Sor Juana Inés de la Cruz
Entre su obra se encuentra esta misiva que puede ser considerada un precedente de la filosofía feminista. En ella responde a los señalamientos que le hace una supuesta sor Filotea de la Cruz en el prólogo de la Carta atenagórica, en la cual se le insta a abandonar sus inquietudes intelectuales para dedicarse exclusivamente a la religión. Con ironía y una argumentación sólida, defiende una tesis central: para comprender a Dios, Jesucristo y la Biblia, es necesario el conocimiento de todas las ciencias.
