Pedro Sánchez, chef del Bagá, consigue tres Soles en la Guía Repsol de 2025
Discreto ante los medios pero muy alabado entre colegas del sector. Quién es este andaluz que lleva su tierra por bandera en la cocina.

Como cada año, la Guía Repsol premia y reconoce el talento gastronómico, la trayectoria, el saber hacer y los chefs de aquellos restaurantes que siempre sin sitios a los que volver, cada uno en su registro.
La nueva edición de la gala de entrega Soles de Repsol 2025 ha tenido lugar en Santa Cruz de Tenerife, en una velada cargada de emoción y buena cocina donde, de entre todos los premiados, Susi Díaz, chef de La Finca (Elche) y Pedro Sánchez, de Bagá (en Jaén), se han convertido en los grandes protagonistas al recibir los tres Soles Repsol, la mayor distinción de esta guía gastronómica.
Pedro Sánchez, un cocinero con alma propia
Sobre Pedro Sánchez, desde la guía, aseguran que "es uno de los cocineros más alabados por sus colegas, que van en peregrinación hasta su restaurante para probar una de las cocinas más inclasificables y magnéticas del panorama gastro".
A pesar de que desde que empezó en septiembre de 2017 su carrera en solitario con Bagá su nombre no ha parado de resonar en la alta gastronomía donde ya había conseguido una estrella en la Guía Michelin, se podría decir de Sánchez que es un chef discreto.
Tras dieciséis años al mando de los fogones en Restaurante Casa Antonio, habiendo pasado anteriormente por afamadas cocinas como las del Relais Chateau Chateau de Bagnols (Francia), Martín Berasategui (Lasarte) o Tragabuches de Dani Garcia (Ronda), el chef puso en marcha este templo de la gastronomía de Jaén ubicando su cocina en el mapa gastronómico nacional, algo que ha conseguido con esfuerzo y cariño. Hoy en su nuevo y arriesgado proyecto sigue trabajando arduamente para mostrar todo lo que un cocinero es capaz de dar cuando trabaja en el espacio que siempre soñó.
Tal y como asegura él mismo, su cocina es sencilla pero intensa en sabores y texturas, llevando por estandarte platos tan personales como las quisquillas de Motril con escabeche de perdiz, los riñones de choto con caviar, el tartar de vaca con anguila ahumada o las natillas de coco, miel y trufa.
"Pienso más en lo que me va pidiendo el producto que en el plato, y trato de visualizarlo como si no lo conociera, sin prejuicios, para poder tratarlo de otra manera. Para mí, el sabor no lo es todo; en unos platos busco texturas; en otros, sensaciones o solo la acidez, la sal o el azúcar, al margen de lo demás", ha declarado el chef a la guía.