Lorenzo Silva publica una nueva novela de Bevilacqua y Chamorro sobre las deudas y el dolor de la pandemia, 'Las fuerzas contrarias'
El escritor celebra 30 años de creación de sus guardias civiles literarios, que arrastran dos millones de lectores

La comandancia de la Guardia Civil de un pueblo no es un lugar habitual para presentar novelas, incluso, puede que resulte anacrónico, extraño e inaudito. Pero allí están, en el puesto de Illescas, Toledo, una docena de periodistas, entre agentes uniformados y vehículos del Cuerpo, tomando café y notas con los personajes de carne y hueso que un escritor llamado Lorenzo Silva convirtió en héroes de ficción.
La editorial Destino ha desplazado a varios medios, entre ellos a 20minutos, a este pueblo cercano a la capital -de amables casas adosadas y con una iglesia que contiene cinco Grecos poco conocidos-, para presentar en su ambiente Las fuerzas contrarias, lo último de Silva (Madrid, 1966), "una novela en la pandemia, no sobre la pandemia", matiza su autor.
"Una de las cosas que descubrimos es que no estábamos cuidando los unos de los otros. Los grandes vicios no se han corregido"
Cuando se cumplen cinco años de este episodio, Lorenzo Silva considera que "ya hay una perspectiva tenemos, una obligación y cierto deber de afrontar esa narración. No lo queremos hacer porque es amarga y a todos nos trae malos recuerdos. Es difícil de manejar narrativamente. Pero- matiza- esa experiencia, el impacto que supuso, fue transformadora para la sociedad y para cada individuo, no necesariamente negativa".
Aun así, para Silva, el azote del coronavirus y sus consecuencias no nos hizo mejores. "Quizás, una de las cosas que descubrimos es que no estábamos cuidando bien los unos de los otros. Los grandes vicios no se han corregido".
Silva, el autor que, según el su editor Emili Rosales, más ocupa en el catálogo de la editorial Destino, junto a Miguel Delibes, ha creado con sus guardias, el subteniente Rubén Bevilacqua y la brigada Virginia Chamorro, una comunidad que supera los dos millones de lectores, aunque él dice no sentirse "preso" de ellos, sí eternamente en deuda. "Ellos me han dado libertad para transitar por otros caminos diferentes. Mi gratitud es máxima, son dos de los mejores amigos que me ha traído la vida, imaginarios pero muy propicios para mí". Hay que recordar, que Silva 'escribió' a sus personajes en 1995 (momento en el que encontró obstáculos para su publicación), pero no fue hasta 1998 en que Destino, su casa, lo editó.
"Siempre que pasa una calamidad se busca a un tonto para culpar y el resto exonerarnos, pero todos fracasamos"
Las fuerzas contrarias nace de lo que le contó un amigo guardia durante el confinamiento: cuando se encontraban cadáveres y casas, los médicos solían certificar la muerte a distancia. El título relata la sospechosa muerte de varios mayores en Illescas, una atmósfera desierta, solo cruzada por trabajadores esenciales y algún asesino astuto y oportunista. Hay también un delito violento no resuelto en el sur de España, que permite fijar la tensión en dos puntos opuestos, pero que llevan a las fuerzas del orden a un pulso permanente con las restricciones, el cumplimiento de la ley y la soledad de aquellos tiempos no tan lejanos.
La novela no se limita a describir que el mal también acechó aquella España inmovilizada por un terrible virus, sino que desliza problemas como no haber sido capaz de prever una catástrofe así y el trato a los mayores.
"Los protagonistas de la novela luchan contra las carencias del sistema y de la sociedad en la que viven"
"Siempre que pasa una calamidad se busca a un tonto para culpar y el resto exonerarnos, pero todos fracasamos ante una amenaza identificada (y cita el informe La estrategia de Seguridad Nacional, publicado en 2011, que señala la necesidad de tomar medidas y de dotar de recursos a las administraciones). "La pandemia fue una palanca de transformación y de descubrimiento, de una serie de fracturas que ya existían en la sociedad. Sirve de paraguas para encubrir la acción criminal. El delincuente va embozado, con la mascarilla".
De esos desajustes con que la sociedad se topó, viene el título. "Los protagonistas también luchan contra las carencias del sistema y de la sociedad en la que viven. Las grietas entre jóvenes y mayores es una, que siguen aflorando hoy".
Sobre las muertes de ancianos, Silva se mostró rotundo: "Todo el mundo se vio desbordado. Si hablamos de los mayores y las residencias, los resultados son pavorosos en todas las comunidades autónomas, aunque de algunas se habla más que de otras".
La 14ª entrega de esta pareja de guardias contiene otros elementos que contribuyen a enriquecer el mundo de estos dos guardias que caminan por la España del delito, a veces como náufragos de la cordura y la lealtad, aparte de su enorme capacidad narrativa, marca de la casa.
En un arranque de nostalgia, uno de los personajes creados en esta ocasión lleva el nombre de un agente muerto en Teruel cuando se ocupaba de un caso, Víctor Caballero, tal como le pidió su hermano a Silva como homenaje en su momento.
"Rubén y Chamorro son como don Quijote y Sancho, dos espejos inspiradores. La pareja despareja"
Silva, consumidor incansable de música y lector voraz, como se refleja en sus propios libros, es fiel a su ideal quijotesco y equipara a su popular pareja con el caballero de la triste figura y Sancho Panza, cuyo autor, Cervantes, se casó con una mujer de Esquivias, un pueblo vecino de Illescas.
El autor no quiere desperdiciar esta coincidencia geográfica, por otro lado, buscada. "Rubén y Chamorro son, como don Quijote y su escudero, dos espejos inspiradores, que se van mimetizando. Es una pareja despareja". Y devuelve a Cervantes el mérito de haber inventado la ficción criminal clásica con sus Novelas ejemplares.
Hay explícito un debate sobre el desdoblamiento lingüístico que, para Silva es un tema de permanente cuestión. Juez o jueza, coronel o coronela, telefonisto o telefonista... se cuelan en un asunto que le preocupa y le ha creado no pocos problemas al escritor en el terreno académico.
Silva tiene una casa en Illescas, donde escribe con tranquilidad y que es su segunda morada. Allí probablemente escribirá su siguiente entrega de Rubén y Virginia, porque haberla... la habrá. El subteniente no tiene edad aún de jubilación, periodo que su creador pretende seguir explorando sin dejar de ser fiel a su personalidad, contraria, señala Silva, a la de sí mismo. Aunque precisa: "Cuando creas un personaje tienes que buscar un anclaje, incluso aunque sea un criminal".
"La gran transformación no han sido el AVE ni las autovías: es cómo la mujer ha pasado de lo doméstico a la autoridad"
Lorenzo Silva, que estuvo acompañado durante su presentación no solo por la prensa, sino también por mandos de la comandancia, terminó su exposición alabando a la Guardia Civil, cuya evolución ha sido pareja a la de su literatura. "Se acompasó al Estado de derecho más rápido que otros estamentos de la sociedad. Ha mejorado en cuando a medios y en el enriquecimiento y diversidad de la plantilla, donde el 40% de la escala básica son titulados superiores".
Tuvo un agradecimiento expreso a la figura de Virginia Chamorro, imaginado en un momento en que había pocas mujeres en el Cuerpo. "En términos históricos es una transformación radical, bestial, la gran transformación de la sociedad española no son las autovías ni el AVE. Es cómo la mujer ha pasado de ocupar un lugar doméstico y subalterno a posiciones de autoridad".