Las rentabilidades de los bonos se moderan tras incitar la marcha atrás de Trump
Las rentabilidades de los bonos estadounidenses se están enfriando. El rendimiento del bono del Tesoro a 10 años ha bajado más de diez puntos básicos y se sitúa en estos momentos alrededor del 4,3% tras la tregua comercial de 90 días anunciada por el presidente Donald Trump. El miércoles, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años subió a más del 4,51% en su punto más alto, impulsado por una volatilidad inusual en el mercado de deuda.

Como ya saben, el presidente de Estados Unidos anunció ayer que pausaría la aplicación de los aranceles recíprocos a un gran número de países durante 90 días, dejando vigente solo la tasa global del 10%. No obstante, Trump afirmó que se mantendría firme con la imposición de aranceles a China y que se elevarían al 125% por su "falta de respeto que ha mostrado hacia los mercados mundiales" al subirle las tarifas a los productos estadounidenses.
En este conflicto entre potencias mundiales puede estar el meollo del asunto, ya que se cree que China podría haber propiciado el aumento de las rentabilidades y, en última instancia, esto habría empujado a Trump a frenar la escalada de tensión en la guerra comercial.
"Incluso para un presidente famoso por sus bandazos políticos, el anuncio de que suspendía sus aranceles recíprocos durante tres meses supuso una sorprendente marcha atrás de un plan que parecía haber apoyado plenamente solo un día antes y se produjo cuando su propio representante comercial estaba testificando en el Capitolio sobre los beneficios de los aranceles, lo que parece haberle pillado desprevenido de la pausa", escriben en 'CNN'.
Y es que el mercado de bonos estuvo bajo mucha presión este miércoles, cuando los inversores vendieron sus bonos estadounidenses, lo que provocó una caída en los precios y un aumento en los rendimientos. Esto fue altamente inesperado, ya que los inversores suelen acudir a los bonos del Tesoro de EEUU buscando refugio durante períodos de volatilidad en el mercado.
"Estaba observando el mercado de bonos, el mercado de bonos es muy delicado. Pero si lo miras ahora mismo, es hermoso. El mercado de bonos ahora mismo es hermoso, pero sí, vi anoche que la gente se estaba poniendo un poco nerviosa", afirmó Trump ante la prensa en la Casa Blanca.
Ipek Ozkardeskaya, analista sénior de Swissquote Bank, lo tiene claro: "La línea roja fueron los mercados de bonos soberanos". "Fue la venta masiva repentina de bonos del Tesoro estadounidense en los últimos días lo que finalmente hizo que Donald Trump diera un paso atrás en su estrategia arancelaria. No le importó la caída del mercado accionario, ni la ola de aversión al riesgo global, y probablemente se alegró al ver cómo se desplomaban los activos chinos y el petróleo. Pero la liquidación en los bonos del Tesoro de EEUU elevó la presión a un nivel que aparentemente se volvió insoportable, incluso para Trump", sentencia.
EL PAPEL DE CHINA
Pero ¿qué tiene que ver China en todo esto? Pues es posible que bastante. Ayer, los mercados especulaban con que el gigante asiático, el segundo mayor tenedor extranjero de bonos del Tesoro de EEUU, habría estado deshaciéndose de estos activos en grandes cantidades. Ello, provocó la ya mencionada tensión en el mercado, y también abre una nueva vía en esta guerra comercial: el uso de la deuda soberana como arma geopolítica.
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Y es que una eventual venta masiva de bonos por parte de China podría alterar el valor del dólar, encarecer la financiación del déficit estadounidense y generar inestabilidad en los mercados globales. En otras palabras, Pekín podría estar intentando asestar un golpe silencioso pero demoledor al sistema financiero estadounidense justo en el momento más vulnerable de la presidencia de Donald Trump.
