La defensa 'made in Europe' reconfigura la agenda 2030
Los pasillos de la Comisión Europea son un hervidero desde primera hora de la mañana. En Bruselas, centro de operaciones del Viejo Continente, la actividad comienza con los primeros rayos de sol y acaba bien entrada la noche. Especialmente prolíficos han sido los debates esta semana, focalizada en la presentación del libro blanco de defensa con el que Europa preparará su rearme a medio plazo en un momento de máxima expectación, con un contexto cambiante en el que los anuncios históricos caen por minutos y es necesario adaptarse a la volatilidad de un mapa repleto de conflictos modernos, híbridos y que requieren de invertir las reglas del juego. El acuerdo entre los Veintisiete no es sencillo, como se ha visto en el Consejo Europeo posterior a la presentación del white paper por parte de Kaja Kallas, vicepresidenta de la Comisión Europea y alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores. A las tradicionales quejas húngaras se suma la idiosincrasia particular de cada uno de los estados miembros, con España, por ejemplo, a la cola de inversión en defensa y un panorama interno donde los socios del Ejecutivo reclaman desprenderse del mapa de operaciones continental. De esta forma, y mientras Sánchez busca rebajar el tono belicista evitando el término "rearme", la UE mira con especial atención a nuestro país, Italia y Bélgica -los tres que más tiempo han dilatado la necesidad de aportar un mayor porcentaje de su PIB al gasto en Defensa-. Necesidades que se alimentan y convierten en urgentes con el debilitamiento del eje transatlántico, dependiente de las algaradas de un Donald Trump al que desde la capital europea perciben con cierto temor a que materialice sus inimaginables amenazas. Pero no solo preocupa Estados Unidos. La necesaria puesta en marcha de un plan conjunto, cifrado por la Comisión en 800.000 millones de euros de inversión extra para la defensa europea, responde a la elevada preocupación de que Vladimir Putin prosiga en sus pretensiones imperialistas, a la evidencia de que China trata de imponer todos sus mecanismos aprovechándose de la debilidad europea a medio plazo con ciertas materias primas críticas y a la sensación de que en en el medio plazo, si la Unión quiere formar parte de la mesa de debate, debe robustecerse, aprovechar sus fortalezas -como la guerra espacial- y reducir sus puntos flacos -excesiva dependencia de terceros en áreas clave-. Un complejo horizonte a corto y medio plazo en el que hay que ponerse a trabajar, máxime teniendo en cuenta la volatilidad de la nueva administración de la Casa Blanca. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha reiterado, tanto en ruedas de prensa como en entrevistas, que ha dejado de estar interesado en financiar la seguridad europea y ha aludido a su intención de obligar a los miembros de la OTAN a aumentar sus respectivos gastos militares. Esto, sumado a su cercanía a una guerra comercial y arancelaria de difícil resolución, obliga a Europa a tomar decisiones valientes, decididas y lo suficientemente rápidas para dar la estimada cobertura...
Los pasillos de la Comisión Europea son un hervidero desde primera hora de la mañana. En Bruselas, centro de operaciones del Viejo Continente, la actividad comienza con los primeros rayos de sol y acaba bien entrada la noche. Especialmente prolíficos han sido los debates esta semana, focalizada en la presentación del libro blanco de defensa con el que Europa preparará su rearme a medio plazo en un momento de máxima expectación, con un contexto cambiante en el que los anuncios históricos caen por minutos y es necesario adaptarse a la volatilidad de un mapa repleto de conflictos modernos, híbridos y que requieren de invertir las reglas del juego. El acuerdo entre los Veintisiete no es sencillo, como se ha visto en el Consejo Europeo posterior a la presentación del white paper por parte de Kaja Kallas, vicepresidenta de la Comisión Europea y alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores. A las tradicionales quejas húngaras se suma la idiosincrasia particular de cada uno de los estados miembros, con España, por ejemplo, a la cola de inversión en defensa y un panorama interno donde los socios del Ejecutivo reclaman desprenderse del mapa de operaciones continental. De esta forma, y mientras Sánchez busca rebajar el tono belicista evitando el término "rearme", la UE mira con especial atención a nuestro país, Italia y Bélgica -los tres que más tiempo han dilatado la necesidad de aportar un mayor porcentaje de su PIB al gasto en Defensa-. Necesidades que se alimentan y convierten en urgentes con el debilitamiento del eje transatlántico, dependiente de las algaradas de un Donald Trump al que desde la capital europea perciben con cierto temor a que materialice sus inimaginables amenazas. Pero no solo preocupa Estados Unidos. La necesaria puesta en marcha de un plan conjunto, cifrado por la Comisión en 800.000 millones de euros de inversión extra para la defensa europea, responde a la elevada preocupación de que Vladimir Putin prosiga en sus pretensiones imperialistas, a la evidencia de que China trata de imponer todos sus mecanismos aprovechándose de la debilidad europea a medio plazo con ciertas materias primas críticas y a la sensación de que en en el medio plazo, si la Unión quiere formar parte de la mesa de debate, debe robustecerse, aprovechar sus fortalezas -como la guerra espacial- y reducir sus puntos flacos -excesiva dependencia de terceros en áreas clave-. Un complejo horizonte a corto y medio plazo en el que hay que ponerse a trabajar, máxime teniendo en cuenta la volatilidad de la nueva administración de la Casa Blanca. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha reiterado, tanto en ruedas de prensa como en entrevistas, que ha dejado de estar interesado en financiar la seguridad europea y ha aludido a su intención de obligar a los miembros de la OTAN a aumentar sus respectivos gastos militares. Esto, sumado a su cercanía a una guerra comercial y arancelaria de difícil resolución, obliga a Europa a tomar decisiones valientes, decididas y lo suficientemente rápidas para dar la estimada cobertura...
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