Políticas alejadas de la realidad de la gente: “El hambre es un problema en la Argentina”
Es una de las pocas personas que habla de las consecuencias del hambre en la Argentina y de las muertes por desnutrición en el norte del país. Según sus relevamientos, vienen contando más de 320 niños en el último año y medio. La mayoría, son niños que estuvieron en el sistema hospitalario pero que después vuelven a su lugar de origen – un contexto demasiado grave – que hace que los niños terminen perdiendo la vida. “El hambre es un sistema. Hoy tienen para comer, a la noche no. Al otro día, la madre deja de comer para darle a sus hijos. Al otro día, no comen porque no hay escuela. No tienen asegurada la comida y mucho menos comida de calidad. El hambre es un problema en la Argentina, y más en momento históricos en el que se le quita asistencia y se le quita herramientas”, señala Diego Bustamente, fundador de Pata Pila, en el primer episodio del podcast Hambre de Futuro que se puede escuchar en Spotify y en YouTube. En una charla íntima, Bustamante comparte cuáles fueron sus aprendizajes – y yo los míos durante los cinco años que recorrí el país - gracias al trabajo cuerpo a cuerpo en las comunidades más vulnerables de Salta, Mendoza, Entre Ríos y Buenos Aires. “Estando cerca y haciendo el ejercicio que presupone acompañar un poco la vida de la gente, ahí se te cambian todos los pensamientos, las ideas, los parámetros sociales y ese fue uno de mis grandes aprendizajes, entender lo difícil que es para la gente las situaciones constantes que viven todos los días. Un día estás bien, de repente un día te pega de un lado, y la vida se pone desesperante, tenés problemas con un hijo, con el otro, con el trabajo. Hay momentos que realmente son muy duros para la gente”, reflexiona este líder social que paterna a siete hermanos que vivían en una situación de fragilidad enorme en Santiago del Estero y hoy pasan sus días con él, en su casa en Gualeguay. Para Bustamante, las personas que sostienen prejuicios contra los que menos tienen, son personas que están lejos de sus realidades. Por eso, él propone acercarse, conocer, escuchar, para poder llegar a entender las variables que involucran a la complejidad de la vida de la gente.Sobre la presencia del Estado, sostiene que está presente a través de la escuela -algunas ubicadas a 10 kilómetros de las comunidades – y los hospitales regionales y los de base. Pero no alcanza. “¿El Estado conoce? Sí, conoce. ¿Los gobiernos conocen lo que pasa? Sí, conocen. Saben y no toman la decisión política de hacer nada. El Estado sabe pero asiste con muy pocas herramientas y llega de manera muy frágil, con poca capacitación, poco equipo, pocos recursos y muy poca decisión política de invertir lo que hay que invertir en ese territorio para darles pisos básicos de dignidad para que la misma vida y la misma red que se teje en el territorio vaya elevando las capacidades de desarrollo local”, concluye. Escuchá todos los episodios acá

Es una de las pocas personas que habla de las consecuencias del hambre en la Argentina y de las muertes por desnutrición en el norte del país. Según sus relevamientos, vienen contando más de 320 niños en el último año y medio. La mayoría, son niños que estuvieron en el sistema hospitalario pero que después vuelven a su lugar de origen – un contexto demasiado grave – que hace que los niños terminen perdiendo la vida.
“El hambre es un sistema. Hoy tienen para comer, a la noche no. Al otro día, la madre deja de comer para darle a sus hijos. Al otro día, no comen porque no hay escuela. No tienen asegurada la comida y mucho menos comida de calidad. El hambre es un problema en la Argentina, y más en momento históricos en el que se le quita asistencia y se le quita herramientas”, señala Diego Bustamente, fundador de Pata Pila, en el primer episodio del podcast Hambre de Futuro que se puede escuchar en Spotify y en YouTube.
En una charla íntima, Bustamante comparte cuáles fueron sus aprendizajes – y yo los míos durante los cinco años que recorrí el país - gracias al trabajo cuerpo a cuerpo en las comunidades más vulnerables de Salta, Mendoza, Entre Ríos y Buenos Aires. “Estando cerca y haciendo el ejercicio que presupone acompañar un poco la vida de la gente, ahí se te cambian todos los pensamientos, las ideas, los parámetros sociales y ese fue uno de mis grandes aprendizajes, entender lo difícil que es para la gente las situaciones constantes que viven todos los días. Un día estás bien, de repente un día te pega de un lado, y la vida se pone desesperante, tenés problemas con un hijo, con el otro, con el trabajo. Hay momentos que realmente son muy duros para la gente”, reflexiona este líder social que paterna a siete hermanos que vivían en una situación de fragilidad enorme en Santiago del Estero y hoy pasan sus días con él, en su casa en Gualeguay.
Para Bustamante, las personas que sostienen prejuicios contra los que menos tienen, son personas que están lejos de sus realidades. Por eso, él propone acercarse, conocer, escuchar, para poder llegar a entender las variables que involucran a la complejidad de la vida de la gente.
Sobre la presencia del Estado, sostiene que está presente a través de la escuela -algunas ubicadas a 10 kilómetros de las comunidades – y los hospitales regionales y los de base. Pero no alcanza. “¿El Estado conoce? Sí, conoce. ¿Los gobiernos conocen lo que pasa? Sí, conocen. Saben y no toman la decisión política de hacer nada. El Estado sabe pero asiste con muy pocas herramientas y llega de manera muy frágil, con poca capacitación, poco equipo, pocos recursos y muy poca decisión política de invertir lo que hay que invertir en ese territorio para darles pisos básicos de dignidad para que la misma vida y la misma red que se teje en el territorio vaya elevando las capacidades de desarrollo local”, concluye.
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