Los abogados de Gisèle Pelicot, premiados en Madrid: "Mejorar el trato a las víctimas no reduce el derecho de defensa"

La abogacía española premia a Babonneau y Camus por demostrar la necesidad de contar con profesionales cualificados en la asistencia a las víctimas de violencia de género.

Mar 5, 2025 - 15:47
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Los abogados de Gisèle Pelicot, premiados en Madrid: "Mejorar el trato a las víctimas no reduce el derecho de defensa"

Hacen escala unas horas en Madrid para recibir el V Premio de Igualdad de la Abogacía Española y se van a Argentina, donde impartirán un ciclo de conferencias sobre la protección legal de las mujeres. Así es ahora la vida de Stephane Babonneau y Antonie Camus, los abogados defensores de Gisele Pelicot —la mujer francesa que renunció a su derecho al anonimato como víctima de violencia sexual y consiguió condenar a su marido y a otros 50 hombres por violación con sumisión química—. En una rueda de prensa, los abogados han contado que este proceso "histórico" ha trastocado sus agendas, pero también les ha hecho cuestionarse la masculinidad, conocer 'la cultura de la violación', y detectar vacíos del sistema a la hora de combatir la violencia de género.

La Abogacía Española quiso premiar la profesionalidad de dos jóvenes letrados penalistas que, sin formación previa en violencia de género, asesoraron y acompañaron a Gisèle Pelicot, la mujer que se ha convertido en un icono por hacer que la vergüenza no estuviera más del lado de las víctimas de delitos sexuales en Francia. Con este galardón, el enésimo que reciben desde que en diciembre ganaron el juicio, la Abogacía ha querido también hacer patente la necesidad de las víctimas de violencia de género de contar con la máxima cualificación en su defensa, ante las 81.000 asistencias anuales que se prestan en España.

Stephane Babonneau, de madre mexicana, ha ejercido de portavoz y ha explicado que no son "activistas" de los derechos de la mujer, sino "abogados simplemente", que gracias al encuentro con su clienta han comprendido que "hace falta mejorar el trato de las víctimas y que hacerlo no perjudica el derecho a la defensa de los acusados".

Casi tres meses después del veredicto —que condenó a 20 años de prisión a Dominique Pelicot por permitir que al menos 50 hombres violaran a su mujer mientras dormía, inducida por somníferos— los abogados han dicho que Gisèle "está en paz con el resultado", intenta hacer una vida lo más normal posible, "después de lo que vivió", y que permanece alejada de la vida pública, dado que el caso todavía no ha terminado. Un total de 9 de los 50 condenados han recurrido el veredicto, unas apelaciones que se dirimirán en octubre, esta vez con jurado popular.

El legado de Gisèle: la vergüenza cambia de bando

Los abogados han tenido palabras de agradecimiento por el inmenso eco que tuvo el caso Pelicot en España. Creen que hizo honor "al sacrificio que supuso para ella renunciar al anonimato y convertir el proceso en un juicio público". Los abogados han recordado que su clienta, con su ejemplo, se ha convertido en "fuente de inspiración " y que ya hay más víctimas dispuestas a hacer públicos sus casos, conscientes de que "no tienen ninguna responsabilidad sobre lo que les ha ocurrido".

Lo llaman el legado de Gisèle Pelicot, tal y como se constata en varios procesos judiciales galos. De los últimos, el del LeScouarnec, acusado de 300 violaciones a menores en su trabajo como cirujano digestivo, donde varias víctimas han decidido hacer públicos sus testimonios. También en el caso conocido como de 'los rehenes de Daesh', donde periodistas que fueron secuestrados por Estado Islámico han explicado que ver a Gisèle Pelicot encontrar la fuerza para enfrentarse en el juicio a 50 hombres les dio a ellos la fuerza necesaria para contar cómo fueron salvajemente torturados y traumatizados. "Si ella pudo, yo también puedo. Esa es la esencia de su mensaje", recordaron sus letrados.

Sin embargo, los abogados han recordado que todavía muchas mujeres víctimas de violencia sexual y de género no aguantarían un proceso judicial como el que Gisèle tuvo que soportar. De ahí que los abogados acepten premios, conferencias y encuentros con Gobiernos de mundo —este lunes estuvieron con la ministra de Igualdad, Ana Redondo— para recordarles que faltan medios con los que poder garantizar que las víctimas están sostenidas después de interponer una denuncia. "Las víctimas sexuales y de género padecen en su mayoría desigualdad social y económica y necesitan ayuda para salir de esa situación de violencia, para encontrar el camino a la independencia".

Repensar la masculinidad

Los dos abogados han confesado que este proceso ha marcado un antes y un después en su carrera y que en lo personal los llevó a interrogarse sobre la masculinidad. "No hubiéramos pensado nunca que se podrían dar las explicaciones que dieron algunos acusados en el juicio, que pertenecen a modelos de masculinidad que hay que debatir", ha dicho Antonie Camus. "Es el concepto de la cultura de la violación, que no entendíamos antes de entrar en el juicio, pero que se puede interpretar como cierta visión sobre la mujer. Que muchos acusados sostuvieran que pensaban que si el esposo estaba de acuerdo con lo que ocurría no había violación. Que no eran violadores porque el esposo les había invitado".

Eso fue de entre lo más sorprendente del proceso, según han contado. Ver que algunos acusados, incluso después haber visto en vídeo su agresión sexual, "pudieran seguir defendiendo que no habían cometido una violación". Ambos confían en que este caso también ayude a sostener este debate de ciertas representaciones de la masculinidad.

Babonneau y Camus han contado que siguen defendiendo a mujeres víctimas y a hombres que son acusados y consideran que no hay ninguna sociedad que pueda encontrar por sí sola la solución a este problema. "Esto únicamente se puede lograr debatiendo y promoviendo valores que son comunes, que son valores europeos", porque casos así pueden ocurrir en cualquier punto del globo: "Solo hace falta tener Internet (para captar violadores) y medicamentos que cualquiera tiene por casa (para dormir a la víctima)", ha dicho Babonneau.