Ni Carlos, ni Víctor... este fue el nombre original del planeta Urano
Se le conoce como el primer gigante de hielo y este año se cumplen 244 años de su descubrimiento.

Durante siglos se le creyó estrella por su escaso brillo y la lentitud de su órbita, pero lo cierto es que Urano demostró que no solo era un planeta, sino que, además, el sistema solar era mucho más grande de lo que se había imaginado, pues su distancia con respecto al Sol era el doble que la de Saturno.
El pasado jueves 13 de marzo se cumplían 244 años del descubrimiento del este séptimo planeta del sistema solar, una proeza astronómica que data de 1781 y que fue posible gracias al telescopio reflector de 152 milímetros que acababa de construir el astrónomo germano-británico William Herschel.
Sin embargo, fueron muchos los científicos que lo observaron y estudiaron antes que él, catalogándolo siempre como una estrella. Hubo incluso quien -John Bevis- lo representó como tres estrellas diferentes en posiciones consecutivas. Pero fue William Herschel quien dio con la clave cuando, tras observarlo y estudiarlo en profundidad con el telescopio, llegó a la conclusión de que había descubierto el séptimo planeta del sistema solar. Todos los astrónomos estuvieron de acuerdo con él: existía un nuevo planeta situado al doble de la distancia de Saturno.
Un planeta para el rey Jorge III de Inglaterra
El descubrimiento de este nuevo planeta otorgó a Herschel una gran reputación frente a sus colegas de profesión, que propusieron que llevase su nombre, sin embargo, en un acto de honor al entonces rey Jorge III de Inglaterra, que acababa de perder parte de sus posesiones en América del Norte por la independencia estadounidense de 1776, el astrónomo bautizó a su descubrimiento 'Georgium sidus', nombre que conservó hasta principios del siglo XIX.
Su nombre definitivo llegó, efectivamente, con la insistencia de Johann Elert Bode, un astrónomo alemán que, en 1850 explicó que existía una secuencia generacional con los nombres de los planetas ya existentes, de menor a mayor distancia de la Tierra, con la siguiente lógica: Marte era el hijo de Júpiter, Júpiter era el hijo de Saturno, y Saturno era el hijo de Urano. Por tanto, este último planeta debía llamarse así: Urano.
Según la mitología griega, Gaia (diosa de la Tierra) dio a luz a Urano y lo eligió para ser su semejante. Juntos dieron lugar al nacimiento de los doce titantes, los tres cíclopes, y los tres hecatónquiros.
Aunque se dice que en 1827 el nombre de Urano ya era muy usual en Inglaterra, hasta 1850 el Almanaque Náutico británico siguió llamando al planeta "Jorge" en sus efemérides astronómicas. Finalmente, el astrónomo John Couch Adams logró convencer a los editores del Almanaque para que lo cambiaran por el nombre actual.