"Un punto más, una jornada menos". Fue el titular intencionado que quiso dejar caer
Hansi Flick, entrenador del
FC Barcelona, tras empatar (1-1) en Montjuïc ante el
Betis, la misma tarde en que el
Real Madrid no había puntuado en el Santiago Bernabéu ante el
Valencia (1-2).
Carlo Ancelotti, técnico madridista, admitió en la rueda rueda de prensa posterior a la derrota de su equipo que "la Liga está mucho más complicada". Es verdad que el Barça pudo, horas después, agenciarse un colchón de seguridad de dos jornadas con solamente ocho por disputarse, lo que provocó una sensación extraña en el vestuario culé. Pero también es cierto que, en un fin de semana que parecía a priori más propicio para que el Real Madrid recortase y no tanto para que el Barça ampliase su distancia, el equipo azulgrana aumentó su ventaja en la clasificación. Son cuatro puntos de diferencia entre el líder y el segundo clasificado, lo que significa, de facto, que el Barça es el único equipo que depende desde esta jornada oficialmente ya sólo de sus propios resultados. Hasta ahora, ese poder nada desdeñable era virtual, tras el 0-4 logrado por el equipo azulgrana en el primer Clásico liguero, un 'goal average' particular que en caso de empate final a puntos le daría le daría el título al Barça, a menos que se devolviera una goleada superior por parte del Madrid en Montjuïc el próximo 11 de mayo. Tal y como están las cosas tras la disputa de la 30ª jornada, tampoco sería suficiente para el Real Madrid mejorar ese 0-4 si si el Barça amplía o mantiene su actual distancia de puntos. El calendario de los dos grandes aspirantes al título deja abierta la lucha, con el mismo número de partidos en casa y fuera deellas para los candidatos y con ese Clásico por delante entre Barça y Real Madrid, que se jugará en Montjuïc el 11 de mayo, como fecha clave a la que todos miran.
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