La autora del retrato que no le gustó a Trump denuncia que el presidente ha hundido su carrera tras 41 años: "Le pinté con precisión"

Seis años estuvo colgado un retrato de Donald Trump en el edificio del capitolio del estado de Colorado en Denver (EE UU). El cuadro lo pintó por encargo del capitolio Sarah A. Boardman, una veterana retratista que ya había pintado a Barack Obama para el mismo edificio.

Así, el cuadro con la estampa de Trump quedó en la pared como reflejo de su primer mandato. Hasta que hace poco el presidente vio ese retrato y no le gustó. Con sus excesos verbales y tendencia al insulto y la humillación, dijo que la artista había "distorsionado a propósito" su imagen y que el retrato de Obama era mejor y el suyo, el de Trump, "el peor" de los que había expuestos.

"Sea como sea, preferiría mil veces no tener retrato a tener ése, pero muchas personas de Colorado han llamado y escrito para quejarse", decía Trump en la red social Truth Social.

Además, atacaba a la autora: "Debió perder el talento con la edad", decía de la autora, que es una persona mayor. Boardman ganó la convocatoria nacional de artistas de la Universidad Estatal de Denver para pintar los retratos oficiales del presidente Barack H. Obama (En 2011) y del presidente Donald J. Trump (en 2019).

La artista se ha quejado de esas críticas. "Mis intenciones, integridad y habilidades fueron, en mi opinión, puestas en duda", dice Boardman, que aseguró que llevó a cabo el retrato "con precisión, sin 'distorsión intencionada', sesgo político o cualquier intento de caricaturizar al sujeto, real o implícito".

Las "acusaciones adicionales de que 'distorsioné intencionalmente' el retrato y de que 'debo haber perdido mi talento a medida que envejecía' ahora están afectando directa y negativamente mi negocio, tras más de 41 años ejerciendo, y ahora está en peligro de no recuperarse", se lamentaba la artista.

El retrato pintado por Boardman fue retirado de la pared del capitolio y está previsto que sea sustituido por un retrato enviado desde Moscú, regalo de Vladimir Putin. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, lo describió como un "regalo personal"