La historia de Fanny Angelina Hesse, la mujer que hizo de un ingrediente de cocina toda una revolución en la microbiología
Lina trabajó junto a su marido en el laboratorio del ganador del Nobel de Fisiología y Medicina, Robert Koch.

En lo que muchos vieron, durante siglos, un simple ingrediente de cocina para postres, Fanny Angelina Hesse se atrevió a ver todo un aliado para la ciencia. Ella, que además de madre y ama de casa, trabajó como microbióloga junto a su marido, Walther Hesse, fue olvidada y su hallazgo aún hoy en día sigue sin atribuírsele por puro desconocimiento.
Quien firmaba con su nombre en los trabajos que ambos investigaban era, por supuesto, Walther, como cabría esperar en el siglo XIV. "Esa era la norma. Pero en realidad ella tenía un papel crucial en los resultados de su marido. Además, Lina preservaba sus registros y hacía ilustraciones científicas", explica Mundo Corrado Nai, doctor en microbiología, en declaraciones a BBC.
Una pareja de científicos mano a mano
A él le conoció en Nueva York, mientras investigaba una desconocida enfermedad pulmonar que afligía a los trabajadores de las minas de uranio, y que luego se descubrió era el cáncer. Pronto se trasladaron a Berlín, donde Hesse comenzó a trabajar en el laboratorio de Robert Koch (conocido más adelante como el padre de la microbiología y ganador del Nobel de Fisiología y Medicina en 1905 por identificar el bacilo que producía la tuberculosis).
Aunque Lina no era científica como tal, ambos trabajaban mano a mano, y fue así, trabajando juntos en el laboratorio de Koch, cuando un día de verano de 1881, tras muchos experimentos fallidos, a Angelina Hesse le surgió la idea de probar el agar como medio de cultivo.
Tenían un objetivo: investigar la contaminación microbiana en el aire y para ello siempre habían utilizado la gelatina, clara de huevo, suero, carne y rodaja de patatas, algunos de los medios de cultivo comunes en la época. Sin embargo, una y otra vez las bacterias degradaban la gelatina y el calor acababa derritiendo sus experimentos.
Lina conocía los secretos del agar, un ingrediente típico de la cocina tradicional de Java (excolonia neerlandesa, actualmente Indonesia) porque ella era mitad neerlandesa y porque tenía amigos en la familia que habían inmigrado a EE.UU. desde la excolonia.
Un descubrimiento 'robado'
Cuando la pareja tuvo claros los beneficios del uso del agar, se lo comunicaron de inmediato a Koch, comunicó la noticia inmediatamente a Koch, que en aquel entonces investigaba la tuberculosis, la principal causa de muerte en los países industrializados en el siglo XIX y principios del XX.
En 1882 descubrió que la tuberculosis era provocada por una bacteria y aunque en una conferencia de aquel año mencionó el importante papel que jugó el agar en su hallazgo, no nombró ni a Lina ni a Walther Hesse. "Esta fue la primera vez que el agar-agar apareció en la literatura científica", cuenta Nai a la BBC.
Años más tarde, su nieto escribía en la biografía de sus abuelos que "Los Hesse nunca recibieron ninguna recompensa económica por su 'invención', ni siquiera se plantearon explotar el asunto comercialmente. No hubiera sido apropiado". Lo que hicieron Fanny Angelina Hesse y su marido fue solucionar una situación técnica sin ser conscientes, probablemente, de lo mucho que aportaban a la comunidad científica con su descubrimiento.