«Os cuento un secreto», dijo Francisco a un grupo de escolares italianos que lo visitaron en el Vaticano. «A mí no me gusta viajar. Pero me pasa lo que a los niños caprichosos: '¿Que no te gusta la sopa? ¡Pues te tomas dos platos!' '¿No te gusta viajar? Pues verás lo que te espera...'», —recordaba entre sonrisas. Puede ser cierto que no le gustase hacer las maletas, pero con sus salidas de Roma plasmó sus prioridades y regaló los momentos más tiernos de su Pontificado. Cuando seleccionaba sus destinos, prescindía de intereses geopolíticos. «¿Dónde hace más falta la presencia del Papa?», se preguntaba para decidir su agenda. Daba prioridad a países donde no hubieran ido sus predecesores o con poco...
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