La Roma tarraconense: todos los resquicios del Imperio Romano que aún perduran

Tarragona conserva uno de los conjuntos arqueológicos romanos más espectaculares de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCOQué ver en Tarragona en dos días: pequeña guía de la capital de la Costa Dorada Piedras que susurran historia, túneles que conectan siglos y estructuras que aún mantienen su poder simbólico. Así es Tarragona, la antigua Tarraco, el rincón catalán donde el Imperio Romano dejó una huella tan profunda que aún es visible, tangible y visitable. Declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en el año 2000, esta ciudad costera presume de un legado arquitectónico que la convierte en una Roma en miniatura a orillas del Mediterráneo. Un anfiteatro con vistas al mar Uno de los grandes emblemas de Tarraco es su anfiteatro romano, una postal perfecta frente al mar donde los antiguos romanos disfrutaban de espectáculos de gladiadores y ejecuciones públicas. Construido en el siglo II, aún conserva parte de sus gradas y la arena que vio correr sangre y aplausos. Es, sin duda, la gran carta de presentación para quienes se adentran por primera vez en la ciudad. El circo mejor conservado de Europa Menos conocido, pero igual de impactante, es el Circo Romano, donde se celebraban las carreras de cuadrigas. Aunque parte del recinto quedó sepultado bajo la trama urbana moderna, todavía se pueden recorrer sus gradas, túneles subterráneos y pasillos. Tenía capacidad para unos 30.000 espectadores y está considerado uno de los circos romanos mejor conservados de Europa. La Torre del Pretorio: entre escaleras y sarcófagos Uno de los secretos mejor guardados de Tarragona es la Torre del Pretorio. Construida en el siglo I a.C., conectaba la parte baja con el foro provincial y servía como torre de vigilancia, residencia y punto estratégico. Desde su interior se accede a pasadizos que, siglos atrás, cruzaban la ciudadela romana. Allí también se encontró un sarcófago griego, símbolo del mestizaje cultural mediterráneo. Una calle milenaria aún transitable La Via del Foro Provincial recorre más de 300 metros entre antiguos edificios administrativos. Considerada la calle romana más larga conservada del mundo, caminar por ella es una experiencia casi arqueológica. Es el eje que articulaba la vida política y religiosa de Tarraco, una ciudad clave en el engranaje imperial de Hispania. Bajo la catedral, un templo a Júpiter La Catedral de Tarragona, ejemplo del gótico catalán, esconde en sus cimientos los restos de un gran templo romano dedicado a Júpiter. Lo que hoy es un espacio cristiano fue antes pagano, visigodo y musulmán, reflejo de una ciudad que ha sabido superponerse sin borrar su pasado. Fragmentos del templo aún son visibles en las criptas del actual edificio. Murallas, foros y acueductos Las murallas romanas de Tarragona, visibles en el Passeig Arqueològic, permiten comprender cómo se defendía la ciudad. También el Foro de la Colonia conserva elementos del día a día romano, como vestigios de comercios, plazas y espacios públicos. En las afueras, el Acueducto de les Ferreres —o Puente del Diablo— impresiona con sus 27 metros de altura. Levantado bajo el reinado de Augusto, sigue desafiando al tiempo con sus 217 metros de longitud perfectamente conservados. Cómo llegar a esta pequeña Roma Tarragona está a apenas una hora en tren desde Barcelona. Las líneas R14 y R15 de Rodalies Renfe la conectan directamente, lo que la convierte en una escapada perfecta para un fin de semana o incluso un solo día. En coche, se accede cómodamente por la AP-7 o la N-340, esta última con tramos que aún recorren la antigua Via Augusta.

May 3, 2025 - 09:00
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La Roma tarraconense: todos los resquicios del Imperio Romano que aún perduran

La Roma tarraconense: todos los resquicios del Imperio Romano que aún perduran

Tarragona conserva uno de los conjuntos arqueológicos romanos más espectaculares de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Qué ver en Tarragona en dos días: pequeña guía de la capital de la Costa Dorada

Piedras que susurran historia, túneles que conectan siglos y estructuras que aún mantienen su poder simbólico. Así es Tarragona, la antigua Tarraco, el rincón catalán donde el Imperio Romano dejó una huella tan profunda que aún es visible, tangible y visitable.

Declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en el año 2000, esta ciudad costera presume de un legado arquitectónico que la convierte en una Roma en miniatura a orillas del Mediterráneo.

Un anfiteatro con vistas al mar

Uno de los grandes emblemas de Tarraco es su anfiteatro romano, una postal perfecta frente al mar donde los antiguos romanos disfrutaban de espectáculos de gladiadores y ejecuciones públicas.

Construido en el siglo II, aún conserva parte de sus gradas y la arena que vio correr sangre y aplausos. Es, sin duda, la gran carta de presentación para quienes se adentran por primera vez en la ciudad.

El circo mejor conservado de Europa

Menos conocido, pero igual de impactante, es el Circo Romano, donde se celebraban las carreras de cuadrigas. Aunque parte del recinto quedó sepultado bajo la trama urbana moderna, todavía se pueden recorrer sus gradas, túneles subterráneos y pasillos.

Tenía capacidad para unos 30.000 espectadores y está considerado uno de los circos romanos mejor conservados de Europa.

La Torre del Pretorio: entre escaleras y sarcófagos

Uno de los secretos mejor guardados de Tarragona es la Torre del Pretorio. Construida en el siglo I a.C., conectaba la parte baja con el foro provincial y servía como torre de vigilancia, residencia y punto estratégico.

Desde su interior se accede a pasadizos que, siglos atrás, cruzaban la ciudadela romana. Allí también se encontró un sarcófago griego, símbolo del mestizaje cultural mediterráneo.

Una calle milenaria aún transitable

La Via del Foro Provincial recorre más de 300 metros entre antiguos edificios administrativos. Considerada la calle romana más larga conservada del mundo, caminar por ella es una experiencia casi arqueológica. Es el eje que articulaba la vida política y religiosa de Tarraco, una ciudad clave en el engranaje imperial de Hispania.

Bajo la catedral, un templo a Júpiter

La Catedral de Tarragona, ejemplo del gótico catalán, esconde en sus cimientos los restos de un gran templo romano dedicado a Júpiter. Lo que hoy es un espacio cristiano fue antes pagano, visigodo y musulmán, reflejo de una ciudad que ha sabido superponerse sin borrar su pasado. Fragmentos del templo aún son visibles en las criptas del actual edificio.

Murallas, foros y acueductos

Las murallas romanas de Tarragona, visibles en el Passeig Arqueològic, permiten comprender cómo se defendía la ciudad. También el Foro de la Colonia conserva elementos del día a día romano, como vestigios de comercios, plazas y espacios públicos.

En las afueras, el Acueducto de les Ferreres —o Puente del Diablo— impresiona con sus 27 metros de altura. Levantado bajo el reinado de Augusto, sigue desafiando al tiempo con sus 217 metros de longitud perfectamente conservados.

Cómo llegar a esta pequeña Roma

Tarragona está a apenas una hora en tren desde Barcelona. Las líneas R14 y R15 de Rodalies Renfe la conectan directamente, lo que la convierte en una escapada perfecta para un fin de semana o incluso un solo día. En coche, se accede cómodamente por la AP-7 o la N-340, esta última con tramos que aún recorren la antigua Via Augusta.

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