'La Monumental', un curvón con un peralte del 24 %, será el emblema del del circuito de Madrid
Explica Carlos Sainz que la característica principal que comparten todos los grandes circuitos del automovilismo mundial es el carácter. «Y Madrid -asegura el piloto- lo tendrá». «Debe tener carisma, curvas que lo hagan diferente, que combine zonas urbanas, con los muros cerca para generar adrenalina, con otras más abiertas, más tradicionales que, al final, es lo que más disfrutamos los pilotos: las curvas peraltadas y enlazadas». De todo eso habrá en el Madring , un trazado que lleva el sello del italiano Jarno Zaffelli, encargado en los últimos años de las remodelaciones, entre otros, de Paul Ricard y Zandvoort. Para Madrid ha ideado un circuito de 5,4 kilómetros que destaca por la anchura de su asfalto: 15 metros en la línea de meta y la primera curva, y 12 para el resto del circuito. Se confía en ello para fomentar los adelantamientos, el gran quebradero de cabeza en cualquier gran premio actual. Junto a Zaffelli ha trabajado estrechamente Luis García Abad, exmánager de Fernando Alonso. Y Sainz también ha aportado su granito de arena. «Intentaré ayudar para que el circuito sea un espectáculo. Podemos ser la mejor pista y el mejor espectáculo. México, Miami, Las Vegas… creo que han hecho un trabajo muy bueno. Pero Madrid los puede superar». Si hay un punto del trazado que destaca sobre el resto es la decimotercera de las 22 curvas de las que se compondrá, que ha recibido el nombre de 'La Monumental'. Con forma semicircular, una longitud de medio kilómetro y un peralte del 24 % (unos 13,2 grados), promete ser uno de los puntos más complejos y divertidos. Estará rodeada completamente de gradas que podrán albergar hasta 45.000 espectadores. La Monumental estará ubicada en el segundo de los tres sectores en los que se divide el circuito, claramente diferenciados. El primero alberga la zona más urbana. Desde la salida, en la parte sur de Ifema, una recta de 589 metros llevará hacia el norte por la calle Ribera del Sena y atravesará por primera vez la M-11, con Hortaleza al fondo. Será la zona más rápida, con una velocidad máxima de 340 km/h, y contará con otro de los tramos emblemáticos: la llamada 'Subida a Las Cárcavas', con un desnivel del 8 % de pendiente ascendente que llevará a los pilotos al barrio que lleva este nombre. Una vez en la cima se llega a una curva ciega, la 7, que es el punto más alto del circuito, a 697 metros de altitud. Será el preludio de la llegada a Valdebebas. Todo ese segundo sector pasará sobre terreno aún sin construir y se convertirá en una suerte de circuito permanente, sin necesidad de montar y desmontar de un año para otro. El regreso a Ifema se hará a través de una serie de curvas enlazadas que desembocan en el túnel donde se celebró el acto de presentación, por el que los monoplazas pasarán a 260 km/h. «No esperaba que el túnel fuera tan ancho y tan largo. Va a ser divertido, porque llegaremos en bajada…», relató Sainz. El último sector será el más técnico y lento, y llevará a los pilotos por la zona este de Ifema hasta regresar a la recta de meta. Tendrá las dos curvas más cerradas: la 20 (117 grados) y la 21 (109 grados). La zona transcurre entre muros, junto a los pabellones de Ifema, antes de salir a la avenida de Dublín, en paralelo al Juan Carlos I, antes de afrontar la última curva, que ha recibido el nombre de 'El Parque'. Falta aún por determinar la fecha exacta del gran premio, pero todo apunta a que será después del verano, convirtiéndose en una de las últimas citas europeas del calendario. Sainz asegura que la expectación ha crecido entre los pilotos del Mundial. «Cada vez me preguntan más por él». El madrileño, que ha sorprendido por su rendimiento al volante del Williams al inicio de esta temporada, confía en que el cambio reglamentario y el paso adelante dado por su nueva escudería le permitan tener una alegría en casa: «Mi gran deseo es tener un coche para luchar por un podio. Ojalá lo pueda conseguir aquí».
