Los papas de los siglos XX y XXI
Del conservadurismo del siglo pasado al aperturismo del presente, los pontífices del último siglo han sido clave para entender la evolución de la Iglesia y su papel en el mundoLos papas que abrazaron la ciencia: cinco momentos que sorprendieron al Vaticano En los siglos XX y XXI, el papado ha estado marcado por profundas transformaciones sociales, políticas y culturales. Cada uno de los pontífices que ha ocupado el trono de San Pedro en este periodo ha tenido que enfrentarse a desafíos únicos: desde las guerras mundiales hasta la globalización, pasando por el Concilio Vaticano II, los escándalos de abusos o el avance del laicismo. En este contexto, los papas no solo han sido líderes espirituales, sino también figuras con una notable influencia internacional. Pío X, el primer papa del siglo XX Pío X (1903-1914) abrió el siglo XX con una fuerte oposición al modernismo teológico, una corriente que intentaba armonizar la fe católica con los nuevos avances científicos y filosóficos. Fue autor de la encíclica Pascendi Dominici Gregis, en la que condenó el modernismo como “la síntesis de todas las herejías”. Durante su pontificado impulsó una reforma litúrgica que fomentó la participación de los fieles y promovió la comunión frecuente, incluso desde la infancia. También sentó las bases del nuevo Código de Derecho Canónico, que sería publicado bajo su sucesor. Coincidiendo con la Primera Guerra Mundial Benedicto XV (1914-1922) es recordado por su papel durante la Primera Guerra Mundial. Adoptó una postura de neutralidad activa, condenando los horrores del conflicto en su encíclica Ad Beatissimi Apostolorum, y propuso un plan de paz en 1917 que fue desestimado por las potencias beligerantes. También reorganizó la acción diplomática de la Santa Sede, ampliando la red de nuncios y dando un nuevo impulso a la obra misionera con la encíclica Maximum Illud, que promovía una evangelización más respetuosa con las culturas locales y menos dependiente del colonialismo europeo. Dos papas consecutivos con el mismo nombre Durante el periodo de entreguerras, Pío XI (1922-1939) se enfrentó al auge del totalitarismo. Firmó concordatos con regímenes como el de Mussolini —el de Letrán en 1929, que resolvió la cuestión romana— y el de Hitler, lo que más tarde generó críticas. No obstante, condenó con dureza el nazismo en su encíclica Mit Brennender Sorge, escrita en alemán y distribuida clandestinamente en Alemania. También impulsó la Acción Católica como forma de participación laica en la vida eclesial y defendió la enseñanza social de la Iglesia con encíclicas como Quadragesimo Anno, que denunciaba los abusos del capitalismo y el colectivismo. El papa Pío XII Su sucesor, Pío XII (1939-1958), fue una figura controvertida. Ha sido objeto de debate por su silencio público ante el Holocausto, aunque documentos posteriores han revelado su apoyo encubierto a redes de ayuda a judíos perseguidos, como las acciones de la red del padre Hugh O’Flaherty. Su encíclica Humani Generis marcó su visión frente al pensamiento moderno y la teología emergente. Impulsó el dogma de la Asunción de María en 1950 y promovió el estudio bíblico, avalando en 1943 la encíclica Divino Afflante Spiritu, que abría la puerta a una exégesis más científica. Durante la guerra, mantuvo una política de prudente neutralidad, que consolidó la diplomacia vaticana como actor relevante en el nuevo orden mundial. El Concilio Vaticano II El gran punto de inflexión llegó con Juan XXIII (1958-1963), quien convocó el Concilio Vaticano II. Este acontecimiento transformó profundamente la Iglesia: la misa dejó de celebrarse en latín, se promovió el ecumenismo, se reformó la relación con el judaísmo y se impulsó una teología más abierta al mundo contemporáneo. Juan XXIII fue conocido como “el Papa bueno” por su cercanía, humor y afán renovador. Además de convocar el Concilio, publicó encíclicas clave como Mater et Magistr

Del conservadurismo del siglo pasado al aperturismo del presente, los pontífices del último siglo han sido clave para entender la evolución de la Iglesia y su papel en el mundo
Los papas que abrazaron la ciencia: cinco momentos que sorprendieron al Vaticano
En los siglos XX y XXI, el papado ha estado marcado por profundas transformaciones sociales, políticas y culturales. Cada uno de los pontífices que ha ocupado el trono de San Pedro en este periodo ha tenido que enfrentarse a desafíos únicos: desde las guerras mundiales hasta la globalización, pasando por el Concilio Vaticano II, los escándalos de abusos o el avance del laicismo. En este contexto, los papas no solo han sido líderes espirituales, sino también figuras con una notable influencia internacional.
Pío X, el primer papa del siglo XX
Pío X (1903-1914) abrió el siglo XX con una fuerte oposición al modernismo teológico, una corriente que intentaba armonizar la fe católica con los nuevos avances científicos y filosóficos. Fue autor de la encíclica Pascendi Dominici Gregis, en la que condenó el modernismo como “la síntesis de todas las herejías”. Durante su pontificado impulsó una reforma litúrgica que fomentó la participación de los fieles y promovió la comunión frecuente, incluso desde la infancia. También sentó las bases del nuevo Código de Derecho Canónico, que sería publicado bajo su sucesor.
