Phoenix y la colonia penitenciaria de Kafka

Los Suns han hecho suyo el inquietante relato que Franz Kafka escribió allá por octubre de 1914. La entrada Phoenix y la colonia penitenciaria de Kafka se publicó primero en NBAManiacs.  Source: NBAManiacs

Mar 16, 2025 - 14:04
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Phoenix y la colonia penitenciaria de Kafka
Kevin Durant y Mike Budenholzer

La ciudad de Phoenix no es la isla sin nombre que sirve a Franz Kafka como escenario de su turbador relato, pero encarna alguno de sus males y vicios. ‘En la colonia penitenciaria’, un oficial presume de su brutal máquina de ejecución ante un viajero enviado para comprobar su funcionamiento. Se trata de una maravilla tecnológica que graba el crimen del condenado en su propia piel a través de un complejo entramado de engranajes, ruedas y agujas.

El desafortunado reo desconoce en muchos casos de qué se le acusa, pero termina por confesar su crimen tras una tortura que se prolonga hasta doce horas. De nada le sirve testificar o lamentar sus no acciones, pues al pobre encadenado siempre le espera el mismo desenlace: la muerte, escrita tanto en su piel como de forma premeditada por orden del oficial.

Hasta 2021, los Phoenix Suns representaron las virtudes —según el punto de vista del ejecutor — de dicho aparato: un diseño ambicioso, meticuloso y severo para castigar a todo aquel rival que osara ponerse en frente. O casi. Tras ganar los dos primeros partidos de las Finales de aquel año, la máquina comenzó a chirriar. Las lesiones, la fatiga y un coloso Giannis Antetokounmpo convencido de contradecir incluso a la ciencia médica, forzaron el mecanismo hasta su colapso: los Bucks se llevaron el anillo y la gerencia de Arizona se obcecó con arreglar a golpes lo que, en ocasiones, solo necesita un cambio de pilas.

Desesperado, el oficial intentó de todas las maneras posibles convencer al viajero que aquella máquina era realmente funcional y que no había crueldad alguna en su manera de aplicar justicia, sino una confrontación entre la tradición de unos y la cultura de otros. En Phoenix también insistieron en demostrar a la prensa, analistas y aficionados que el fin justifica los medios: en mitad del trasvase de poderes entre Robert Sarver y Mat Ishbia, la gerencia de los Suns modernizó su maquinaria para convertirla en algo totalmente temible y nunca antes visto.

Así, piezas como Chris Paul, Mikal Bridges y Deandre Ayton fueron reemplazadas por agujas aparentemente más peligrosas como Kevin Durant, Bradley Beal y Jusuf Nurkic. Pero, como en el relato de Kafka, la aparente perfección traía consigo las semillas de su propia ruina. Y ni la llegada de un nuevo comandante, en este caso el técnico Mike Budenholzer, salvó la empresa.

La máquina, como en el cuento, fue incapaz de digerir su propia ambición. Superada la treintena un lustro atrás, Durant no reforzó los engranajes más robustos y jóvenes que se habían sacrificado para traerlo. De Beal nadie leyó la letra pequeña de la garantía marca ACME hasta que se toparon con la cláusula anti-traspaso. Y Nurkic se refugió en la poca sombra que le quedaba de aquella versión suya más productiva y eficiente de Portland. No es de extrañar entonces que Devin Booker, el corazón de la estructura, oscilase entre las lesiones que afectaron a su juego en el curso 2022-23 y la creciente frustración que le ha acompañado desde entonces.

Así, el desenlace del pobre reo acabó por cobrarse la vida del despiadado oficial, empeñado en sus filias. Su propio juguete se había vuelto en su contra: de las Finales de 2021 se pasó a la eliminación en el Game 7 de las Semifinales de 2022 ante Dallas Mavericks. En 2023, mismo escenario, pero distinto verdugo, los Denver Nuggets. Un año después, los Timberwolves los barrieron por la vía rápida en primera ronda. Cuando parecía imposible empeorar su destino, los Suns se inmolaron: a menos de un mes de la finalización de la temporada 2024-25 están fuera de puestos de play-in y tan solo el overbooking de la enfermería de los Dallas Mavericks les brindará la oportunidad de redimirse. O de confirmar su inevitable defunción. El cazador, cazado.

A 16 de marzo de 2025, los Suns tan solo son una funesta y descarrilada tentativa. Kevin Durant, Devin Booker y Bradley Beal configuran un arma mortífera redactada en el plano, pero casi inofensiva sobre una cancha de baloncesto. La máquina sigue operando, pero las agujas están desgastadas y su filo parece haber sido sustituido por corcho blanco. Los aficionados de Arizona, como aquel viajero que finalmente abandonó —¿como lo hará Durant?— la isla de Kafka, miran el inevitable devenir del proyecto con una mezcla entre resignación y horror. Les prometieron la eternidad y este, finalmente, terminará por acompañar al oficial en el foso de los cadáveres deportivos. Y no será el único en ser lanzado allí.

“No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas”, sintetiza esta frase atribuida al propio Kafka. La perfección, perseguida sin medida, no libera, sino que penaliza. Y estos Suns —o más bien sus gestores o, quizá, Ishbia—, condenados por su desacerbado afán, yacen ahora a la misma distancia de la isla de Kafka que del desierto de Sonora, con su propio mensaje de castigo grabado en su cuerpo.

(Fotografía de portada de Troy Taormina-Imagn Images)

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