Explica Carlos Sainz que la característica principal que comparten todos los grandes circuitos del automovilismo mundial es el carácter. «Y Madrid -asegura el piloto- lo tendrá». «Debe tener carisma, curvas que lo hagan diferente, que combine zonas urbanas, con los muros cerca para generar adrenalina, con otras más abiertas, más tradicionales que, al final, es lo que más disfrutamos los pilotos: las curvas peraltadas y enlazadas». De todo eso habrá en el Madring , un trazado que lleva el sello del italiano Jarno Zaffelli, encargado en los últimos años de las remodelaciones, entre otros, de Paul Ricard y Zandvoort. Para Madrid ha ideado un circuito de 5,4 kilómetros que destaca por la anchura de su asfalto: 15 metros en la línea de meta y la primera curva, y 12 para el resto del circuito. Se confía en ello para fomentar los adelantamientos, el gran quebradero de cabeza en cualquier gran premio actual. Junto a Zaffelli ha trabajado estrechamente Luis García Abad, exmánager de Fernando Alonso. Y Sainz también ha aportado su granito de arena. «Intentaré ayudar para que el circuito sea un espectáculo. Podemos ser la mejor pista y el mejor espectáculo. México, Miami, Las Vegas… creo que han hecho un trabajo muy bueno. Pero Madrid los puede superar». Si hay un punto del trazado que destaca sobre el resto es la decimotercera de las 22 curvas de las que se compondrá, que ha recibido el nombre de 'La Monumental'. Con forma semicircular, una longitud de medio kilómetro y un peralte del 24 % (unos 13,2 grados), promete ser uno de los puntos más complejos y divertidos. Estará rodeada completamente de gradas que podrán albergar hasta 45.000 espectadores. La Monumental estará ubicada en el segundo de los tres sectores en los que se divide el circuito, claramente diferenciados. El primero alberga la zona más urbana. Desde la salida, en la parte sur de Ifema, una recta de 589 metros llevará hacia el norte por la calle Ribera del Sena y atravesará por primera vez la M-11, con Hortaleza al fondo. Será la zona más rápida, con una velocidad máxima de 340 km/h, y contará con otro de los tramos emblemáticos: la llamada 'Subida a Las Cárcavas', con un desnivel del 8 % de pendiente ascendente que llevará a los pilotos al barrio que lleva este nombre. Una vez en la cima se llega a una curva ciega, la 7, que es el punto más alto del circuito, a 697 metros de altitud. Será el preludio de la llegada a Valdebebas. Todo ese segundo sector pasará sobre terreno aún sin construir y se convertirá en una suerte de circuito permanente, sin necesidad de montar y desmontar de un año para otro. El regreso a Ifema se hará a través de una serie de curvas enlazadas que desembocan en el túnel donde se celebró el acto de presentación, por el que los monoplazas pasarán a 260 km/h. «No esperaba que el túnel fuera tan ancho y tan largo. Va a ser divertido, porque llegaremos en bajada…», relató Sainz. El último sector será el más técnico y lento, y llevará a los pilotos por la zona este de Ifema hasta regresar a la recta de meta. Tendrá las dos curvas más cerradas: la 20 (117 grados) y la 21 (109 grados). La zona transcurre entre muros, junto a los pabellones de Ifema, antes de salir a la avenida de Dublín, en paralelo al Juan Carlos I, antes de afrontar la última curva, que ha recibido el nombre de 'El Parque'. Falta aún por determinar la fecha exacta del gran premio, pero todo apunta a que será después del verano, convirtiéndose en una de las últimas citas europeas del calendario. Sainz asegura que la expectación ha crecido entre los pilotos del Mundial. «Cada vez me preguntan más por él». El madrileño, que ha sorprendido por su rendimiento al volante del Williams al inicio de esta temporada, confía en que el cambio reglamentario y el paso adelante dado por su nueva escudería le permitan tener una alegría en casa: «Mi gran deseo es tener un coche para luchar por un podio. Ojalá lo pueda conseguir aquí».
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