Coincidiendo con la Primera Guerra Mundial
Benedicto XV (1914-1922) es recordado por su papel durante la Primera Guerra Mundial. Adoptó una postura de neutralidad activa, condenando los horrores del conflicto en su encíclica Ad Beatissimi Apostolorum, y propuso un plan de paz en 1917 que fue desestimado por las potencias beligerantes. También reorganizó la acción diplomática de la Santa Sede, ampliando la red de nuncios y dando un nuevo impulso a la obra misionera con la encíclica Maximum Illud, que promovía una evangelización más respetuosa con las culturas locales y menos dependiente del colonialismo europeo.
Dos papas consecutivos con el mismo nombre
Durante el periodo de entreguerras, Pío XI (1922-1939) se enfrentó al auge del totalitarismo. Firmó concordatos con regímenes como el de Mussolini —el de Letrán en 1929, que resolvió la cuestión romana— y el de Hitler, lo que más tarde generó críticas. No obstante, condenó con dureza el nazismo en su encíclica Mit Brennender Sorge, escrita en alemán y distribuida clandestinamente en Alemania. También impulsó la Acción Católica como forma de participación laica en la vida eclesial y defendió la enseñanza social de la Iglesia con encíclicas como Quadragesimo Anno, que denunciaba los abusos del capitalismo y el colectivismo.
Su sucesor, Pío XII (1939-1958), fue una figura controvertida. Ha sido objeto de debate por su silencio público ante el Holocausto, aunque documentos posteriores han revelado su apoyo encubierto a redes de ayuda a judíos perseguidos, como las acciones de la red del padre Hugh O’Flaherty. Su encíclica Humani Generis marcó su visión frente al pensamiento moderno y la teología emergente. Impulsó el dogma de la Asunción de María en 1950 y promovió el estudio bíblico, avalando en 1943 la encíclica Divino Afflante Spiritu, que abría la puerta a una exégesis más científica. Durante la guerra, mantuvo una política de prudente neutralidad, que consolidó la diplomacia vaticana como actor relevante en el nuevo orden mundial.
El Concilio Vaticano II
El gran punto de inflexión llegó con Juan XXIII (1958-1963), quien convocó el Concilio Vaticano II. Este acontecimiento transformó profundamente la Iglesia: la misa dejó de celebrarse en latín, se promovió el ecumenismo, se reformó la relación con el judaísmo y se impulsó una teología más abierta al mundo contemporáneo. Juan XXIII fue conocido como “el Papa bueno” por su cercanía, humor y afán renovador. Además de convocar el Concilio, publicó encíclicas clave como Mater et Magistra y Pacem in Terris, esta última dirigida no solo a católicos, sino a “todos los hombres de buena voluntad” en plena Guerra Fría.
Pablo VI (1963-1978) asumió la tarea de concluir el Concilio y aplicar sus reformas. Estableció un modelo colegiado de gobierno dentro de la Iglesia mediante la creación del Sínodo de los Obispos, promovió el diálogo con otras confesiones cristianas —se encontró con el Patriarca Atenágoras de Constantinopla— e inició visitas apostólicas que lo llevaron incluso a la ONU en 1965. Su encíclica Humanae Vitae, que reafirmó la oposición de la Iglesia al uso de anticonceptivos artificiales, generó un intenso debate en la comunidad católica y marcó un punto de inflexión en la relación entre magisterio y fieles.
Uno de los papados más breves y la llegada del primer papa no italiano en más de 450 años
Uno de los papados más breves fue el de Juan Pablo I (1978), fallecido apenas 33 días después de su elección. Su estilo humilde, sus homilías accesibles y su renuncia a los símbolos de poder eclesiástico marcaron una ruptura con la pompa papal tradicional. Se le conocía como “la sonrisa de Dios”, y su muerte repentina alimentó especulaciones que aún hoy son objeto de libros y documentales.
Luego llegó Juan Pablo II (1978-2005), el primer papa no italiano en más de 450 años. Carismático y viajero incansable, fue clave en la caída del comunismo en Europa del Este, fomentó el diálogo interreligioso, especialmente con el judaísmo, y canonizó a más santos que todos sus predecesores juntos. Enfrentó fuertes críticas por su gestión de los abusos sexuales cometidos por miembros del clero, pero también consolidó el papel mediático del papado y movilizó a millones de jóvenes católicos a través de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Los dos últimos papas del siglo XXI
Con Benedicto XVI (2005-2013), teólogo alemán y ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Iglesia optó por una continuidad conservadora. En sus encíclicas, como Deus Caritas Est, abordó la relación entre fe y razón, amor y verdad. A lo largo de su pontificado defendió una liturgia más tradicional y promovió la “hermenéutica de la continuidad” frente a las interpretaciones rupturistas del Concilio Vaticano II. Su renuncia en 2013 —la primera en siglos— fue una decisión histórica que abrió una nueva etapa en el Vaticano y lo convirtió en Papa emérito, una figura inédita en tiempos modernos.
Francisco (2013-2025), el primer papa latinoamericano y jesuita, ha dado un giro pastoral al pontificado. En su encíclica Laudato Si', abogó por una ecología integral y un modelo económico más justo. Promovió la sinodalidad como una forma de gobierno más participativa, endureció los protocolos frente a los abusos sexuales del clero, y rebajó el tono en temas como el divorcio, la homosexualidad o el papel de la mujer en la Iglesia. Viajó a lugares periféricos, como Irak o Sudán del Sur, y llamó la atención sobre las migraciones y la crisis climática, consolidando un liderazgo moral en cuestiones globales.