Las lluvias han puesto fin a la sequía en España, pero más pronto que tarde volverá
Debido a las precipitaciones de las últimas semanas, los acumulados de lluvia se han normalizado o superan los valores medios en la mayoría del territorio español, a excepción de ciertas zonas, como el sur de Alicante y algunas áreas de Murcia y Andalucía. La entrada Las lluvias han puesto fin a la sequía en España, pero más pronto que tarde volverá se publicó primero en Ethic.

Algunas regiones y comarcas españolas han sufrido en los últimos años una sequía muy grave, en particular el este de Cataluña, cuyo territorio está drenado por los ríos de las llamadas cuencas internas, aquellos que no vierten al Ebro. Son las provincias de Barcelona, Girona y parte de Tarragona.
La sequía pluviométrica en este territorio, que se inició en 2021, ha durado tres años y puede calificarse de excepcional, sin referentes en 200 años.
También en la cuenca del Segura, en el sur de Alicante y en varias comarcas andaluzas la situación ha sido crítica, con embalses por debajo de la cuarta parte de su capacidad.
La situación llegó a ser tan grave y persistente que se pudo pensar en que sufríamos una megasequía, aunque ni la extensión superficial, ni aún la duración, alcanzaba las de las sufridas en la zona central de Chile, en California o en una parte de Australia, en los años precedentes.
Afortunadamente, la anomalía en la circulación atmosférica que ha causado la sequía ha acabado. Tímidamente en 2024 y, de forma decidida, en marzo de 2025, las precipitaciones generosas han cambiado radicalmente el panorama.
¿Cuándo empieza y cuándo acaba una sequía?
La sequía es uno de los riesgos naturales que no tiene un inicio temporal claro, a diferencia de la mayoría de los restantes, como una precipitación torrencial, un terremoto o un alud. Deja de llover o llueve menos de lo normal una semana, otra, un mes, dos… y, a partir de un momento difuso en el tiempo, comenzamos a hablar de sequía.
Para resolver esta indeterminación se utilizan a veces determinados porcentajes de lluvia por debajo de la media o normal para la época del año, o niveles de agua embalsada inferiores en un cierto porcentaje a los promedios.
¿Y cuándo acaba una sequía? Tampoco finaliza de forma brusca, como un terremoto, un desprendimiento de tierras o una granizada. A veces, comienza a llover copiosamente y se alcanzan o superan los valores pluviométricos habituales, pero los embalses y los acuíferos aún muestran niveles de agua por debajo de lo normal. Este caso nos obliga a distinguir los tipos o facetas de la sequía.
Tipos de sequía
La sequía ha de ser entendida como una escasez de agua coyuntural, aunque puede durar muchos meses y hasta años, a diferencia de la aridez, que supone una escasez de agua estructural en el medio natural. Por poner un ejemplo, Galicia o el País Vasco no son regiones áridas, pero padecen de vez en cuando sequías que pueden llegar a ser graves. Por el contrario, Murcia o Almería son áridas, pero si reciben las modestas cantidades de lluvia de sus valores medios, no podremos hablar de sequía.
En cuanto a su naturaleza y afección pueden distinguirse cinco tipos de sequía: pluviométrica o meteorológica, hidrológica, agrícola o edáfica, ecológica y socioeconómica.
La sequía ecológica es la que produce efectos graves en los ecosistemas
La primera alude a la escasez de lluvia. La hidrológica es la que se da cuando el nivel de agua embalsada es claramente inferior al normal, al tiempo que el caudal de los ríos y de las fuentes es también notablemente bajo. La agrícola o edáfica es la que ocurre cuando el suelo tiene una humedad escasa que afecta negativamente a los cultivos de secano o cuando el suministro de agua a los cultivos en regadío es insuficiente.
La sequía ecológica es la que produce efectos graves en los ecosistemas, con plantas en proceso de marchitez o muertas. Y, finalmente, la sequía socioeconómica es aquella en la que la escasez y las restricciones de agua afectan a la mayoría de los sectores económicos.
Una situación histórica
A principios de marzo de 2024 las reservas de agua de los embalses de las citadas cuencas bajaron hasta un exiguo 14%, mínimo absoluto desde que existen datos. Una sequía hidrológica histórica.
Tras muchos meses sin casi lluvias, los bosques acusaron la sequedad, con la muerte de árboles y arbustos en ecosistemas mediterráneos, particularmente resistentes a la falta de agua. Igualmente, la escasez hídrica tuvo en el sector agrario efectos muy graves.
Finalmente, los estados sucesivos de alerta, excepcionalidad y emergencia comportaron restricciones drásticas en los sectores productivos, sin llegar en la ciudad de Barcelona a las restricciones del agua potable.
La sequía toca a su fin (por ahora)
Debido a las precipitaciones de las últimas semanas, los acumulados de lluvia se han normalizado o superan los valores medios en la mayoría del territorio español, a excepción de ciertas zonas, como el sur de Alicante y algunas áreas de Murcia y Andalucía. Se ha producido un incremento estimable del agua embalsada, la recuperación de la sazón de las tierras de cultivo, el reverdecimiento de la vegetación, etc.
La sequía en sus diferentes facetas ha finalizado. Pero alerta: volverá. No caigamos en el ciclo «hidroilógico» de pensar que con el retorno de la lluvia se acabó para siempre la escasez hídrica, porque volveremos a lamentarnos cuando falte la lluvia. Es ahora, precisamente, en tiempos de bondad pluviométrica, cuando hemos de trabajar para que la próxima sequía tenga el mínimo impacto posible.
Javier Martín Vide es catedrático de Geografía Física, Universitat de Barcelona y María Del Carmen Moreno Garcia, Profesora jubilada honorífica en el Área de Geografía Física, Universitat de Barcelona. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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