Los jóvenes duermen menos horas de las recomendadas y muchos con TEA sufren insomnio
De neurólogos a pediatras, neurofisiólogos, neumólogos, médicos de atención primaria, biólogos, psiquiatras, psicólogos o enfermeros. Santiago fue desde el pasado jueves hasta el sábado capital no solo de Galicia, también de la medicina española asociada a trastornos del sueño. Precisamente porque el área se aborda desde un abanico de disciplinas, la Sociedad Española del Sueño (SES) reunió en su trigésimo tercer encuentro anual a un plantel de más de 300 profesionales que tuvieron la ocasión de poner sobre la mesa sus experiencias con terapias y tratamientos, compartir recomendaciones y analizar los últimos avances dados en su escuela. Entre lo más destacable estuvo la presentación del primer documento de consenso entre el SES y la Asociación Española de Pediatría (AEP) sobre el tratamiento del insomnio en niños, que concluye que más de 8 de cada 10 que sufren trastornos del espectro autista (TEA) también presentan síntomas de insomnio; y la de un estudio sobre los hábitos de sueño de pacientes adolescentes, que fija en el 85% la tasa de estudiantes españoles de la ESO que no alcanza las ocho horas de sueño diarias recomendadas para su edad. Jueves, viernes y sábado, desde las nueve de la mañana, el Palacio de Congresos y Exposiciones compostelano se convirtió en punto neurálgico para expertos en trastornos respiratorios del sueño (TRS) de todo el país. Cada día hubo un buen repertorio de ponencias, formaciones y simposios en los que oradores y asistentes abordaron multitud de apartados, desde la necesidad de un enfoque interdisciplinar para atender a pacientes con TRS que incluya a los especialistas necesarios para tratar cada caso en todas sus dimensiones, hasta las distintas tipologías de insomnio o las últimas novedades clínicas vinculadas al tratamiento de la apnea obstructiva del sueño (AOS). Entre lo más destacado estuvo la presentación del primer consenso oficial entre la SES y la AEP sobre el tratamiento del insomnio en niños y adolescentes –de 6 a 18 años–, primero también en ser elaborado a nivel nacional y europeo en este ámbito. La principal conclusión que aporta es que el 85% de los niños y el 81% de los adolescentes españoles con TEA muestran al menos un síntoma de insomnio, mientras que en el caso de la población neurotípica la prevalencia se sitúa en el 20%-25% en niños y en el 25%-35% en adolescentes. En los primeros casos, además, alertó una de las autoras del estudio e investigadora de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), Pura Ballester, algunos síntomas del insomnio pueden confundirse con otros nucleares del autismo, o ser enmascarados por estos. Así, se acaba volviendo un problema infradiagnosticado de manera habitual en pacientes con TEA, según desgranó en una rueda de prensa en la que la acompañaron los doctores Gonzalo Pin, miembro del grupo de trabajo de Pediatría de la SES, y Milagros Merino, presidenta saliente de la entidad. Los tres insistieron en que el correcto diagnóstico es fundamental, «ya que diversos estudios correlacionan el sueño deficiente con un empeoramiento de los síntomas de las personas TEA». Hoy todavía «no existe un documento guía sobre el tratamiento del insomnio en personas con TEA a nivel nacional o europeo», y de ahí la necesidad de este estudio de consenso, subrayaron. No fue el único documento de especial interés. El mismo día, el sábado, se presentaron los resultados de otro estudio sobre los hábitos de sueño en adolescentes. Y los datos que refleja no son positivos: casi uno de cada tres estudiantes duerme menos de 7 horas al día, cuando deberían ser 8, mientras que apenas un 14% cumple con las recomendaciones y supera esa cifra. Para realizar el estudio, durante dos semanas se recogió información sobre las tendencias de sueño de estudiantes de tercero y cuarto de ESO de tres institutos de Vitoria, en el País Vasco. Y, en general, reflejó que una parte importante de los jóvenes tienden a trasnochar más y, por tanto, a necesitar levantarse también más tarde –lo que se conoce como el síndrome de retraso de fase, propio de esa etapa de edad–. «Nuestra impresión es que el horario escolar podría no ser el adecuado para este grupo de edad», sostuvo Carla Pía Martínez, autora principal del estudio. Aunque para la experta lo mejor sería retrasar la hora de entrada a los institutos, reconoció que adoptar una medida así no es fácil y, en su lugar, animó a los gestores educativos a poner actividades más lúdicas y estimulantes y menos intelectuales (como educación física o educación artística) a primera hora de la mañana «para ayudarles a espabilar»; y a evitar los exámenes al principio de la jornada.
