La combinación del virus de Epstein-Barr, factores genéticos y ambientales es clave para la aparición de la esclerosis múltiple
Un nuevo estudio corrobora la relación entre el desarrollo de la esclerosis múltiple y los anticuerpos que combaten el virus de Epstein-Barr.

La relación entre el virus de la mononucleosis -el virus de Epstein-Barr- y la esclerosis múltiple no es nueva, pues estudios previos ya han relacionado la aparición de esta enfermedad neurodegenerativa con la exposición de este virus.
Un estudio posterior, publicado el 10 de marzo en la revista PNAS podría estar más cerca de confirmar esa relación y de los mecanismos concretos que provocan que algunas personas desarrollen la enfermedad.
Se trata en una investigación que se ha llevado a cabo conjuntamente entre la Universidad de Stanford (Estados Unidos) y el Instituto Karolinska (Suecia) y que ha demostrado que la combinación de ciertos anticuerpos virales y factores de riesgo genéticos puede estar relacionada con un mayor riesgo de desarrollar esclerosis múltiple.
Para ello, se realizó un estudio con más de 1.300 personas, 650 de ellas pacientes con esclerosis múltiple, y se encontró una correlación entre la presencia de ciertos anticuerpos y el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Como explican en este estudio, ya se había observado antes que las personas que han desarrollado esclerosis múltiple tienen más elevados los anticuerpos EBNA1, que son los que permanecen en el organismo tras una infección por el virus de Epstein-Barr (VEB). Estos anticuerpos reaccionan de forma cruzada con las proteínas del sistema nervioso central anoctamina-2 (ANO2), alfa-B cristalina (CRYAB) y la molécula de adhesión celular glial (GlialCAM).
Al comparar los niveles, tanto de los anticuerpos EBNA1 como de los que atacan a las tres proteínas antes descritas, los investigadores observaron que, en personas con esclerosis múltiple, todos estos anticuerpos estaban muy elevados, por lo que consideran que tener elevados todos estos anticuerpos es un factor de riesgo para desarrollar la enfermedad. Es decir, que consideran probable que el mimetismo molecular entre EBNA1 y ANO2, CRYAB y GlialCAM sea un mecanismo molecular importante que contribuya a la patología de la esclerosis múltiple. Encontraron, además, una especial reactividad cruzada entre EBNA1 y GlialCAM.
Por otro lado, correlacionaron los altos niveles de estos anticuerpos con el principal factor de riesgo genético de esclerosis múltiple, que es una variante particular del HLA-DRB1 denominada HLA-DRB1*15:01 y que se calcula que multiplica por cuatro el riesgo de desarrollar la enfermedad, y la ausencia de una variante protectora, la HLA-A*O2, y observaron que el riesgo se elevaba aún más.
Este riesgo era aún mayor si, además, se añadían otros factores de riesgos descritos en otros estudios, como tener bajos niveles de vitamina D o el tabaquismo.
Aunque serán necesarios más estudios para corroborar estos datos, los autores sugieren que estos descubrimientos podrían convertir en el futuro ciertas combinaciones de estos anticuerpos en 'valiosos biomarcadores' de apoyo para el diagnóstico de la esclerosis múltiple, e incluso podrían considerarse un parámetro de detección temprana para familiares en riesgo de pacientes con la enfermedad.
La esclerosis múltiple (EM) es la causa más común de discapacidad no traumática en adultos jóvenes. Se trata de un trastorno desmielinizante autoinmune en el que el sistema inmunitario ataca las vainas de mielina del sistema nervioso central. Esta desmielinización es seguida de una la pérdida neuronal y provoca de manera progresiva, discapacidad, especialmente motora.
Aunque es cierto que se han logrado grandes avances en el control de la actividad de la enfermedad y en el retraso de la progresión de la discapacidad, sobre todo de la forma recurrente remitente, todavía queda mucho por averiguar sobre esta enfermedad y su relación con el virus de Epstein-Barr (VEB) que, a día de hoy, y más tras la publicación de estudios como este, se considera un prerrequisito para desarrollar la enfermedad. Lo que sigue siendo un enigma es por qué un pequeño porcentaje de las personas infectadas con este virus la desarrollan. Los factores genéticos y ambientales parecen ser la clave.
Referencias
Neda Sattarnezhad, Ingrid Kockum, Olivia G. Thomas, Tobias V. Lanz Antibody reactivity against EBNA1 and GlialCAM differentiates multiple sclerosis patients from healthy controls