Los océanos eliminan los microplásticos de la atmósfera actuando como un sumidero
Los mares captan aproximadamente el 15 % de las partículas de plástico transportadas por el aire.

Un reciente estudio del Instituto Max Planck de Meteorología ha puesto en entredicho una creencia ampliamente aceptada que decía que el océano no actúa como fuente principal de microplásticos a la atmósfera, sino como un sumidero donde estos residuos terminan depositándose.
Los microplásticos, diminutas partículas de plástico de menos de 5 milímetros, han invadido todos los rincones del planeta. No solo se encuentran en el suelo, los ríos y el océano, sino también en el aire que respiramos. Su presencia en la atmósfera plantea serios riesgos para la salud humana, ya que las partículas más pequeñas pueden infiltrarse en el sistema respiratorio e incluso en el torrente sanguíneo.
Hasta ahora, se pensaba que una de las principales vías de entrada de los microplásticos en el aire era el océano. La teoría sugería que estos residuos eran arrastrados desde la tierra hasta el mar y, posteriormente, liberados a la atmósfera por la acción del viento, las olas y la espuma marina. Sin embargo, el nuevo estudio desafía esta idea.
Investigaciones previas, basadas en modelos inversos, sugerían que los océanos emitían cientos de millones de toneladas de microplásticos al año. Sin embargo, experimentos de laboratorio recientes han demostrado que esta cifra estaba enormemente sobreestimada ya que la cantidad real se reduce a solo unos cientos de miles de kilos al año, lo que convierte al océano en un sumidero más que en una fuente emisora.
Utilizando un modelo global de transporte químico atmosférico, los investigadores descubrieron que el océano capta aproximadamente el 15 % de los microplásticos transportados por el aire, en lugar de liberarlos en grandes cantidades.
Su tamaño influye en su dispersión
El estudio también reveló cómo el tamaño de las partículas influye en su dispersión. Mientras que los microplásticos más grandes caen rápidamente a la tierra o al océano, las partículas más pequeñas pueden permanecer suspendidas en la atmósfera durante un año entero, viajando miles de kilómetros. De hecho, se ha comprobado que llegan hasta el Ártico, depositándose sobre la nieve y el hielo, lo que evidencia la magnitud global de esta contaminación.
Estos hallazgos sugieren que los esfuerzos para reducir la contaminación por microplásticos deben centrarse en las fuentes terrestres, como la ropa sintética y el desgaste de neumáticos, en lugar de en el océano.