Quien asiste a las sesiones de control del Congreso al Gobierno, que no al revés, es testigo directo de una habilidad en la que demuestran cada semana su destreza el presidente y sus ministros: la de no responder a las preguntas que se les formula, atacar a la oposición y esquivar cualquier polémica en el interrogatorio de dos minutos y medio que tiene cada orador. Nadie hay más puntero en esa lid que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, quien este miércoles ha vuelto a protagonizar un nuevo número de escapismo al marcharse de la Cámara Baja sin haber contestado nada. Su primer oponente, el único fijo en cada sesión de control, ha sido el líder de la oposición, Alberto...
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