"Me duelen las rodillas, seguro que va a llover": qué dice la ciencia sobre este mito
Desde hace siglos, muchas personas aseguran que sus articulaciones les avisan cuando va a cambiar el tiempo meteorológico. Algunos sienten dolor en una rodilla...

Cuando las rodillas de la abuela avisan, se aproxima el frío. No hay nada más fiable que esta afirmación de nuestros mayores para la sabiduría popular. Pero, ¿qué dice la ciencia sobre la capacidad de las articulaciones para predecir los cambios meteorológicos? Pues, efectivamente, no es tan descabellado, te lo contamos.
"El dolor articular no lo provoca el cambio climático directamente, sino las condiciones que el cuerpo experimenta en respuesta a factores ambientales" explican desde Central Médica. Estas son las posibles causas de esta percepción:
1. Cambios en la presión barométrica
En todo esto, cabe destacar la influencia de la barométrica, es decir, la fuerza que ejerce el aire sobre nosotros. "Aunque no la notemos, esta presión cambia con la altura y con los sistemas meteorológicos. Cuando la presión es alta, el tiempo suele ser estable; cuando baja, llegan las lluvias y la humedad", explican en Meteored.
Aunque en condiciones normales las articulaciones funcionan perfectamente, ya que son estructuras complejas, amortiguadas por líquido sinovial y rodeadas de nervios sensibles a cualquier cambio. Sin embargo, cuando hay daño en el cartílago (como en la osteoartritis) o inflamación (como en la artritis reumatoide), cualquier variación puede sentirse con más intensidad.
De hecho, en un estudio de 2007, publicado en el American Journal of Medicine, encontró una leve pero significativa correlación entre la caída de la presión barométrica y el aumento del dolor de rodilla en pacientes con osteoartritis. Sin embargo, una revisión de 2011 en Arthritis Research & Therapy indicó que los efectos no son universales: mientras algunas personas reportaron mayor dolor con baja presión, otras no notaron cambios o incluso se sintieron peor con presión alta.
Por su parte, desde Central Médica, aseguran que cuando la presión barométrica disminuye antes de una tormenta, puede generar que los tejidos alrededor de las articulaciones se expandan ligeramente, ejerciendo presión sobre los nervios y provocando dolor.
2. Bajada de las temperaturas
El frío también puede desempeñar un papel importante en el dolor articular, ya que las bajas temperaturas provocan que los músculos se contraigan y se vuelvan más rígidos, lo que reduce la flexibilidad y aumenta el riesgo de molestias. Además, los ligamentos y tendones pueden perder elasticidad, haciendo que el movimiento sea más difícil.
3. Humedad alta
Aunque no afecta directamente a las articulaciones, el aumento de humedad puede influir en el estado emocional y físico, haciendo que las molestias preexistentes se perciban con mayor intensidad, explican en Central Médica.
Además, cuando la humedad aumenta, el aire puede contener más partículas de agua, lo que a su vez afecta a los tejidos en el cuerpo, provocando que las articulaciones se inflamen.
4. Inflamación en enfermedades articulares
Condiciones como artritis reumatoide o lupus son inflamatorias de base, por lo que, si se le suman los cambios en el clima, sus síntomas pueden agravararse.
5. Factores psicológicos
El dolor es una experiencia subjetiva. La anticipación del cambio de clima puede incrementar la percepción del dolor, particularmente en personas que ya han experimentado estos episodios, explican los expertos de Central Médica.