Raquel, en busca de ser madre: "Tengo discapacidad intelectual, pero también un sueño. Lo voy a cumplir"

Con un 65% de discapacidad, lleva dos años luchando por convertirse en madre mediante reproducción asistida.

May 4, 2025 - 07:51
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Raquel, en busca de ser madre: "Tengo discapacidad intelectual, pero también un sueño. Lo voy a cumplir"

Raquel Manzano tiene 44 años y una discapacidad intelectual reconocida del 65% y nos cuenta su historia con motivo del Día de la Madre. Durante gran parte de su vida trabajó como camarera de piso, hasta que la ansiedad la obligó a detenerse. Pero lo que no ha detenido ni un solo día es su mayor deseo: ser madre. Desde hace dos años, lucha con coraje y determinación por conseguirlo a través de un proceso de reproducción asistida. Acompañada por su pareja, Manuel, y con el respaldo de su familia y de la Fundación tutelar, Raquel se ha convertido en la primera mujer con discapacidad intelectual atendida en su clínica de fertilidad. Ahora, afronta un segundo intento tras un aborto temprano, convencida de que su sueño está cerca. Raquel desgrana su historia con una claridad y una fuerza que no necesitan adornos: solo ser escuchadas.

Desde muy joven, Raquel Manzano tuvo claro que quería ser madre. A los 20 años ya sentía ese deseo, aunque las circunstancias no le permitieron cumplirlo entonces. “Nunca fue el momento adecuado”, recuerda. Ahora, con 44 años, se ha lanzado con decisión a un proceso de reproducción asistida junto a su pareja, Manuel, con quien lleva más de 17 años. Ambos comparten el mismo sueño, y ella lo tiene claro: “O ahora, o ya no se puede”.

Raquel ha tenido que afrontar no solo las dificultades propias del proceso médico, sino también el temor añadido de que su discapacidad intelectual pudiera cerrarle puertas. “Era la primera vez que llegaba una mujer con discapacidad intelectual a esa clínica. Me daba miedo que me tiraran para atrás solo por eso”, cuenta. Por eso, cuando le pidieron informes médicos y le hicieron un test psicológico, vivió esos días con una mezcla de tensión y esperanza. “Aprobé el test y me dijeron que podía seguir. A partir de ahí, todo fue hacia adelante”, relata.

Me trataron como a cualquier otra mujer

No ha sentido discriminación, afirma. “Me trataron como a cualquier otra mujer”, insiste. En su clínica le realizaron todas las pruebas habituales y no hubo diferencias en el trato. Incluso en los momentos más duros, como cuando el primer intento no prosperó y sufrió un aborto, se sintió respaldada. “Desde la Seguridad Social fueron los primeros en llamarme cuando vieron que algo no iba bien. Estuvieron conmigo en todo momento”, explica agradecida.

Con la regla de mayo espera poder iniciar un segundo intento de transferencia embrionaria, que probablemente llegará en junio. Raquel confiesa que lo peor es la espera de los 15 días posteriores, ese limbo entre la ilusión y la incertidumbre. “Se hacen eternos”, dice.

Durante el proceso, también ha tenido que hacer pausas. En uno de los momentos más duros, la ansiedad se apoderó de ella. “Me dijeron que en ese estado emocional no podía seguir con el tratamiento, así que lo paré unos meses para recuperarme”, reconoce.

Raquel no está sola. Tiene el apoyo incondicional de su pareja y de la Fundación tutelar, que la acompaña desde que tenía 18 años. “Me han ayudado con todo, incluso me acompañaron a la primera cita médica para decir que quería ser madre”, explica. De hecho, fue la fundación quien también avaló con informes médicos que Raquel tenía plena capacidad para asumir la maternidad.

Todo el mundo tiene derecho a ser feliz y a cumplir sus sueños

“Todo el mundo tiene derecho a ser feliz y a cumplir sus sueños”, repite con firmeza. “También depende de la capacidad de cada persona, pero si una mujer con discapacidad puede, ¿por qué no va a hacerlo?”.

Raquel no es ajena a las comparaciones dolorosas. Tiene amigas y conocidas con discapacidad que ya han sido madres. Y sí, reconoce que a veces le asaltan sentimientos de tristeza o de envidia: “Te preguntas por qué ellas sí y tú no, cuando tú también lo deseas con todas tus fuerzas”. Aun así, también encuentra inspiración en esos ejemplos: “Tengo una amiga con discapacidad intelectual que tiene dos niños. La veo jugar con ellos, hablar con ellos… y eso me da fuerzas”.

Su deseo es tener dos hijos, aunque afirma que con uno ya sería completamente feliz. Le mueve la ilusión, la certeza de que es posible, y una convicción profunda de que nadie debe decirle lo que puede o no puede hacer. “Desde siempre he tenido claro que quería ser madre. Solo faltaba el momento. Y ahora ha llegado”.

Raquel no solo lucha por ella, sino también por todas aquellas mujeres que, como ella, sueñan con ser madres y se enfrentan a prejuicios sociales. “Que luchen. Que no dejen que nadie les diga lo que tienen que hacer. Si es su sueño, tienen derecho a intentarlo”.

Mientras espera el momento de la nueva transferencia embrionaria, se prepara tanto física como emocionalmente. Sabe que el camino no ha sido fácil, pero también que merece la pena. “Lo que me cueste, lo que tenga que pasar, lo haré por conseguir mi sueño”, concluye.

Raquel Manzano sigue caminando, firme, hacia esa meta que lleva esperando desde los 20 años. Y lo hace con la fuerza tranquila de quien sabe que el deseo de ser madre no entiende de diagnósticos, sino de amor.