'S', el hombre que estuvo secuestrado 20 años por su madrastra en un zulo cuenta su historia

Un incendio provocado en Connecticut, el 17 de febrero, destapó un caso de abuso que sigue conmocionando a Estados Unidos. Un hombre secuestrado y enclaustrado durante 20 años por su madrastra, Kimberly Sullivan, cuando tenía poco más de 11 años. Un papel de impresora rociado con desinfectante y un encendedor olvidado en una chaqueta vieja fueron claves para su liberación. El bombero que consiguió abrirse paso entre el humo descubrió una figura humana de 1,75 de estatura tendida sobre el suelo de la cocina, apenas pesaba 30 kilos. «Era como si no llevara nada sobre los brazos», declaró al 'The New York Times' Gabriel Goja, el agente que lo rescató. Fue en la ambulancia, donde según los sanitarios notaron que el hedor era insoportable, cuando comenzó a contar su historia, mientras se disculpaba porque la última vez que le habían permitido ducharse era hacía un año. Ahora, han salido sus primeras declaraciones. El hombre cuya identidad se ha mantenido en el anonimato y al que se le llama 'S' relató que lo mantenían encerrado 23 horas al día en una habitación de 2,4 x 2,7 metros . Era obligado a defecar en periódicos y a tirar su orina por la ventana del segundo piso. En ocasiones le daban agua y un sándwich, pero sus dientes podían romperse con facilidad al masticar. Tenía la dentadura podrida porque llevaba dos décadas sin poder visitar un médico o a un dentista y sometido a una dieta extrema. Las cámaras corporales de los agentes que acudieron al lugar de los hechos registraron el estado deplorable en el que vivía. Y la orden de arresto contra Sullivan, obtenida por la CNN, hablaba de años de lo que el hombre describió cómo «cautiverio, abuso y hambruna». Sería en 2005 cuando sus padres decidieron sacarlo definitivamente del colegio para que siguiera su educación en casa. De hecho, el hombre tiene dos hermanas que llevaban una rutina normal para los jóvenes de su edad. No se ha esclarecido si ellas sabían algo de la existencia de su hermano. Pero los vecinos reconocían que nunca se enteraron de que había un tercer hijo en la casa. «Me han mantenido en secreto toda mi vida» , declaraba la víctima ante la policía. El suceso ha impactado a la pequeña ciudad de Waterbury, especialmente porque maestros y amigos habían alertado numerosas veces a la policía y a asuntos sociales tras ver al que por entonces era un niño comer de la basura o beber del urinario. Sin embargo, tras varias visitas al domicilio familiar las autoridades determinaron que todo iba bien en su casa. Su madrastra de 56 años, tras el incendio sería fotografiada compareciendo ante el Tribunal Superior de Waterbury acusada de secuestro, crueldad, privación ilícita de la libertad, agresión y conducta temeraria. Y alegó que el culpable era su marido, Kregg Sullivan, que había sufrido un derrame cerebral e iba en silla de ruedas, y que había muerto en 2024. Sin embargo, fotografías de la policía de la puerta, sus cerraduras y sus refuerzos de madera contrachapada se han incluido como prueba en su contra. «Estaba claramente diseñada para mantener a alguien dentro, no fuera de la habitación» , indica el documento policial. En cuanto a l a madre biológica de 'S' , Tracy Vallerand, explicaba que decidió ceder la custodia de su bebé a su marido porque creía que iba a tener una vida mejor que la que podría haber tenido con ella. Asimismo, la media hermana de la víctima, Heather Tessman, a quien su madre biológica había dado en adopción antes de que naciera 'S', lo estuvo buscando durante años. «No pudo ver una película. No pudo ir a un concierto, no pudo enamorarse ni que le rompieran el corazón», declaró al NYT. «Eso me mata», añadió. Otro aspecto que queda por investigar es la identidad de dos personas a los que su madrastra gritó para que buscaran un destornillador y así retirar los cerrojos antes de que llegaran los bomberos . Al tiempo que le decía a la víctima que se lavara la cara para que los agentes no lo vieran sucio. Tras dos meses, 'S' decidió romper su silencio. La víctima reconoció que fue él el que comenzó el incendió como única opción para poner fin a su cautiverio. Describió que durante todos esos años solamente contaba con libros para aprender por su cuenta. Y a veces podía oír en la radio los partidos de baloncesto. Solo lo dejaban salir al patio trasero de la casa para pasear al perro. En una ocasión intentó escapar, pero las represalias lo disuajeron de volver a intentarlo. Cuando su madrastra salía, su padre lo dejaba ver la televisión, pero tras la muerte de su progenitor la reclusión fue aún mayor. Tras su rescate 'S' reconoce a la CNN estar mucho mejor y más fuerte que el día que los servicios de emergencia lo sacaron de su casa. Está eligiendo su nombre para empezar una nueva vida. «Ojalá lo hubiera sabido porque habría hecho algo», dijo un antiguo compañero de clase. Y otra amiga describía que recordaba que «nunca llevaba comida a clase» y que se veía en la obligación de buscarla «alrededor». Antes del secuestro, ya recibía sever

Abr 19, 2025 - 20:52
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'S', el hombre que estuvo secuestrado 20 años por su madrastra en un zulo cuenta su historia
