de hombres para decirle todas las cosas que me quedaban por advertirle. Por más que se las repitiese una y otra vez, sentía que iba a ser inutil. Después de una batalla campal de recriminaciones y gritos llego a una conclusión. Una persona que graba cuerpos ajenos en cualquier establecimiento para "propios fines" no merece ni un poco del aire que tú respiras. Lo que más me ha impactado de toda esta situación es la respuesta del susodicho al recibir mis gritos y acusaciones por todo el gimnasio. Se mostraba vulnerable, sensible y pedía por favor a los entrenadores que parase de molestarle. Por supuesto, era yo la "acosadora" y la que estaba ejerciendo abuso sobre él, ¿verdad?. Más me sorprende aún que prácticamente todos los protagonistas de estas repugnantes historias cumplan un rasgo en común: la edad. Y, aquí es donde entra el término con el que asociamos a la gente mayor que va detrás y acosa sexualmente a las mujeres, "viejos verdes". Viejos verdes… es curioso el tiempo libre que tienen este perfil de personas para grabar culos en el gimnasio o piropear a chicas de 20 años en el parque. Sé, por completo, que al menos una mujer que este leyendo este artículo se siente identificada conmigo. Ya no por haber sido grabada, si no por haber sido acosada en el gimnasio, en la calle, en la playa o en el ámbito laboral por gente mayor que parece ser que se ha equivocado de siglo. A todas esas mujeres que os habéis sentido acosadas y molestadas, os mando una lección que he aprendido hoy. No os calléis ante los hombres solo porque os saquen años o porque sean de la tercera edad. Los años que tengas no te excusan de lo pervertido o "viejo...
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