Cómo les explicábamos ayer, China ha mantenido durante décadas una posición clave como financiador del déficit estadounidense. A lo largo de los años, ha acumulado hasta 1,3 billones de dólares en bonos del Tesoro, aunque esa cifra ha caído paulatinamente hasta situarse en 761.000 millones a principios de 2024, según datos del Departamento del Tesoro de EEUU.
Por ello, resulta difícil pensar que el motivo de esta desinversión haya sido meramente económico. En un contexto de guerra arancelaria exacerbada, con EEUU elevando al 125% las tarifas a la importación de productos chinos, la reducción en la tenencia de deuda se percibe como un movimiento intencionado. La amenaza tácita de liquidar bonos a gran escala puede ser una estrategia para elevar los rendimientos y dificultar las futuras emisiones del Tesoro.
No obstante, esto puede ser también un arma de doble filo que acabe dañando al gigante asiático. Judith Arnal, del Real Instituto Elcano, recuerda que las tenencias chinas representan menos del 3% del total de deuda pública estadounidense y solo el 9,6% de la deuda en manos extranjeras. Esto significa que un impacto devastador, aunque posible, no es inminente ni garantizado.
Además, gran parte de estos bonos se utilizan como colateral financiero, lo que dificulta su liquidación masiva sin consecuencias negativas también para China. La interdependencia financiera es tal que el uso de esta arma podría tener un efecto bumerán.
¿QUÉ OPINAN LOS ANALISTAS?
En su último informe de mercado, ING pronostica que la demanda de activos seguros se mantendrá hasta que no se tenga certeza de cuál es el desenlace de esta situación.
Según estos expertos, los activos de riesgo se han beneficiado del retraso en la aplicación de los aranceles más elevados, pero los mercados de renta fija muestran una mayor cautela sobre los riesgos que todavía hay en el tintero. "El tramo corto de la curva de EEUU no sugiere un cambio radical en la percepción del mercado por ahora. Esto también tiene sentido, ya que las barreras arancelarias siguen ahí, aunque reducidas en ciertas áreas y solo por 90 días", afirman.
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Los analistas de la firma neerlandesa señalan que esta moderación de los bonos estadounidenses refleja que la tregua comercial es "significativa", pero también que nada ha cambiado demasiado "en lo fundamental". De hecho, se aventuran a afirmar que el mercado de bonos seguirá estando afectado mientras las tarifas, más o menos altas, sigan vigentes y solo se templarán los ánimos si la pausa de 90 días "se convierte en permanente".
Con todo, la pausa ha sido una buena noticia para la eurozona y las tasas de los 'swaps' a 10 años ha vuelto a niveles previos al "Día de la Liberación" (2 de abril). Según ING, el tramo corto de la curva "todavía opera con tasas más bajas", lo que, para ellos, "refleja los riesgos aún pendientes en la mente de los inversores". "Los mercados están volviendo a contemplar una zona de aterrizaje del Banco Central Europeo (BCE) de entre el 1,75% y el 2%, un rango que se mantuvo durante muchos meses anteriormente", explican.
No obstante, el banco neerlandés sigue mostrándose cauteloso, ya que la situación podría empeorar "fácilmente", especialmente si China y EEUU no entierran el hacha de guerra.
"La volatilidad aumentada también se mantendrá, lo que evitará una restauración total del sentimiento de riesgo. Los mercados no olvidarán fácilmente estos episodios con amplias oscilaciones del mercado, por lo que la demanda de activos seguros debería mantenerse elevada. Los 'bunds' a 10 años, por ejemplo, superaron significativamente a los 'swaps' durante el pico de estrés, subrayando su rol como refugio seguro, incluso si ahora están cotizando por encima de la curva de 'swaps' nuevamente", sentencian.
¿Y QUÉ PASA CON LA FED?
De su lado, Rabobank considera que el trabajo de la Reserva Federal (Fed) se está complicando.
