La clave del éxito en una empresa familiar: El director general independiente

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La clave del éxito en una empresa familiar: El director general independiente

El director general independiente no solo debe tener conocimientos estratégicos, sino también ser una persona capaz de cuestionar y aportar ideas frescas que ayuden al crecimiento de la empresa familiar.

Cuando se trata de una empresa familiar, es común pensar que el poder y las decisiones se toman exclusivamente entre los miembros de la familia. Sin embargo, cada vez más empresas están reconociendo la importancia de contar con un director general independiente en su equipo de toma de decisiones. Este rol es fundamental, sobre todo cuando la empresa ha crecido y requiere una visión externa y objetiva para seguir avanzando.

¿Por qué es necesario un director general independiente?

En las empresas familiares, donde el negocio está íntimamente relacionado con el legado y las tradiciones familiares, es importante que las decisiones clave se tomen con una visión a largo plazo. Esto abarca desde la gestión de riesgos hasta las inversiones y la administración en general. Un director general independiente, libre de intereses personales o familiares, tiene la capacidad de ofrecer una mirada objetiva, esencial para guiar a la empresa sin que sus decisiones se vean influenciadas por los lazos emocionales o intereses particulares de los accionistas.

El director general debe ser alguien con un enfoque claro hacia el bien común de la empresa, cuya responsabilidad es rendir cuentas ante el consejo de administración. Este consejo, a su vez, debe rendir cuentas a la asamblea de socios. Esta estructura asegura que todas las decisiones se tomen dentro de un marco de gobernanza transparente, garantizando que el director general esté siempre alineado con los intereses de la organización en su conjunto, no con los de una parte específica de la familia.

La importancia de la confianza en la elección

Aunque la independencia es clave, otro aspecto que no se puede pasar por alto es la confianza. En una empresa familiar, las relaciones personales son muy fuertes, lo que significa que el director general debe ganarse esa confianza para poder actuar de manera efectiva. Este proceso de integración puede ser delicado, ya que la confianza se construye con el tiempo. No obstante, es esencial para asegurar que el director general pueda tomar decisiones y proponer estrategias sin temor a ser cuestionado por su falta de vínculo familiar.

En muchos casos, ex empleados de la empresa o asesores que ya tienen un lazo cercano con la familia pueden ser los mejores candidatos para el rol de director general. Esto no quiere decir que la confianza deba ser priorizada sobre la independencia, sino que ambas deben ir de la mano. La confianza facilita que el director general desempeñe su función de manera efectiva, permitiéndole rendir cuentas de sus decisiones al consejo de administración.

¿Qué perfil debe tener un director general independiente?

El papel principal de un director general independiente es el de la gobernanza: supervisar la dirección de la empresa sin interferir en las actividades cotidianas. Un buen director general debe ser capaz de trabajar en equipo, complementar los conocimientos del resto del equipo directivo y tomar decisiones estratégicas basadas en una visión clara y objetiva para el futuro de la empresa.

Los perfiles más buscados para este rol incluyen experiencia en áreas clave como la estrategia empresarial, la gobernanza corporativa, la gestión de riesgos y áreas emergentes como sostenibilidad (ESG) y ciberseguridad, que son cada vez más relevantes en el entorno empresarial actual. Además, un director general debe ser capaz de cuestionar de manera constructiva las decisiones cuando sea necesario, sin miedo a desafiar a los miembros de la familia o a otros directores, siempre con el objetivo de asegurar el crecimiento y el éxito de la empresa.

“Un director general independiente aporta objetividad y visión a largo plazo, elementos esenciales para el crecimiento y la estabilidad de una empresa familiar.”

Evitar caer en los sesgos

Es fácil caer en la tentación de elegir a alguien cercano, como un amigo o un asesor que ya conoce la empresa, pero esto puede comprometer la objetividad. Un director general independiente no solo debe tener el conocimiento necesario, sino también la capacidad de cuestionar decisiones y aportar una visión fresca cuando sea necesario. Si se elige a alguien únicamente por la cercanía o la lealtad, se corre el riesgo de limitar la capacidad de la empresa para innovar y crecer.

Como decía el historiador romano Tácito, rodearse solo de personas que no cuestionan puede ser muy peligroso, ya que se corre el riesgo de tomar decisiones erróneas. Por ello, al elegir un director general independiente, es crucial asegurarse de que, además de ser una persona de confianza, también sea capaz de aportar una visión crítica que beneficie a la empresa en su conjunto.

El director general independiente es esencial para una empresa familiar que busca crecer y desarrollarse de manera sostenible. Si bien la confianza es clave para una relación efectiva entre el director general y la familia, nunca debe prevalecer sobre la independencia, que le permite tomar decisiones objetivas en beneficio del futuro de la empresa.

Una empresa familiar que quiere prosperar debe saber equilibrar la confianza con la independencia. Solo con una visión externa y objetiva, libre de conflictos de interés, se pueden tomar decisiones que conduzcan a la empresa hacia el éxito, sin que los lazos familiares nublen el camino.

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Mario Rizo Rivas