La importancia del paisaje urbano o cómo conservar la esquina más característica de tu barrio

El Grupo por la protección del patrimonio de Tetuán se ha propuesto salvaguardar el paisaje urbano del esquinazo del bar La Pampa y el resto de edificios en la confluencia de las calles de Francos Rodríguez y Villaamil. Consideran que conforma una escena urbana que funciona, en su conjunto, como un elemento de valor cultural para la barriada ¿Qué vecino no tiene en la memoria el esquinazo del bar La Pampa, en la confluencia de Francos Rodríguez y Villaamil, como una de las imágenes más definitorias de Tetuán? Como una modesta cuña extemporánea, el edificio se mantiene en pie desde 1876 y es, posiblemente, el inmueble más antiguo de los que quedan en pie en el distrito. Adosado a este, se encuentra uno de los edificios más característicos del barrio, la antigua vaquería, construida en 1927 por el arquitecto Gustavo Fernández Valbuena. Un edificio protegido con valiosos relieves costumbristas en su fachada de ladrillo. En el conjunto destaca también la silueta industrial de la gran chimenea de panadería, que corona el conjunto desde el tejado de las dos casas bajas que inician la calle de Villaamil (una de ellas actualmente es la panificadora La Ecuatoriana, que ocupa el lugar de una antigua churrería). Desde la acera de enfrente, mira al grupo uno de los edificios de estilo neomudéjar popular más singulares del barrio (el del también popular bar Ondiñas do Mendo). Y al fondo, la vista se topa con la torre de la Parroquia de Santa María la Mayor y San Julián, en la calle Villaamil. Es un cogollo de gran densidad que ofrece, en conjunto, un paisaje urbano ineludible para la memoria del vecino. Fotograma del noticiero de Metrotone (1936) La consideración de los paisajes urbanos como elementos culturales a poner en valor y proteger es relativamente nueva pero el Grupo por la Protección del Patrimonio de Tetuán, que ya obtuvo un éxito reseñable en la protección de la vivienda popular en ladrillo –también conocida como neomudéjar popular-- cree que el paisaje conformado por distintos elementos en este rincón merece ser protegido y se ha embarcado en la tarea de elaborar un informe que lo avale. “Posteriormente, lo presentaremos a las distintas administraciones en las categorías de protección que mejor se adecúen a ello. De momento estamos estudiando la importancia paisajística de este espacio, que tiene sentido en su integridad y reúne valores patrimoniales y culturales”, explican. Para ello, han empezado a pedir información a los vecinos en las redes sociales y a elaborar un inventario de referencias culturales relacionadas con el ámbito. Relieves en la fachada de la casa de la vaquería, en Francos Rodríguez 42 Aunque la Comunidad de Madrid, a diferencia de otras, no cuenta en su corpus legal con una norma específica sobre paisaje, hay leyes que tienen influencia sobre ello, como la de Patrimonio Histórico. El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, creó en el año 201

Feb 23, 2025 - 18:29
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La importancia del paisaje urbano o cómo conservar la esquina más característica de tu barrio

La importancia del paisaje urbano o cómo conservar la esquina más característica de tu barrio

El Grupo por la protección del patrimonio de Tetuán se ha propuesto salvaguardar el paisaje urbano del esquinazo del bar La Pampa y el resto de edificios en la confluencia de las calles de Francos Rodríguez y Villaamil. Consideran que conforma una escena urbana que funciona, en su conjunto, como un elemento de valor cultural para la barriada

¿Qué vecino no tiene en la memoria el esquinazo del bar La Pampa, en la confluencia de Francos Rodríguez y Villaamil, como una de las imágenes más definitorias de Tetuán? Como una modesta cuña extemporánea, el edificio se mantiene en pie desde 1876 y es, posiblemente, el inmueble más antiguo de los que quedan en pie en el distrito.

Adosado a este, se encuentra uno de los edificios más característicos del barrio, la antigua vaquería, construida en 1927 por el arquitecto Gustavo Fernández Valbuena. Un edificio protegido con valiosos relieves costumbristas en su fachada de ladrillo. En el conjunto destaca también la silueta industrial de la gran chimenea de panadería, que corona el conjunto desde el tejado de las dos casas bajas que inician la calle de Villaamil (una de ellas actualmente es la panificadora La Ecuatoriana, que ocupa el lugar de una antigua churrería). Desde la acera de enfrente, mira al grupo uno de los edificios de estilo neomudéjar popular más singulares del barrio (el del también popular bar Ondiñas do Mendo). Y al fondo, la vista se topa con la torre de la Parroquia de Santa María la Mayor y San Julián, en la calle Villaamil. Es un cogollo de gran densidad que ofrece, en conjunto, un paisaje urbano ineludible para la memoria del vecino.

Fotograma del noticiero de Metrotone (1936)

La consideración de los paisajes urbanos como elementos culturales a poner en valor y proteger es relativamente nueva pero el Grupo por la Protección del Patrimonio de Tetuán, que ya obtuvo un éxito reseñable en la protección de la vivienda popular en ladrillo –también conocida como neomudéjar popular-- cree que el paisaje conformado por distintos elementos en este rincón merece ser protegido y se ha embarcado en la tarea de elaborar un informe que lo avale.