Un incendio provocado en Connecticut, el 17 de febrero, destapó un caso de abuso que sigue conmocionando a Estados Unidos. Un hombre secuestrado y enclaustrado durante 20 años por su madrastra, Kimberly Sullivan, cuando tenía poco más de 11 años. Un papel de impresora rociado con desinfectante y un encendedor olvidado en una chaqueta vieja fueron claves para su liberación. El bombero que consiguió abrirse paso entre el humo descubrió una figura humana de 1,75 de estatura tendida sobre el suelo de la cocina, apenas pesaba 30 kilos. «Era como si no llevara nada sobre los brazos», declaró al 'The New York Times' Gabriel Goja, el agente que lo rescató. Fue en la ambulancia, donde según los sanitarios notaron que el hedor era insoportable, cuando comenzó a contar su historia, mientras se disculpaba porque la última vez que le habían permitido ducharse era hacía un año. Ahora, han salido sus primeras declaraciones. El hombre cuya identidad se ha mantenido en el anonimato y al que se le llama 'S' relató que lo mantenían encerrado 23 horas al día en una habitación de 2,4 x 2,7 metros . Era obligado a defecar en periódicos y a tirar su orina por la ventana del segundo piso. En ocasiones le daban agua y un sándwich, pero sus dientes podían romperse con facilidad al masticar. Tenía la dentadura podrida porque llevaba dos décadas sin poder visitar un médico o a un dentista y sometido a una dieta extrema. Las cámaras corporales de los agentes que acudieron al lugar de los hechos registraron el estado deplorable en el que vivía. Y la orden de arresto contra Sullivan, obtenida por la CNN, hablaba de años de lo que el hombre describió cómo «cautiverio, abuso y hambruna». Sería en 2005 cuando sus padres decidieron sacarlo definitivamente del colegio para que siguiera su educación en casa. De hecho, el hombre tiene dos hermanas que llevaban una rutina normal para los jóvenes de su edad. No se ha esclarecido si ellas sabían algo de la existencia de su hermano. Pero los vecinos reconocían que nunca se enteraron de que había un tercer hijo en la casa. «Me han mantenido en secreto toda mi vida» , declaraba la víctima ante la policía. El suceso ha impactado a la pequeña ciudad de Waterbury, especialmente porque maestros y amigos habían alertado numerosas veces a la policía y a asuntos sociales tras ver al que por entonces era un niño comer de la basura o beber del urinario. Sin embargo, tras varias visitas al domicilio familiar las autoridades determinaron que todo iba bien en su casa. Su madrastra de 56 años, tras el incendio sería fotografiada compareciendo ante el Tribunal Superior de Waterbury acusada de secuestro, crueldad, privación ilícita de la libertad, agresión y conducta temeraria. Y alegó que el culpable era su marido, Kregg Sullivan, que había sufrido un derrame cerebral e iba en silla de ruedas, y que había muerto en 2024. Sin embargo, fotografías de la policía de la puerta, sus cerraduras y sus refuerzos de madera contrachapada se han incluido como prueba en su contra. «Estaba claramente diseñada para mantener a alguien dentro, no fuera de la habitación» , indica el documento policial. En cuanto a l a madre biológica de 'S' , Tracy Vallerand, explicaba que decidió ceder la custodia de su bebé a su marido porque creía que iba a tener una vida mejor que la que podría haber tenido con ella. Asimismo, la media hermana de la víctima, Heather Tessman, a quien su madre biológica había dado en adopción antes de que naciera 'S', lo estuvo buscando durante años. «No pudo ver una película. No pudo ir a un concierto, no pudo enamorarse ni que le rompieran el corazón», declaró al NYT. «Eso me mata», añadió. Otro aspecto que queda por investigar es la identidad de dos personas a los que su madrastra gritó para que buscaran un destornillador y así retirar los cerrojos antes de que llegaran los bomberos . Al tiempo que le decía a la víctima que se lavara la cara para que los agentes no lo vieran sucio. Tras dos meses, 'S' decidió romper su silencio. La víctima reconoció que fue él el que comenzó el incendió como única opción para poner fin a su cautiverio. Describió que durante todos esos años solamente contaba con libros para aprender por su cuenta. Y a veces podía oír en la radio los partidos de baloncesto. Solo lo dejaban salir al patio trasero de la casa para pasear al perro. En una ocasión intentó escapar, pero las represalias lo disuajeron de volver a intentarlo. Cuando su madrastra salía, su padre lo dejaba ver la televisión, pero tras la muerte de su progenitor la reclusión fue aún mayor. Tras su rescate 'S' reconoce a la CNN estar mucho mejor y más fuerte que el día que los servicios de emergencia lo sacaron de su casa. Está eligiendo su nombre para empezar una nueva vida. «Ojalá lo hubiera sabido porque habría hecho algo», dijo un antiguo compañero de clase. Y otra amiga describía que recordaba que «nunca llevaba comida a clase» y que se veía en la obligación de buscarla «alrededor». Antes del secuestro, ya recibía severos abusos, pero 'S' aún no está preparado para hablar en detalle de todo lo que supuestamente ha vivido. Aunque algún día puede que «cuente la historia completa». Mientras, recibe cuidados de salud mental y física dice que al fin puede celebrar tener 32 años. «Agradezco la oportunidad de tener mi primera fiesta de cumpleaños», declaró.