Millie Bobby Brown y Chris Pratt en El estado eléctrico, un film de futuro distópico que abre dilemas sobre el presente
El viernes 14 se estrena la película dirigida por los hermanos Russo que se convirtió en la más cara de la historia de Netflix; una historia que funciona como premonitoria y con dos grandes estrellas de Hollywood
Una sociedad decadente, adicta a las pantallas y los mundos virtuales, empresarios millonarios que se aprovechan de la tecnología, y un mundo devastado donde deambulan, como si fueran fugitivos patéticos, robots creados por Walt Disney. El “futuro” distópico que imagina El estado eléctrico, la nueva película de Netflix, no parece estar tan alejada de nuestra realidad. Como cualquier obra de ciencia ficción, juega con el universo de lo posible.
Con un colosal presupuesto de 320 millones de dólares, El estado eléctrico es una de las películas más caras de la historia. Los desafíos que tiene por delante no son menos grandes. Como se estrena directo a streaming, para Netflix significa la posibilidad de demostrar que una superproducción de Hollywood puede llegar directo a los hogares sin pasar por los cines. ¿Cómo se recupera una inversión tan grande si no se puede contar con las entradas vendidas en salas tradicionales?
En primer lugar, se buscan caras conocidas para dar vida los personajes en la pantalla. La protagonista de esta historia es Michelle, una adolescente que perdió a su hermano menor y vive con padre adicto a la realidad virtual. Su papá no es el único que prefiere ponerse un casco para vivir en un mundo de fantasía en vez de enfrentar una existencia miserable. Como si fuera Ready Player One, en El estado eléctrico los cascos de realidad virtual funcionan como una droga colectiva. Nadie quiere levantar la mirada frente a un mundo devastado por la guerra. Menos, por supuesto, Michelle.
¿Quién mejor para encarnar a esta joven rebelde que Millie Bobby Brown? La actriz apenas tiene 21 años, pero en su filmografía ya se hace evidente que los estudios la quieren convertir en una estrella, en una de esas figuras que atraen miradas solo con su nombre en el afiche de una película. Para Millie Bobby Brown, El estado eléctrico es la oportunidad para empezar a demostrar que además de convocar a los espectadores, puede estar a la altura de un rol más dramático de los que suele estar acostumbrada.
Irónicamente, la chica que creció frente a las cámaras no tiene la mejor relación con el cine. De hecho, admitió que no le gusta ver películas: “¿Cuánto dura? Mi cerebro no soportar que esté sentada viendo una película, ni siquiera me gusta sentarme a ver mis propias películas”. ¿Es la actriz que interpretó a Eleven en Stranger Things, la representación de una generación que, estimulada por la fugacidad de redes sociales como TikTok, cada vez parece tener menos tolerancia para el cine? ¿Cómo lograr que los más jóvenes decidan sentarse y darle toda su atención, durante al menos 2 horas, a una película?
Quizás esas sean preguntas que no dejen dormir a varios productores de Hollywood. No parece ser algo que preocupe a los hermanos Russo. Joe y Anthony fueron los responsables de dirigir varias de las películas más taquilleras de la historia del cine. Tuvieron una carrera muy fructífera como directores de varias películas de Marvel, entre las que se encuentran 2 películas del Capitán América (El soldado de invierno y Civil War), y 2 de Avengers (Infinity War y Endgame).
El cine, ¿amenazado por TikTok?
“La relación de los espectadores con el cine está cambiando de manera dramática”, dice Joe Russo. “Consumimos más contenido hoy que nunca en la historia y eso afecta nuestra vida cotidiana, porque el contenido está hecho para ser breve, muy breve. La gente ve contenido cuando camina por la calle, cuando viaja en colectivo, cuando está comiendo Eso afecta la capacidad de atención. Es difícil contar una historia en 30 segundos, en el formato de un video de TikTok. Creo que estamos viviendo una evolución, pero no sé si es mejor o peor. El gusto de la generación Z es radicalmente distinto al de todas las anteriores”.
Entonces, para los directores, El estado eléctrico también es un gran desafío porque exige algo más que la atención de los espectadores. Quentin Tarantino hace unos años dijo que las estrellas de cine ya no existen, porque los espectadores no pagan una entrada para ver a Robert Downey Jr. o Chris Evans, sino para ver a Iron Man o al Capitán América. ¿Cómo hacer que surja el interés de los más jóvenes cuando no solo se demanda contenido inmediato y breve, sino también reconocido de antemano?
