La polémica de la final de la Copa del Rey: el penalti de Raúl Asencio, la ira de Rüdiger, cesión en el área del Barça...
El esperado Clásico, marcado por la polémica arbitral, dejó múltiples acciones controvertidas.

La polémica fue la protagonista de la final de la Copa del Rey desde horas antes de comenzar el encuentro. La rueda de prensa ofrecida por los árbitros el viernes encendió la chispa de la crispación, y las decisiones de los jueces de campo no pasaron desapercibidas durante el encuentro.
La primera acción controvertida llegó en el minuto 16, cuando el Barça aún buscaba abrir el marcador. En una vertiginosa jugada, Raphinha buscó un rematador con un peligroso centro raso, pero Ferran Torres fue incapaz de culminar. Las labores de cobertura, desempeñadas por Fede Valverde, llevaron al uruguayo a realizar una entrada, tocando la pelota con la mano. No fue castigada con penalti, ya que, en la opinión del colegiado, estaba en posición natural.
Al filo del descanso, Vinícius lanzó un desmarque profundo, y recibió el esférico en carrera, internándose en el área rival. El control final se le marchó largo, pero aún persiguiendo el balón, fue derribado por una dura entrada de Iñigo Martínez. De Burgos Bengoetxea señaló el punto de castigo, pero el penalti fue invalidado por un claro fuera de juego correctamente señalado por el linier y reafirmado por el VAR.
Los blancos se envalentonaron en el segundo tiempo, ya con Mbappé sobre el terreno de juego. En una de las primeras jugadas tras el paso por vestuarios, el francés habilitó a Vinícius, que recortó y chutó con la pierna izquierda. Una concatenación de rebotes culminó con un taconazo desde el suelo de Gerard Martín, y el portero polaco capturó el cuero con las manos. Reclamó cesión el Real Madrid, pero no lo entendió así el colegiado.
Unos minutos después, Mbappé ejecutó un espectacular regate y se dirigió hacia la portería contraria, aunque al intentar disparar, fue derribado por un agarrón de Frenkie de Jong. Protestaron los madridistas al ver el color de la cartulina: amarilla. Entre coros de la afición blanca, que cantó "corrupción en la Federación", el dorsal '9' anotó la falta directa, aliviando el cabreo monumental de su equipo.
Con apenas unos segundos de tiempo de descuento en la segunda parte por disputarse, el colegiado señaló el punto de penalti tras una acción de Asencio y Raphinha. El brasileño encaraba, y el canario intentó intervenir, aunque en las repeticiones no se apreció contacto alguno. El VAR llamó al juez de campo, quien acabó por anular la pena máxima que prácticamente sentenciaba la victoria del Barça en 90 minutos, por lo que el encuentro se fue a la prórroga.
Al pitar Ricardo de Burgos Bengoetxea una falta de los blancos cuando estos ya perdían en el tiempo extra, Antonio Rüdiger lanzó un objeto indeterminado al terreno de juego en señal de protesta, lo que le valió la expulsión directa. El defensa perdió entonces los papeles, y tuvo que ser retenido por varios miembros del cuerpo técnico madridista, ya que se dirigía hacia el árbitro. Mientras tanto, el alemán intentó coger una bolsa de hielos, que acabaron desparramados sobre el césped.