Riquelme ya no confía en Gago: ¿cómo les fue a los DT de esta era cuando entraron en crisis?
El entrenador dijo que no piensa renunciar, pero para los dirigentes el ciclo parece estar concluido: los casos de Russo, Battaglia, Ibarra, Almirón y Diego Martínez
Para muestra sobra un botón. Tras un triunfo 2-1 sobre Olimpo, en marzo de 2023, Hubo Ibarra planificó la rutina de entrenamientos en Ezeiza y dirigió las primeras dos prácticas de la semana de cara al duelo del sábado frente a Barracas Central. Sin embargo, su suerte estaba echada desde hacía al menos nueve días, cuando el equipo cayó 3-2 con Instituto en la Bombonera. Esa noche, Juan Román Riquelme se fue de su palco con el partido 1-3, en un gesto fuertísimo de rechazo a los jugadores y hacia Ibarra, que había quedado contra las cuerdas.
El martes al mediodía, al ver que el DT no tenía pensado renunciar (“yo vine a dirigir, si tienen otra información, hablen con sus informantes”, había dicho tras la victoria sobre el Aurinegro”), Ibarra fue convocado a una reunión de emergencia en las oficinas de Boca Predio: “Venite a la tarde que Román quiere hablar con vos”.
El 10 había estado de gira por España y Paraguay, donde había participado del Partido de Leyendas del Villarreal y del sorteo de la Libertadores. Horas más tarde, Mauricio Serna, amigo del Negro e integrante del Consejo de Fútbol, contó el trasfondo del despido del exlateral, que no quería ser el DT y asumió casi por obligación: “Ya estos días habíamos tomado la decisión, pero era cuestión de esperar a que llegara nuestro vicepresidente para que estuviera presente y hacerle frente a la situación”.
Dos años después, la historia se repite como un bucle. El protagonista ahora es Fernando Gago, cuestionado dentro y fuera del club, en donde se habla de la espera del famoso “gesto” del paso al costado y la resistencia en el cargo de un entrenador decidido a revertir su imagen. Tras la eliminación ante Alianza Lima en la Fase 2 de la Copa Libertadores, Gago superó la prueba de fuego ante Central en la Bombonera y ratificó su intención de seguir al frente del plantel, pese a que su deseo de buscar revancha encontró contrapeso en la decisión de Riquelme y el Consejo de Fútbol de terminar con el ciclo.
El técnico sacó pecho por la victoria ante el Canalla y declaró que Boca tiene que “salir campeón”, todo un cambio en su línea discursiva. Mientras Pintita prepara el partido de este viernes en Santiago del Estero, ante el duro Central Córdoba, el Operativo Desgaste no se detiene. Y en Boca ya empiezan a allanar el camino para la llegada de un nuevo entrenador...
Como ya ocurrió con Miguel Russo, Sebastián Battaglia, Hugo Ibarra, Jorge Almirón y Diego Martínez, la dirigencia llevó adelante una serie de maniobras para que sea el propio DT quien termine pegando el portazo. Los dos últimos optaron por tomar ese camino. A Almirón no iban a renovarle el contrato y prefirió irse por cuenta propia tras perder la final de la Copa Libertadores. Martínez atravesó la misma situación que Gago: obligado a ganar todo, los resultados lo sostuvieron un mes a partir de la eliminación en la Copa Sudamericana, hasta que perdió con Racing, River y Belgrano y, con Riquelme dentro del vestuario, renunció antes de que el presidente lo eche.
En 2021, Russo se había ido por la puerta de atrás tras una racha de diez partidos sin victorias y 27 días después de quedar afuera de la Copa contra Mineiro. La excusa fue un 0-1 con Estudiantes en La Plata, aunque Riquelme ya le había soltado la mano tras la derrota con Santos en semifinales de la Copa pasada, primero tímidamente y después a cielo abierto desde los medios de comunicación, con información que salía de las entrañas del mismo Consejo, que mientras lo velaba desde las sombras lo apoyaba públicamente. Lo insólito del caso fue que Boca había renovado su contrato previo a la serie de octavos de final de la Libertadores 2020, hasta diciembre de 2021, por lo que no resultó gratuito despedirlo a mitad de temporada.
A Battaglia le firmaron el 08 cuando dejó de ser ese técnico permeable y del riñón del Consejo a un DT que se cansó de algunos manejos y decidió empezar a tomar determinaciones que hicieron que la relación con Riquelme y sus colaboradores se extinguiera prácticamente por completo. El quiebre se dio en octubre de 2021, cuando el vicepresidente le quitó toda autoridad cuando hizo bajar a los jugadores del micro luego de una derrota con Gimnasia.
En febrero de 2022, Battaglia separó del plantel a Almendra, uno de los favoritos del Consejo, y se la jugó por Alan Varela, cuando desde el Consejo querían darle el puesto a Agustín. Riquelme quiso echarlo tras los empates en fila con Lanús y Godoy Cruz, pero el técnico hizo declaraciones en la puerta del predio para dejar en claro que estaba fuerte y desactivó rápidamente la movida de la dirigencia. Luego, a pesar de la consagración en la Copa de la Liga, y de casi dos meses de una falsa calma, Battaglia fue echado de la forma más cruel, tras sugerir que no habían llegado refuerzos en la conferencia de prensa posterior a la fatídica noche con Corinthians que terminó con Boca eliminado de la Libertadores. Lo citaron en el shop de una estación de servicio y le comunicaron que estaba despedido.
Pese a la reacción que mostró el equipo ante Central, resulta difícil que Gago logre sostenerse en el cargo si no vence este viernes al Ferroviario y confirma su levantada el domingo siguiente frente a Newell’s, en la Bombonera, previo al parate por fecha FIFA. Si bien ningún miembro del Consejo le advirtió a Gago que tenía las horas contadas, Riquelme y compañía imaginan un futuro con Gago fuera de Boca, tal vez con un nuevo interinato de Mariano Herrón, pese a que el exvolante de Argentinos ya manifestó su deseo de continuar al frente de la Reserva.
El viernes, frente al Canalla, los hinchas lo recibieron a Gago con silbidos y lo despidieron con insultos al final de la primera mitad, pero luego pasó inadvertido en medio de los festejos por el triunfo. “Hay que cortar este tema. Hablo todos los días con (Marcelo) Delgado, (Raúl) Cascini y (Mauricio) Serna. También hablo seguido con el presidente. Mi continuidad nunca estuvo en duda, en ningún momento, de mi parte. No sé de dónde salió (el rumor de su despido), yo tengo claro que nunca estuvo en duda mi continuidad”, insistió en la conferencia. Su vínculo con Boca vence a fin de año, por lo que echarlo implicaría una indemnización de diez meses.
Ninguno de los últimos cinco entrenadores de Boca logró reponerse del golpe de las eliminaciones en torneos continentales. Gago está dispuesto a aceptar el desafío, aunque el hilo, pese a las culpas repartidas, se corte siempre por lo más fino...