“Posteriormente, lo presentaremos a las distintas administraciones en las categorías de protección que mejor se adecúen a ello. De momento estamos estudiando la importancia paisajística de este espacio, que tiene sentido en su integridad y reúne valores patrimoniales y culturales”, explican. Para ello, han empezado a pedir información a los vecinos en las redes sociales y a elaborar un inventario de referencias culturales relacionadas con el ámbito.

Relieves en la fachada de la casa de la vaquería, en Francos Rodríguez 42

Aunque la Comunidad de Madrid, a diferencia de otras, no cuenta en su corpus legal con una norma específica sobre paisaje, hay leyes que tienen influencia sobre ello, como la de Patrimonio Histórico. El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, creó en el año 2012 la Dirección General de Calidad del Paisaje Urbano y, en la actualidad, es la Dirección General de Patrimonio Cultural y Paisaje Urbano (del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte) la que reúne las competencias al respecto.

El paisaje urbano es protagonista del Plan de Calidad del Paisaje Urbano de la Ciudad de Madrid, un documento donde se tratan aspectos diversos, como el impacto visual del mobiliario o la publicidad en nuestras calles, pero que también nació como un esfuerzo para darle un lugar al concepto de paisaje urbano y tratar de encajarlo en la realidad de la ciudad.

El edificio neomudéjar popular que hay justo enfrente también forma parte del paisaje desde su vista sur

En él, se habla de “reforzar los paisajes identitarios” como objetivo y en su redacción tienen cabida las “escenas de barriada”. También se habla de las unidades de paisaje en el entorno urbano, que son consideradas “en función de los procesos históricos de crecimiento de la ciudad a impulsos cuya inercia ha llegado, hasta nuestros días”. Atendiendo a todo ello, desde el grupo vecinal creen que podría tener cabida este paisaje del antiguo extrarradio, que en el documento aparece nombrado como “barriadas populares irregulares”.

“Queremos continuar con el trabajo de poner la cultura material de los barrios en primer término, como hicimos con el neomudéjar popular. Explicar los restos materiales que explican y condicionan el desarrollo de las antiguas periferias. En ese esquinazo está condensados distintos aspectos del desarrollo del barrio y, a la vez, sigue siendo un lugar muy reconocible del mismo”.

Pintura de Carlos Garcia Alix

Marisa Coronado es miembro del grupo y también administra la página Madrid y el cine, donde explora desde hace años los escenarios urbanos de nuestra cinematografía. Está, por supuesto, embarcada en sacar a la luz el rastro cultural del esquinazo. De momento, ha encontrado el bar La Pampa en la película Las cartas de Alou (Montxo Armendariz, 1990), en Torrente, el brazo tonto de la ley (Santiago Segura, 1998) o el videoclip de la canción Bravo Murillo, del grupo La Paloma.

“Sale además en una película de la Hearst Metrotone, donde los edificios se ven perfectamente”, explica Coronado. El noticiero, de agosto de 1936, muestra interesantísimas grabaciones de Madrid en guerra. Hacia el segundo 26, aparece un desfile de milicianos por la calle de Francos Rodríguez, muy probablemente yendo desde la Dehesa de la Villa hacia el cuartel del Quinto Regimiento, establecido desde los primeros días de la guerra en el colegio de los Salesianos de Estrecho, en la misma calle.

En esta imagen, en la que se aprecia la casa de la vaquería y el letrero “Vinos-Cervezas” del bar, aparece ya también la chimenea de la panificadora La Ecuatoriana, un elemento industrial, renovado para adecuarse a los tiempos, característico de la escena urbana.

El bar La Pampa aparece también en otras creaciones culturales. Como escenario de algunas obras literarias, se encuentra en las novela Viene la noche, de Oscar Esquivias, o en Pólvora, tabaco y cuero, de Javier Valenzuela. La icónica esquina aparece representada además en cuadros del pintor Carlos García-Alix y otros artistas.

El encuentro de Lope de Haro, Francos Rodríguez –en sus dos tramos-- y Villaamil construye un nodo del barrio, y la peculiar arquitectura solidaria de las construcciones del esquinazo son el mojón que lo señaliza. El cruce de caminos enseña senderos poco explorados para entender la historia del distrito, ligada hasta la fecha casi únicamente a la calle de Bravo Murillo como eje vertebrador. La encrucijada muestra la conexión de este gran eje con dos ámbitos muy importantes para el desarrollo y la vida de Tetuán: la Dehesa de la Villa y a calle Villaamil, que dirige hacia el Barrio del Pilar. Antes acercaba a los núcleos agrícolas –llegó a llamarse de la huerta del Obispo en el XIX-- y a otros centros poblacionales como el barrio de Peña Grande o el término municipal de Fuencarral.

El concepto de paisaje urbano no puede entenderse sin la dimensión temporal. La escena es testigo del cambio del barrio pero también una señal que retiene la esencia del lugar durante el proceso. Que enseña, en su heterogénea simbiosis, un poquito del Tetuán de las casas bajas, su perfil industrioso, la construcción popular en ladrillo, los viejos oficios y la centralidad de la arquitectura religiosa. De un solo vistazo.

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