Ovación, 45 puntos y gritos contra Nico Harrison en la vuelta de Doncic a Dallas

Desde el momento del traspaso, esta madrugada quedó marcada en rojo en todos los calendarios. El hijo pródigo volvía a Dallas, que esperaba a Luka Doncic con los brazos abiertos y a Nico Harrison con antorchas, dejando muy claro en todo momento si querían más a mamá o a papá tras el divorcio. Y aunque el caluroso recibimiento generó emoción en él, no sirvió para despertar piedad en un hombre que no la conoce y que guio a los Lakers al triunfo por 97-112.

Exhibición polisémica

Los 45 puntos, 8 rebotes, 6 asistencias y 4 robos de Doncic sobre el parqué del American Airlines Center tuvieron muchos significados en función del receptor. Para los aficionados locales, una especie de ‘gracias por todo’ de la única manera que Luka conoce, es decir, un baloncesto portentoso con el que regalarles una exhibición como tantas dejó antes. Para los Lakers, un ‘preparaos para los playoffs’ a los que quedaron matemáticamente clasificados con su victoria.

Y para Nico Harrison, un ‘en qué narices estabas pensando’. Algo que quizás el propio general manager se repitió a sí mismo mientras veía lo ocurrido.

Del llanto propio al ajeno

Doncic no tardó en dejar claras sus intenciones, con un arranque de partido en el que su intención era clara. Aún con algunas lágrimas en los ojos tras el vídeo homenaje de los Mavericks, el esloveno buscó ser protagonista desde el salto inicial, y aun con algunos errores en sus primeros lanzamientos, lo logró.

Comenzó con un tiro desde media distancia que fue celebrado como si de una canasta local se tratase, siguió con una bandeja en transición y luego llegaron esos triples ante los que la defensa no puede hacer. Incluso si, en un acto simbólico, ese defensa se llama Anthony Davis y ha formado parte del traspaso más inexplicable de la historia bajo el argumento de que la defensa gana campeonatos.

Luka sumó 14 puntos en el primer cuarto, y en el segundo, lejos de tranquilizarse, llevó aún más allá su baloncesto. Más triples, más canastas, más asistencias e incluso algún robo de balón tras el que solo le faltó mirar de reojo a Harrison a ver qué opinaba de su defensa. Estaba claro que había ido al reencuentro a exhibirse. Y para ello, ahí estaban sus 31 puntos al descanso.

Llegan los refuerzos

31 puntos a los que, todo sea dicho, los Mavericks sobrevivieron de forma bastante eficaz. Con un Naji Marshall muy eficaz atacando la pintura y contribuciones de todos los presentes, los de Jason Kidd no se dejaron intimidar por la salida en tromba de Doncic e hicieron que el choque llegase apretado al descanso, lo que llevó a los Lakers a sacar la artillería pesada en la segunda mitad.

A Luka se unió entonces un LeBron James que ahora puede permitirse dejar al esloveno operar a lo largo de la noche mientras él se reserva para los momentos importantes. Su poderío para anotar en la pintura le hizo ir despertando y le permitió dar a los de Redick su primera ventaja de dobles dígitos, y aunque Dallas volvió a encontrar respuesta una vez, esto solo sirvió para hacer aún más contundente su siguiente mazazo.

El de Akron se tomó personal lo de atacar el aro una vez tras otra, y en el último cuarto no paró de hacerlo hasta dejar el duelo. Junto a un Doncic que nunca se cansó de anotar, firmaron un parcial de 1-14 en el último cuarto que dejó todo visto para sentencia y que fue un doloroso recordatorio de dónde están unos y dónde están otros tras el traspaso.

LUKA.

40-BALL IN HIS DALLAS RETURN.

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