Tadej Pogacar elige un escenario de película para asumir sus próximas ideas: ser el mejor de la historia, ganar aquellas carreras que se le resisten, trascender, competir contra las leyendas ahora que se queda sin adversarios en el planeta del ciclismo. Corre la Strade Bianche, sus caminos de arena blanca, columnas de cipreses protegiendo la entrada a las haciendas, suaves colinas que circundan Siena, la ciudad de Italia donde dan ganas de quedarse para siempre. Pogacar (26 años) ya ha levantado dos veces la Strade Bianche (22 y 24), ha coronado la cuesta empedrada de Santa Caterina e ingresado en el Palio meta de la carrera con su museo de la tortura en el lateral de las terrazas que decoran...
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