La evolución del consumer journey: del funnel tradicional a un mapa interactivo y no lineal
Durante décadas, los especialistas en marketing han confiado en el embudo de conversión o "funnel" tradicional como modelo estándar para comprender y guiar el recorrido del consumidor.

Este enfoque lineal establecía etapas claras: conciencia, consideración, decisión y, finalmente, compra. Sin embargo, en la era digital, este modelo ha sido desafiado por la realidad de un consumidor más informado, más conectado y menos predecible que nunca. Hoy, el consumer journey se asemeja más a un mapa interactivo y no lineal, lleno de puntos de entrada y salida, ciclos de decisión iterativos e interacciones en múltiples plataformas.
El embudo tradicional era especialmente eficaz en un contexto donde los consumidores tenían un acceso limitado a la información, y las opciones disponibles eran mucho más sencillas. Por ejemplo, a finales del siglo XX, era común que las personas confiaran únicamente en la publicidad en televisión, radio o prensa escrita para conocer nuevos productos. En ese contexto, las decisiones de compra solían alinearse con el flujo lineal establecido por las marcas, siguiendo el recorrido de “descubrimiento-compra” sin mayores interrupciones.
No obstante, el panorama ha cambiado drásticamente. Hoy, los consumidores navegan en un entorno digital saturado de información y opciones. Un estudio de McKinsey muestra que el 61% de los consumidores investigan exhaustivamente en múltiples plataformas antes de tomar una decisión de compra. Este análisis incluye leer reseñas, consultar redes sociales, interactuar con influencers, ver videos en plataformas como YouTube y comparar precios en tiempo real a través de diversas aplicaciones. Estos comportamientos han transformado lo que alguna vez fue un camino recto y predecible en un proceso dinámico y profundamente personalizado.
Es importante destacar que las interacciones no siempre ocurren de manera lineal. Por ejemplo, un consumidor puede comprar un producto en línea y, después de recibirlo, realizar búsquedas para confirmar que ha tomado la decisión correcta. Este comportamiento, conocido como el “efecto de poscompra”, es cada vez más común. Según el informe de Google Think With Google, el 87% de los consumidores investigan productos incluso después de haber realizado una compra, lo que demuestra la naturaleza iterativa del proceso.
Multicanalidad: el corazón del nuevo consumer journey
En el pasado, la interacción entre los consumidores y las marcas estaba limitada a unos pocos puntos de contacto clave, como anuncios de televisión, visitas a tiendas físicas o la lectura de catálogos impresos. Hoy, esa realidad ha cambiado. Los consumidores interactúan con las marcas a través de un promedio de 6 a 8 puntos de contacto distintos antes de realizar una compra, según un estudio de Salesforce. Entre estos puntos de contacto se incluyen redes sociales, sitios web, aplicaciones móviles, correos electrónicos personalizados, motores de búsqueda, chatbots y hasta contenido generado por otros usuarios.
Un caso icónico de esta complejidad es el de Amazon. Cuando un cliente decide realizar una compra, es probable que ya haya interactuado con varios anuncios de remarketing en sus redes sociales, leído reseñas en su página web, recibido recomendaciones personalizadas basadas en su historial de navegación y explorado contenido generado por otros usuarios en plataformas como TikTok o Instagram. Cada una de estas interacciones aporta algo al proceso de decisión, aunque no ocurran de manera secuencial. Esta fragmentación exige a las marcas adoptar estrategias omnicanales y garantizar una experiencia cohesiva y consistente en cada interacción.
La multicanalidad no solo es un desafío, sino también una oportunidad para diferenciarse. Por ejemplo, marcas como Sephora han implementado estrategias omnicanales exitosas, integrando su sitio web, aplicaciones móviles y tiendas físicas. Los consumidores pueden investigar productos en línea, añadirlos a su carrito y recogerlos en tienda. Además, reciben recomendaciones personalizadas basadas en su historial de compras, lo que eleva significativamente la experiencia del cliente.
El consumer journey moderno también se caracteriza por la importancia de los micro-momentos, períodos breves en los que los consumidores buscan información para tomar decisiones en tiempo real. Según Google, estos micro-momentos se dividen en cuatro categorías principales:
- Quiero saber: Cuando el consumidor busca aprender más sobre un producto o servicio.
- Quiero ir: Búsquedas relacionadas con la ubicación, como “cafeterías cercanas”.
- Quiero hacer: Momentos de aprendizaje práctico, como tutoriales o guías paso a paso.
- Quiero comprar: Cuando el consumidor está listo para tomar una decisión de compra.
Dominar estos micro-momentos puede marcar una gran diferencia. Las marcas que logran estar presentes con contenido relevante en estos instantes críticos tienen una ventaja significativa. Según Think With Google, las empresas que optimizan su presencia en estos momentos obtienen un aumento promedio del 20% en las tasas de conversión.
Un ejemplo tangible de esto es la estrategia de Red Bull. La marca utiliza contenido impactante como videos de deportes extremos y tutoriales de entrenamiento en redes sociales, capturando a su audiencia en momentos clave de “quiero saber” e “inspiración”. Esta estrategia asegura una conexión emocional con su audiencia y refuerza su presencia en múltiples micro-momentos.
Retos y oportunidades en el nuevo paradigma
La transición hacia un mapa interactivo no lineal presenta retos importantes. Las marcas deben recopilar, gestionar y analizar enormes cantidades de datos para entender los patrones de comportamiento de sus consumidores. Además, personalizar la experiencia en múltiples puntos de contacto requiere tecnología avanzada, incluyendo inteligencia artificial y aprendizaje automático.
Sin embargo, el potencial de esta transformación es inmenso. Las empresas que logren adaptarse estarán mejor posicionadas para construir relaciones profundas con sus clientes. Un ejemplo claro es el de Starbucks, que ha perfeccionado su estrategia utilizando su aplicación móvil. Esta plataforma no solo permite a los consumidores realizar pedidos personalizados, sino que también ofrece promociones adaptadas a sus preferencias y hábitos. Como resultado, Starbucks no solo aumenta sus ventas, sino que también fomenta la lealtad del cliente.
De igual manera, marcas emergentes como Glossier han logrado crear comunidades fieles al aprovechar contenido generado por usuarios y fomentar interacciones auténticas en redes sociales. Este enfoque crea una conexión genuina con el consumidor y lo convierte en un embajador de la marca.
El consumer journey ha evolucionado de ser un simple embudo a convertirse en un sistema dinámico, no lineal y lleno de interacciones significativas. Este cambio refleja la complejidad de las decisiones modernas y demanda de las marcas una combinación de tecnología, creatividad y empatía. Adaptarse a este nuevo paradigma no solo requiere herramientas avanzadas, sino también un entendimiento profundo del comportamiento humano.
Pero dime… ¿cómo estás viviendo esta aventura? ¿Sigues atrapado en el embudo de antaño o ya estás navegando por ese mapa digital como un experto?
¡Cuéntame tu experiencia! ¡Hablemos de todo esto y más en mis redes sociales (@ejeromepp)!