Ayer, el banco central estadounidense publicó las actas de su última reunión, en las consideraron "conveniente" adoptar una "actitud cautelosa" ante la posibilidad de que "los efectos inflacionarios derivados de diversos factores fueran más persistentes de lo previsto".
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Asimismo, algunos participantes observaron que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) podría enfrentar decisiones difíciles si la inflación resultara ser más consistente, mientras que las perspectivas de crecimiento y empleo se debilitaban. "Varios participantes enfatizaron que la inflación elevada podría ser más persistente de lo previsto", refleja el documento.
Pese a ello, el mercado es bastante optimista. "Las apuestas a que habrá una recesión pueden haberse reducido, pero siguen mucho más altas que antes de que Trump llegara al poder. Y si la inflación se mantiene controlada, la Fed podría recortar las tasas 3 o 4 veces más este año, dependiendo del daño provocado por Trump, que ahora mismo es imposible de predecir. Actualmente, los mercados valoran en más de un 10% la probabilidad de un recorte de 50 puntos básicos en junio. Tan poco sentido tuvo bajar las tasas 50 puntos en septiembre pasado, como puede tener sentido hacerlo ahora. Por tanto, si la inflación se suaviza y los datos económicos decepcionan, las expectativas de políticas expansivas podrían ayudar a mantener el apetito por el riesgo", explica Ozkardeskaya.
No obstante, no todo el mundo piensa así. De hecho, el presidente de la Reserva Federal de Minneapolis, Neel Kashkari (quien no tiene derecho a voto hasta el próximo año, pero es un participante influyente en el FOMC), publicó un ensayo ayer sobre el impacto de los aranceles en la política monetaria. En dicho documento, Kashkari explicó por qué el enfoque "transitorio" no funcionaría para él esta vez.
Según Kashkari, hay un "argumento" más que convincente para que los responsables de la política monetaria "miren más allá de los efectos inflacionarios de un gran aumento en el impuesto al consumo", ya que "podría representar un cambio único en el nivel de precios", y en su lugar "se centren en cualquier reducción del empleo". "Esto implicaría una senda algo más baja para la política monetaria, en igualdad de condiciones. Pero el contexto importa", afirma.
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"Dada la elevada inflación que hemos experimentado en los últimos años y el riesgo de desanclar las expectativas de inflación a largo plazo, creo que nuestra primera prioridad debe ser mantener ancladas las expectativas de inflación a largo plazo. El anclaje de las expectativas de inflación a largo plazo ha sido fundamental para el crecimiento económico y la competitividad de los Estados Unidos en las últimas décadas. Por ello, adoptar una simple política de "mirar a través" (pasar por alto ciertos efectos temporales) podría ser demasiado arriesgado para la economía", explica Kashkari.
Asimismo, el presidente de la Fed de Mineápolis señala que, si bien los datos del mercado sobre las expectativas de inflación a largo plazo no se han movido mucho en las últimas semanas, sí se ha producido un "fuerte" movimiento al alza en las medidas de las expectativas de inflación a corto plazo "que es importante vigilar". "Una vez que estemos seguros de que las expectativas de inflación están bien ancladas, podríamos centrarnos principalmente en las tradicionales compensaciones entre los objetivos de nuestro doble mandato (estabilidad de precios y pleno empleo)", agrega.
"En mi opinión, el obstáculo para cambiar el tipo de los fondos federales en un sentido u otro ha aumentado debido a los aranceles. Dada la importancia primordial de mantener ancladas las expectativas de inflación a largo plazo y el probable impulso a la inflación a corto plazo derivado de los aranceles, el listón para recortar los tipos incluso ante el debilitamiento de la economía y el posible aumento del desempleo es más alto", sentencia Kashkari.
En este sentido, los analistas de Rabobank consideran que este texto respalda su opinión de que es "probable" que la Fed haga una pausa este año en lugar de realizar los 3-4 recortes de tipos antes de fin de año que tienen en cuenta los mercados.