“Nosotros tenemos hijos que tienen entre 14 y 28 años, entonces tenemos una ventana para saber qué consumen, cómo piensan, si están mirando algo en el teléfono, en una computadora o en la televisión. Es difícil convencerlos para ir al cine cuando saben que no pueden usar el celular durante 2 horas. Son cosas que las consideramos, porque si no afectara la manera en la que contamos historias, entonces no seríamos partícipes del cambio que vive el mundo”.
“Nos afecta tanto el desarrollo tecnológico” acota Anthony Russo, “que decidimos hacer esta película”. En El estado eléctrico los robots, como si fuera una nueva versión de Blade Runner, ya no solo sueñan con ovejas electrónicas, sino con el grito sagrado de la libertad. La tecnología no es mala ni buena: en la ficción está representada como una herramienta más. Entre los decrépitos personajes que viven en las sombras, hay robots salvajes que se alimentan de la chatarra y otros que parecen tener más simpatía por los humanos. Como si fuera un mundo que mezcla los escenarios sátiricos y apocalípticos de Fallout con los Transformers de Michael Bay. Pero la película no es pesismista, aunque la historia que cuente lo parezca.
El cambio de tono entre la película y la novela original
El cambio de tono con respecto a la fuente original, una novela gráfica creada por el sueco Simon Stålenhag, no fue del agrado de todos. En redes sociales como X o Reddit, hubo quejas por lo que parecía ser una traición hacia el espíritu de la obra. El estado eléctrico está más cerca del humor de películas como Guardianes de la Galaxia que de la melancolía del comic original. ¿Por qué decidieron cambiar el tono de la obra original?
“Somos fanáticos del cine, como habrás visto en nuestras películas de Marvel. Nos gustan las películas que convocan a todo el mundo, que permiten conectar distintas generaciones, que juntan a los amigos. Así que intentamos darles un balance en el tono para que sean agradables para todos. Queremos películas que ofrezcan el paquete completo: desde humor hasta emociones que te hagan llorar. Por eso cambiamos el tono en esta película”, confiesa Anthony Russo.
Para darle un toque más liviano a una historia que se desarrolla después de una guerra, donde la humanidad parece condenada a la dependencia de la inteligencia artificial, uno de los protagonistas es Keats, un bandido de buen corazón. Algo así como una versión de Han Solo que, en vez de tener a Chewbacca de acompañante, tiene a un robot parlanchín. Quien se pone en los zapatos del héroe aventurero es Chris Pratt.
Chris Pratt, una estrella que no esconde sus creencias
Pratt, de 45 años, es una de las caras más conocidas que salieron de la factoría Marvel. Fue catapultado a la fama desde que apareció bailando como Star Lord en Guardianes de la galaxia y, desde ese momento, no paró de crecer. No solo tuvo éxito con el cine de superhéroes: también logró dominar a los dinosaurios de la trilogía de Jurassic World. Entre las 2 franquicias, se convirtió en uno de los actores más rentables de Hollywood.
Ni siquiera las polémicas parecieron dañar su desempeñó en la taquilla. Primero, cuando hizo pública su fe cristiana: “No me importa lo que me cueste, mi amor por Jesús es más grande”, dijo Pratt en una entrevista. En redes sociales, muchos se molestaron con el actor por hacer públicas sus creencias religiosas. Otros se enojaron aún más cuando notaron que fue uno de los pocos actores de Marvel que nunca hizo una manifestación en contra de Donald Trump. Al contrario, el 24 de noviembre, cuando se celebraron las elecciones presidenciales, Pratt llamó a los estadounidenses a dejar de lado las diferencias y trabajar codo a codo para construir un país mejor. Por supuesto, muchos usuarios se enojaron aún más con el mensaje de unidad que envió Pratt.
