«Llevo un año desde mi rehabilitación cardíaca y me olvido de que soy una enferma del corazón»
Mercedes Castro Román llegó a la Unidad de Rehabilitación Cardíaca del hospital Reina Sofía tras tratarse de su cáncer de mama con quimioterapia y radioterapia. La quimioterapia le produjo una insuficiencia cardíaca severa. Tras recuperarse parcialmente continuó con su recuperación tanto en el ámbito sanitario como psicológico, además de pautas con respecto al ejercicio. «La enfermedad del corazón es la enfermedad del miedo, porque no basta con tomarse una medicación, sino que luego surge, por ejemplo, ir a andar, y una no sabe si puede, vaya a que me dé otra vez un piticlín», ha declarado con sentido del humor esta paciente, una de las 300 que pasan cada año por un departamento que acaba de cumplir su 15º aniversario. Con tal motivo, el hospital ha organizado unas jornadas junto a las asociaciones de pacientes. «Todas las unidades de rehabilitación cardíaca de Andalucía y de España han nacido con el paciente isquémico, con el paciente poli-infartado», ha asegurado el cardiólogo del Reina Sofía, José López Aguilera. «Poco a poco se fueron incluyendo bastantes más complejos, como pacientes con insuficiencia cardíaca, pacientes con desfibriladores u otro tipo de dispositivos e incluso pacientes trasplantados». Según datos del Ministerio de Sanidad , la cardiopatía isquémica afecta 2,4 veces más a los hombres. El paciente atendido en la planta correspondiente del hospital pasa a este área, donde se realiza una prueba de esfuerzo para comprobar su capacidad funcional. A partir de ahí, cuenta con un programa personalizado de ejercicio. Su estancia es de unos dos a tres meses, que incluye, además del mencionado ejercicio, el ajuste de su tratamiento y clases de educación sanitaria. «A día de hoy llevo un año desde mi rehabilitación cardíaca, y puedo asegurar que ya me olvido de que soy una enferma del corazón », ha precisado la paciente mencionada anteriormente, Mercedes Castro, quien ha comparecido ante los medios junto a otra paciente de la unidad, Toñi Muñoz: «en el mes de abril me dio un infarto, me pusieron un desfibrilador, automático implantable y tuve que hacer rehabilitación cardíaca». Muñoz salió del hospital casi sin musculatura, debiendo utilizar bastón. Tras su paso por el departamento, ha manifestado orgullosa que ya puede hacer sentadillas sola: «Parece una tontería , pero para mí es un logro bastante importante». Por su parte, la rehabilitadora Ángela Heredia ha recordado que la unidad ha contado con ampliaciones y obras que la han ido mejorando a lo largo de los años, lo que ha permitido atender cada vez más pacientes con mejores materiales incorporados, «lo que nos permite estar al nivel de las nuevas evidencias y de las unidades más novedosas de este país».
Mercedes Castro Román llegó a la Unidad de Rehabilitación Cardíaca del hospital Reina Sofía tras tratarse de su cáncer de mama con quimioterapia y radioterapia. La quimioterapia le produjo una insuficiencia cardíaca severa. Tras recuperarse parcialmente continuó con su recuperación tanto en el ámbito sanitario como psicológico, además de pautas con respecto al ejercicio. «La enfermedad del corazón es la enfermedad del miedo, porque no basta con tomarse una medicación, sino que luego surge, por ejemplo, ir a andar, y una no sabe si puede, vaya a que me dé otra vez un piticlín», ha declarado con sentido del humor esta paciente, una de las 300 que pasan cada año por un departamento que acaba de cumplir su 15º aniversario. Con tal motivo, el hospital ha organizado unas jornadas junto a las asociaciones de pacientes. «Todas las unidades de rehabilitación cardíaca de Andalucía y de España han nacido con el paciente isquémico, con el paciente poli-infartado», ha asegurado el cardiólogo del Reina Sofía, José López Aguilera. «Poco a poco se fueron incluyendo bastantes más complejos, como pacientes con insuficiencia cardíaca, pacientes con desfibriladores u otro tipo de dispositivos e incluso pacientes trasplantados». Según datos del Ministerio de Sanidad , la cardiopatía isquémica afecta 2,4 veces más a los hombres. El paciente atendido en la planta correspondiente del hospital pasa a este área, donde se realiza una prueba de esfuerzo para comprobar su capacidad funcional. A partir de ahí, cuenta con un programa personalizado de ejercicio. Su estancia es de unos dos a tres meses, que incluye, además del mencionado ejercicio, el ajuste de su tratamiento y clases de educación sanitaria. «A día de hoy llevo un año desde mi rehabilitación cardíaca, y puedo asegurar que ya me olvido de que soy una enferma del corazón », ha precisado la paciente mencionada anteriormente, Mercedes Castro, quien ha comparecido ante los medios junto a otra paciente de la unidad, Toñi Muñoz: «en el mes de abril me dio un infarto, me pusieron un desfibrilador, automático implantable y tuve que hacer rehabilitación cardíaca». Muñoz salió del hospital casi sin musculatura, debiendo utilizar bastón. Tras su paso por el departamento, ha manifestado orgullosa que ya puede hacer sentadillas sola: «Parece una tontería , pero para mí es un logro bastante importante». Por su parte, la rehabilitadora Ángela Heredia ha recordado que la unidad ha contado con ampliaciones y obras que la han ido mejorando a lo largo de los años, lo que ha permitido atender cada vez más pacientes con mejores materiales incorporados, «lo que nos permite estar al nivel de las nuevas evidencias y de las unidades más novedosas de este país».
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