Silvia Bronchalo, la gran obsesión y preocupación de Daniel Sancho pese a su distante relación
El joven mantiene un contacto mínimo con ella, que ahora empieza a pasarle factura.

No están siendo buenas semanas para Daniel Sancho. Explican que el nieto de Sancho Gracia no está atravesando su mejor etapa en prisión. Con el paso de los días observa como se desvanecen todas las promesas incumplidas, y es que ha empezado a desconfiar de prácticamente todo y su estado anímico no es el más idóneo.
En este traqueteo, que ha llegado más tarde de lo esperado, también hay espacio para Silvia Bronchalo, su madre, con quien mantiene un contacto mínimo que ahora empieza a pasarle factura.
En la húmeda celda en la que se encuentra tiene muchas horas para pensar y no todo lo ha hecho de forma correcta con ella. La actriz seguirá esperándole, pues una madre abnegada como ella perdona y olvida sin remilgos.
En la cárcel, Daniel habla poco, pero tiene conversaciones con algunos presos internacionales. Se lleva bien con los funcionarios, cumple con las reglas y rara vez ha protagonizado un desencuentro. No se siente solo. Tanto es así que, de vez en cuando, además de las llamadas de sus familiares, recibe la visita de un periodista que se ha convertido en su cordón umbilical con el mundo. Sus charlas son breves, pero sanadoras, y en sus ojos se puede apreciar el agradecimiento por los minutos compartidos.
Además, es consciente de todo lo que ocurre en España. Sabe de la existencia de un nuevo documental que profundiza en la verdadera naturaleza de su relación con Edwin Arrieta y de las informaciones que hablan acerca de su ambición desmedida.
Entre este amasijo de pensamientos, Daniel Sancho escribe, con más o menos acierto, algunas reflexiones y pensamientos. No es un diario, pero tampoco es un libro de memorias.
Tal vez son retales sentimentales que, editados y agrupados correctamente por un profesional, se podrán leer con coherencia en una línea temporal. Será el libro del año y, seguramente, el de la vida del asesino.