La Soledad y su joven armado estrenan la Semana Santa de Toledo
Centenares de mujeres, todas de negro riguroso, acompañaron al filo de la medianoche del Viernes de Dolores a la Virgen de la Soledad en su esperado recorrido por las adoquinadas calles del Casco histórico de Toledo que, durante buena parte del día, estuvo amenazado por la intensa lluvia. Sin embargo, las nubes se despejaron por la tarde y permitieron la salida del paso. Con el miedo a la meteorología desactivado, este año todas las miradas se posaron en un pequeño armado que, espada en mano, apenas podía sostener el peso de la tradición que representaba. Junto a él, una niña algo mayor completaba la imagen de futuro que necesita una Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional. Ellos fueron los encargados de abrir la Escuadra de Armados que escoltó a la Soledad, símbolo de que hay cantera dispuesta a mantener las tradiciones. El cortejo procesional discurrió en absoluto silencio, tan solo roto por los tambores de la banda del Descendimiento , que abrió la comitiva, y por la música de la banda 'Ciudad de Toledo', que cerraba la procesión y que, durante todo el recorrido,se esmeró con marchas de Semana Santa como 'Getsemaní'. Mujeres, de todas las edades, vestidas de riguroso luto con velo y guantes negros, formaron dos nutridas hileras que, a la luz temblorosa de sus velas, parecían formar un simbólico cordón de luz , que se reflejaba tenuemente sobre el pavimento de las calles de la Plata, San Vicente y Cardenal Lorenzana. Todas las hermanas, en mayor o menor medida, intentaron cumplir con el 'código de vestimenta' que la Junta Directiva de la Cofradía volvió a recordar este año para mantener la uniformidad y el respeto tradicional en el cortejo. Centenares de personas, entre vecinos y turistas, aguardaban en silencio a lo largo del recorrido, especialmente en puntos emblemáticos como la salida de la iglesia de Santa Justa y Rufina o la plaza de San Vicente, donde el itinerario se ensancha y permite admirar mejor la imagen. La talla de la Virgen, obra de Mariano Bellón a finales del siglo XIX, desbordaba sentimiento con su rostro arrasado en lágrimas , su manto de terciopelo negro liso, su corona y su corazón de plata, acompañado por una cuidada decoración floral en tonos morados y malvas. Escoltándola, sus Armados de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, vestidos con armaduras históricas del siglo XVII realizadas por Melchor González Chávarri. La imagen de la Soledad procesiona dos veces durante la Semana Santa toledana, aunque en la segunda ocasión, el Viernes Santo, lo hará luciendo un manto bordado en oro y acompañada por el Capítulo de Caballeros del Santo Sepulcro. Tras dos horas de procesión, y después de recorrer con solemnidad las calles del Casco, la Virgen regresó a su sede canónica en la iglesia mozárabe de Santa Justa y Rufina . Allí, los fieles la recibieron emocionados entonando una sentida Salve. La Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, encargada de abrir la Semana Santa de Toledo, estuvo acompañada este año por el presidente de la Junta de Cofradías, Juan Carlos Sánchez , así como por la expresidenta y actual concejala de Cultura, Ana Pérez, quien asistió junto a las concejalas del Partido Popular Marisol Illescas y Loreto Molina y los ediles socialistas Ana Saavedra, Marta Medina, Laura Villacañas, Teo García y Francisco Rueda. También pudo verse a la exalcaldesa y actual delegada del Gobierno, Milagros Tolón, que siguió la procesión desde el balcón de la nueva sede de la Delegación del Gobierno en la plaza de San Vicente.
Centenares de mujeres, todas de negro riguroso, acompañaron al filo de la medianoche del Viernes de Dolores a la Virgen de la Soledad en su esperado recorrido por las adoquinadas calles del Casco histórico de Toledo que, durante buena parte del día, estuvo amenazado por la intensa lluvia. Sin embargo, las nubes se despejaron por la tarde y permitieron la salida del paso. Con el miedo a la meteorología desactivado, este año todas las miradas se posaron en un pequeño armado que, espada en mano, apenas podía sostener el peso de la tradición que representaba. Junto a él, una niña algo mayor completaba la imagen de futuro que necesita una Semana Santa declarada de Interés Turístico Internacional. Ellos fueron los encargados de abrir la Escuadra de Armados que escoltó a la Soledad, símbolo de que hay cantera dispuesta a mantener las tradiciones. El cortejo procesional discurrió en absoluto silencio, tan solo roto por los tambores de la banda del Descendimiento , que abrió la comitiva, y por la música de la banda 'Ciudad de Toledo', que cerraba la procesión y que, durante todo el recorrido,se esmeró con marchas de Semana Santa como 'Getsemaní'. Mujeres, de todas las edades, vestidas de riguroso luto con velo y guantes negros, formaron dos nutridas hileras que, a la luz temblorosa de sus velas, parecían formar un simbólico cordón de luz , que se reflejaba tenuemente sobre el pavimento de las calles de la Plata, San Vicente y Cardenal Lorenzana. Todas las hermanas, en mayor o menor medida, intentaron cumplir con el 'código de vestimenta' que la Junta Directiva de la Cofradía volvió a recordar este año para mantener la uniformidad y el respeto tradicional en el cortejo. Centenares de personas, entre vecinos y turistas, aguardaban en silencio a lo largo del recorrido, especialmente en puntos emblemáticos como la salida de la iglesia de Santa Justa y Rufina o la plaza de San Vicente, donde el itinerario se ensancha y permite admirar mejor la imagen. La talla de la Virgen, obra de Mariano Bellón a finales del siglo XIX, desbordaba sentimiento con su rostro arrasado en lágrimas , su manto de terciopelo negro liso, su corona y su corazón de plata, acompañado por una cuidada decoración floral en tonos morados y malvas. Escoltándola, sus Armados de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, vestidos con armaduras históricas del siglo XVII realizadas por Melchor González Chávarri. La imagen de la Soledad procesiona dos veces durante la Semana Santa toledana, aunque en la segunda ocasión, el Viernes Santo, lo hará luciendo un manto bordado en oro y acompañada por el Capítulo de Caballeros del Santo Sepulcro. Tras dos horas de procesión, y después de recorrer con solemnidad las calles del Casco, la Virgen regresó a su sede canónica en la iglesia mozárabe de Santa Justa y Rufina . Allí, los fieles la recibieron emocionados entonando una sentida Salve. La Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, encargada de abrir la Semana Santa de Toledo, estuvo acompañada este año por el presidente de la Junta de Cofradías, Juan Carlos Sánchez , así como por la expresidenta y actual concejala de Cultura, Ana Pérez, quien asistió junto a las concejalas del Partido Popular Marisol Illescas y Loreto Molina y los ediles socialistas Ana Saavedra, Marta Medina, Laura Villacañas, Teo García y Francisco Rueda. También pudo verse a la exalcaldesa y actual delegada del Gobierno, Milagros Tolón, que siguió la procesión desde el balcón de la nueva sede de la Delegación del Gobierno en la plaza de San Vicente.
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