Para el sector más conservador, Chris Pratt representa los valores tradicionales del sueño americano. Es un hombre de familia, religioso, que aparenta llevar una vida tranquila alejada de los excesos, las peleas y los escándalos. Pratt muchas veces definió como “una persona de fe” más que “una persona religiosa”. Como sea, su figura dentro y fuera de la pantalla parece ayudarlo para vender entradas. Hasta cuando no se le ve la cara, como sucedió con las películas de Super Mario Bros. y Garfield )donde el actor pone su voz para dar vida a los personajes animados) la taquilla le sonríe.
¿Cómo seleccionan los hermanos Russo a los actores para una película tan cara como esta? “Es complicado”, admite Joe. “Porque esta es una película live action con elementos de una película animada como si fuera Pixar, que intenta ser para todos. Entonces se requieren actores muy específicos. De nuevo, nos apartamos del libro, que toca temas muy fuertes, pero en una película puede ser presentados de una manera distinta. El libro, como dijiste vos, es melancólico. Para nosotros el mundo no necesita otra película que muestre un futuro distópico. Queremos actores que convoquen a tanta gente como sea posible, y el humor es fundamental para lograrlo, pero además necesitamos que puedan mostrar emociones”.
Los argentinos involucrados en El estado eléctrico
“La colaboración es fundamental para hacer cualquier película” dice Joe Russo. Ellos saben de lo que hablan: además de Bobby Brown y Pratt, El estado eléctrico tiene un elenco estelar que incluye a Stanely Tucci, Giancarlo Esposito, y las voces de Woody Harrelson, Brian Cox, Hank Azaria, entre otros, como Ke Huy Quan, el ganador del Oscar como actor de reparto por Todo en todas partes al mismo tiempo, una película producida por los Russo.
Como productores, los hermanos Russo destacan tanto o más que como directores. Originalmente, ellos se iban a encargar de la producción de El estado eléctrico. El director original iba a ser Andy Muschietti, pero los planes cambiaron cuando el argentino tuvo que irse para dirigir Flash. “Andy hizo un primer borrador”, comenta Joe Russo, “ahí nos sumamos nosotros”.
Aunque tanto Andy como Barbara Muschietti figura como coproductores, los Russo explican que no tuvieron mayor responsabilidad creativa más allá de ese primer borrador del guión. “Su contribución terminó en ese momento”, añade Anthony.
Que El estado eléctrico sea una historia sobre el desarrollo de la tecnología no deja de ser relevante cuando crece el uso de la inteligencia artificial en producciones cinematográficas. Una herramienta que no solo causa rechazo entre los más cinéfilos. El uso de la IA para modificar el acento húngaro de Adrien Brody en El brutalista, por ejemplo, desató una oleada de críticas que provocaron que la Academia de Hollywood tuviera que revisar sus reglas en cuanto al uso de inteligencia artificial en las películas.
Está claro que los Russo no están necesariamente en contra de la IA como herramienta para mejorar el resultado final de una película. “Los artistas siempre tienen que estar al control de la tecnología”, dice Joe Russo. “Si los artistas son los que están al mando, entonces es un uso apropiado”. Ese parece ser el corazón de El estado eléctrico: lo que importa no es cómo se usa la tecnología, sino quién la usa.
El siguiente desafío para los Russo ya no tiene que ver con Netflix, sino con Disney. Son los encargados para rencauzar el barco de Marvel que parece estar yendo a la deriva desde que Endgame pasó los cines. Doomsday y Secret Wars, las próximas películas de Avengers, tienen que probar que a los superhéroes les quedan algunas vidas para arrasar en las boleterías. Pero antes, por supuesto, tienen que probar que pueden captar la atención de la mayor audiencia posible desde una plataforma de streaming si quieren probar que conservan el toque del rey Midas.
Los hermanos Russo, en números:
* Siete premios Oscar fueron los que ganó Todo en todas partes al mismo tiempo, la película que los hermanos Russo produjeron y fue coronada como la mejor de 2023.
* Más de US$5000 millones de dólares recaudaron las películas de Marvel que dirigieron. Entre ellas, Infinity War y Endgame. Endgame es la segunda película más taquillera de la historia, sin ajustar por inflación, solo superada por Avatar.
* 10 películas dirigieron, incluyendo El estado eléctrico, El hombre gris (protagonizada por Ryan Gosling, Chris Evans y Ana de Armas), Cherry (protagonizada por Tom Holand) y las 4 películas del Universo Cinematográfico de Marvel.