De neurólogos a pediatras, neurofisiólogos, neumólogos, médicos de atención primaria, biólogos, psiquiatras, psicólogos o enfermeros. Santiago fue desde el pasado jueves hasta el sábado capital no solo de Galicia, también de la medicina española asociada a trastornos del sueño. Precisamente porque el área se aborda desde un abanico de disciplinas, la Sociedad Española del Sueño (SES) reunió en su trigésimo tercer encuentro anual a un plantel de más de 300 profesionales que tuvieron la ocasión de poner sobre la mesa sus experiencias con terapias y tratamientos, compartir recomendaciones y analizar los últimos avances dados en su escuela. Entre lo más destacable estuvo la presentación del primer documento de consenso entre el SES y la Asociación Española de Pediatría (AEP) sobre el tratamiento del insomnio en niños, que concluye que más de 8 de cada 10 que sufren trastornos del espectro autista (TEA) también presentan síntomas de insomnio; y la de un estudio sobre los hábitos de sueño de pacientes adolescentes, que fija en el 85% la tasa de estudiantes españoles de la ESO que no alcanza las ocho horas de sueño diarias recomendadas para su edad. Jueves, viernes y sábado, desde las nueve de la mañana, el Palacio de Congresos y Exposiciones compostelano se convirtió en punto neurálgico para expertos en trastornos respiratorios del sueño (TRS) de todo el país. Cada día hubo un buen repertorio de ponencias, formaciones y simposios en los que oradores y asistentes abordaron multitud de apartados, desde la necesidad de un enfoque interdisciplinar para atender a pacientes con TRS que incluya a los especialistas necesarios para tratar cada caso en todas sus dimensiones, hasta las distintas tipologías de insomnio o las últimas novedades clínicas vinculadas al tratamiento de la apnea obstructiva del sueño (AOS). Entre lo más destacado estuvo la presentación del primer consenso oficial entre la SES y la AEP sobre el tratamiento del insomnio en niños y adolescentes –de 6 a 18 años–, primero también en ser elaborado a nivel nacional y europeo en este ámbito. La principal conclusión que aporta es que el 85% de los niños y el 81% de los adolescentes españoles con TEA muestran al menos un síntoma de insomnio, mientras que en el caso de la población neurotípica la prevalencia se sitúa en el 20%-25% en niños y en el 25%-35% en adolescentes. En los primeros casos, además, alertó una de las autoras del estudio e investigadora de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), Pura Ballester, algunos síntomas del insomnio pueden confundirse con otros nucleares del autismo, o ser enmascarados por estos. Así, se acaba volviendo un problema infradiagnosticado de manera habitual en pacientes con TEA, según desgranó en una rueda de prensa en la que la acompañaron los doctores Gonzalo Pin, miembro del grupo de trabajo de Pediatría de la SES, y Milagros Merino, presidenta saliente de la entidad. Los tres insistieron en que el correcto diagnóstico es fundamental, «ya que diversos estudios correlacionan el sueño deficiente con un empeoramiento de los síntomas de las personas TEA». Hoy todavía «no existe un documento guía sobre el tratamiento del insomnio en personas con TEA a nivel nacional o europeo», y de ahí la necesidad de este estudio de consenso, subrayaron. No fue el único documento de especial interés. El mismo día, el sábado, se presentaron los resultados de otro estudio sobre los hábitos de sueño en adolescentes. Y los datos que refleja no son positivos: casi uno de cada tres estudiantes duerme menos de 7 horas al día, cuando deberían ser 8, mientras que apenas un 14% cumple con las recomendaciones y supera esa cifra. Para realizar el estudio, durante dos semanas se recogió información sobre las tendencias de sueño de estudiantes de tercero y cuarto de ESO de tres institutos de Vitoria, en el País Vasco. Y, en general, reflejó que una parte importante de los jóvenes tienden a trasnochar más y, por tanto, a necesitar levantarse también más tarde –lo que se conoce como el síndrome de retraso de fase, propio de esa etapa de edad–. «Nuestra impresión es que el horario escolar podría no ser el adecuado para este grupo de edad», sostuvo Carla Pía Martínez, autora principal del estudio. Aunque para la experta lo mejor sería retrasar la hora de entrada a los institutos, reconoció que adoptar una medida así no es fácil y, en su lugar, animó a los gestores educativos a poner actividades más lúdicas y estimulantes y menos intelectuales (como educación física o educación artística) a primera hora de la mañana «para ayudarles a espabilar»; y a evitar los exámenes al principio de la jornada.
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